Kaveh Akbar - ¡Mártir!

domingo, 7 de septiembre de 2025



► Título original: Martyr!
► Traducción: Carles Andreu
► Año: 2024
► Edición:  Blackie Books (2025)
► Páginas: 408


«Mártir. m. y f. Persona que muere o sufre grandes padecimientos en defensa de sus creencias o convicciones»

¿Es morir por una idea síntoma inequívoco de enajenación o es en realidad la única vía de otorgarle sentido? ¿Tiene algún propósito la vida, si no es el de encontrar una razón digna por la que vivirla? El protagonista de ¡Mártir! es un hombre estadounidense de origen iraní llamado Cyrus Shams que, sumido en una devastadora crisis personal, un buen día se convence de que ha sido bendecido con una revelación divina. A partir de ese momento, Cyrus decide emprender un delirante peregrinaje que tiene como objetivo compilar las historias de personas que han encontrado en la muerte un cincel con el que esculpir su impronta en la eternidad. Un road trip apoteósico con una única meta posible: hallar la respuesta a preguntas de gran trascendencia sobre las que ni la literatura, ni la filosofía ni la religión han conseguido alcanzar un consenso aún... o inmolarse en el intento.

Con un arranque absolutamente espectacular que consigue meterte de lleno en la propuesta, cuesta creer que esta demoledora novela de Kaveh Akbar (Teherán, 1989) sea también la primera. Inspirada en el fatídico derribo del vuelo comercial 655 de Iran Air por parte de Estados Unidos, ocurrido en 1988 en el marco de la guerra entre Irak e Irán, ¡Mártir! es una desgarradora indagación en las abismales profundidades del duelo y la adicción. Lo que para muchos fue simplemente un tenso cruce de acusaciones diplomáticas, para Cyrus, cuya madre fue una de las 290 personas que explotaron en el aire sin previo aviso, el accidente fue la génesis de un agujero negro que acabaría desplazando su centro de gravedad y engullendo cualquier atisbo de luz en su vida. Por su parte, incapaz de soportar la pena por la pérdida de su mujer, Alí, el padre de Cyrus, arrastró sus pies hasta el país de las oportunidades en un intento por alejar a su hijo de la degradación en la que estaba sumergiéndose su patria después de que la chispa de la revolución se propagara hasta convertir la nación entera en pasto de las llamas.

Unos 30 años más tarde, y a pesar de haber llevado una vida relativamente cómoda gracias al esfuerzo de Alí, Cyrus se refugia en el alcohol y las drogas para procesar la desaparición tan temprana, repentina y absurda de su madre en un evento que carece a todas luces de significado alguno. Preso del odio y la autocompasión, encadenado a una existencia vacía que anhela destruirse a sí misma, la tabla de salvación de Cyrus aparecerá cuando Zee, un amigo de ascendencia polaco-egipcia con el que se acuesta de vez en cuando, le proponga a Cyrus viajar a Nueva York para conocer a una mujer diagnosticada con un cáncer terminal que pretende transformar su muerte en la exposición artística definitiva.

Descarnada, brutal y tremendamente ambiciosa, ¡Mártir! no es precisamente un edulcorado relato de superación. La novela de Akbar conjuga una multitud de tramas, estilos, escenarios y cronologías diversas que narran, con la inspiradora épica de las epopeyas clásicas, temas que van desde el declive político e ideológico del régimen iraní hasta las atrocidades provocadas por la guerra, el éxodo, la pérdida de fe o la carencia de afectos. Entre las páginas de ¡Mártir!, prosa y lírica se hermanan con una sensibilidad poco conocida, creando un asombroso caleidoscopio capaz de proyectar símbolos e imágenes de una belleza aterradora y donde la capacidad del arte como mecanismo para afrontar el trauma se desvela en todo su magnífico esplendor. Si bien hay fragmentos intermedios de la novela un tanto irregulares, como si precisaran de un edición más exhaustiva, el grueso de la obra se me antoja sobresaliente, incluso con cierto aroma a clásico moderno. Nada como ¡Mártir! para descubrir que una historia tan dolorosa y pesimista puede ser también un triunfante cántico a la esperanza, que una meditación sobre el sórdido sinsentido de la muerte pueda engendrar verdades muy agudas sobre el valor intrínseco de la vida.


«La gracia de vivir; sin más: ninguno de nosotros ha hecho nada para merecerla, para merecer haber nacido. Nos pasamos la vida tratando de averiguar cómo podemos saldar la deuda de existir, y con quién debemos saldarla.»


★★★★

0 comentarios :

Publicar un comentario

 
Generación Reader © 2012