► Título original: L'anniversario
► Traducción: Carlos Gumpert
► Año: 2025
► Edición: Anagrama (2025)
► Páginas: 152
«Hace diez años, ese día, vi a mis padres por última vez. [...] Han sido los diez mejores años de mi vida». Este comienzo tan contundente como prometedor supone la carta de presentación de la novela ganadora del último Premio Strega, obra con la que el autor italiano Andrea Bajani (Roma, 1975) se ha coronado como una de las voces europeas más potentes e irreverentes de la actualidad. Y es que Bajani, adentrándose en el laberíntico y tortuoso terreno de la memoria, desmitifica de manera brutal la sacralidad de los vínculos familiares y ofrece, entre el tono confesional y una honestidad liberadora, la espeluznante crónica de un crimen perpetrado en la intimidad del hogar donde hay asesinato, pero no cuerpo.
Sí, Bajani es capaz de matar al padre como concepto con mucho más ensañamiento que un capo de la mafia siciliana. El aniversario no es más que un epitafio con sabor a venganza terapéutica, un intento por comprender, desde la distancia de los años y mediante el poder incomparable de la ficción, a esos absolutos desconocidos a los que llamamos progenitores y a cuyo cargo tenemos la suerte —o, en algunos casos, la desgracia— de venir al mundo. Una aproximación vehemente, lúcida y extremadamente inteligente a la violencia de los golpes, de los gritos, de los malos modales, pero también de ciertos silencios inexplicables.
Narrada con una estremecedora sensibilidad y un minucioso ímpetu analítico, El aniversario es una historia sobrecogedora sobre un hijo que corta el cordón umbilical por puro instinto de conservación, el relato de un hombre, no sabemos hasta qué punto inspirado en las propias vivencias del escritor, que explica los motivos de su distanciamiento y su negativa a asumir el cuidado de unos seres responsables de tanto dolor. Andrea Bajani señala a la familia como cuna del trauma y trata de esbozar un perfil de los padres del protagonista repleto de lagunas que solo es posible subsanar gracias al esfuerzo de la especulación.
El narrador asume la tarea de reconstruir el retrato de una familia desestructurada empezando por la figura apocada y casi impasible de la madre, una mujer víctima de su tiempo que parece vivir una vida ajena y que dosifica la poca autoridad que puede ejercer desde un inexpugnable bastión de indiferencia. En marcado contraste, el padre de la familia se erige como raíz de la vorágine doméstica, lanzando virulentas andanadas de furia que no solo resquebrajan la paz del hogar, sino que la hacen estallar como si la golpeara un cañón de mortero. Bajani describe la crianza como trinchera, pero lo hace desde una posición de genuina curiosidad que no busca únicamente el resarcimiento o la catarsis, sino que trata de hallar explicación al fracaso entre los escombros de una casa con los cimientos carcomidos.
Andrea Bajani entiende que los padres cargan con sus propias culpas, frustraciones, remordimientos y pesares, que la intrahistoria es un enjambre de experiencias compartidas, pero de sensaciones que se intersecan. En ese sentido, El aniversario es un excepcional ejercicio de empatía, de bondad, de querer ponerse en el lugar del otro para ver mejor el tuyo propio, una novela desgarradora que sentencia de manera rotunda, pero nunca cruel, las deficiencias de unos roles que a veces se nos vienen demasiado grandes. Y todo por culpa de una paupérrima educación sentimental que queda en la obra de Bajani completamente masacrada y de cuyas secuelas el protagonista de la novela se tendrá que recuperar.
Así, a pesar de su carácter drástico y sombrío, El aniversario me ha parecido una novela absurdamente conmovedora, una deconstrucción diáfana y perspicaz de las relaciones paternofiliales que lo mismo te acaricia con ternura que te sacude con la fuerza de un martillo. Tal y como asegura el protagonista, «en ese acceso, a través de la invención, a lo que el recuerdo no posee estriba precisamente la fuerza brutal de la novela. Que casi siempre se desinteresa de la realidad y aporta siempre la verdad.» Sin duda, entre las páginas de El aniversario, Andrea Bajani ha conseguido plasmar esta máxima con una prodigiosa maestría.
«Y decía, más o menos, que todo cuanto cae sigue cayendo, incluso cuando ya ha tocado el suelo. Porque de todo, en el fondo, lo que cuenta es el peso.»
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