La carretera, Cormac McCarthy
DeBolsillo - 216 páginas - 7.95 €
Clásico imprescindible donde los haya, mi interés en atravesar La carretera de McCarthy residía principalmente en averiguar si la leyenda que giraba en torno a esta novela se correspondía con la realidad. Quizá la avalancha de mundos post apocalípticos, futuros inhóspitos donde la humanidad ya no es un factor a tener en consideración y los diversos desastres naturales/nucleares (ya sean reales o ficticios) de los que nos han ido llegando noticias en los últimos años se hayan llevado por delante mi capacidad de procesar otro cataclismo narrativo, pero la historia de este padre y este hijo que sobreviven al más puro estilo Bear Grylls en un mundo desolado por una especie de accidente radiactivo no ha conseguido impresionarme al grado que yo esperaba. Sí que lo han hecho la extremada crudeza de ciertas escenas, la maldad con que el autor reescribe las reglas de la interacción humana y la prosa granítica, demoledora y cenicienta que recorre las páginas de La carretera. ¿Y no es precisamente esa la intención de McCarthy al aparcar por una vez la pirotecnia narrativa y centrarse casi exclusivamente en asfixiar el más mínimo atisbo de luz presente en la novela, en erradicar la esperanza y apelar a la épica desesperada? Sea como sea, La carretera no deja de ser una lectura apasionante, sobrecogedora y muy recomendable, imprescindible para cualquier aficionado a las historias de índole catastrófica. Porque una cosa está clara: las rutas por las que conduce el escritor norteamericano no se encuentran en todos los mapas.
El francotirador paciente, Arturo Pérez-Reverte
Alfaguara - 312 páginas - 19.50 €
No es que me considere yo un experto en la bibliografía de Arturo Pérez-Reverte, pero las dos novelas que había leído del escritor murciano me habían parecido un admirable ejercicio de viveza narrativa y rigor histórico que conseguía mantener despierto mi interés a pesar de que el género al que se adscriben la mayoría de sus obras no es santo de mi devoción. Sin embargo, esta especie de incursión en los terrenos de la ficción contemporánea me ha resultado bastante rancio y parece obedecer más a un capricho estilístico del autor que a un verdadero esfuerzo por contar algo que valga la pena. El francotirador paciente, novela en la que una especialista en arte urbano recibe el encargo de localizar a un célebre (aunque desconocido) grafitero llamado Sniper, famoso por encabezar una serie de actividades callejeras con nefastas consecuencias, pretende ser una mezcla de thriller policial y manifiesto pro creatividad urbana con bien de denuncia social que cuanto más avanza en la trama, más chirriante se vuelve. Quizá el planteamiento un tanto superficial de la historia, la pobre caracterización de los personajes y las vueltas absurdas que da el argumento hubieran tenido su encanto a mediados de los 80, cuando el graffiti en España era un movimiento creciente y despertaba más o menos cierta preocupación en las masas. Pero a estas alturas de la vida, esta extraña e inaudita chapuza se me antoja impropia en las manos de Pérez-Reverte, quien seguramente hasta él mismo se habrá notado arcaico escribiendo una novela que no puedo sino tachar de carroza. Admito que el último tercio de El francotirador paciente adquiere un ritmo emocionante y que el final de la historia consigue sorprender e incitar a la reflexión a partes iguales, pero el resto de soporíferas páginas no compensa demasiado.
La tumba, Jim Butcher
La Factoría de Ideas/DeBolsillo - 352 páginas - 9.95€
Desde que salió publicado en España el primer volumen de la saga Codex Alera, he ido intercalando los libros de esta fantástica serie con las ediciones tamaño bolsillo de esta otra, escrita por el mismo autor pero ambientada en un universo completamente diferente. Las míticas aventuras de Harry Dresden, el brujo y detective privado más famoso del urban fantasy actual, se concentran en un nuevo episodio cargado de acción, intriga, magia y grandes incorporaciones que revitalizan continuamente el flujo narrativo de este adictivo folletín policíaco. Si en las anteriores entregas pudimos ver al atribulado Dresden luchar contra magos que arrancaban el corazón de sus víctimas y bandas callejeras formadas por manadas de hombres lobo, en este tercer capítulo encontraremos que el mundo de los espíritus ultraterrenos anda un poco revuelto y que una corte de vampiros sedientos de sexo sangre pretende boicotear el estatus sentimental de nuestro protagonista. Además de sus retorcidos planteamientos, los imposibles giros argumentales y lo rematadamente bien que se las apaña Jim Butcher para hilar todas y cada una de las diferentes tramas (características ya habituales en el grueso de la saga), una de las cosas que más me han gustado de La tumba es que nos permite indagar en el pasado de Dresden como nunca antes lo habíamos hecho, dotando de profundidad y nuevos matices a un personaje que ya se ha ganado un merecido hueco entre mi lista de favoritos. Obviando las similitudes que comparte con casi cualquier otra novela de género, su clamorosa falta de seriedad y una estética exagerada que roza lo kitsch, estamos ante una de las series de corte sobrenatural que más merecido tienen su recorrido longevo. Y es que ¿quién va a querer perderse una buena juerga nocturna con el mismísimo Harry Dresden?
Seix Barral - 224 páginas - 16.50 €
Si hay un libro que me arrepiento de no haber añadido al Top 20 con las mejores lecturas del 2013, ese sería sin duda alguna Intemperie. Las excelentes críticas recibidas (algunos lo proclamaban de manera entusiasta como el descubrimiento nacional del año, heredero de escritores como Miguel Delibes y Cormac McCarthy) me hicieron recelar bastante del debut literario de Jesús Carrasco, pero una vez superado el miedo escénico y la avalancha mediática, debo reconocer la aplastante veracidad de esas afirmaciones. Protagonizada por un niño que huye de sus perseguidores a través de una estepa infinita y solitaria, Intemperie destaca por la viveza y la enormidad de sus paisajes rurales, la extrema belleza de una prosa árida pero reconfortante y la desoladora violencia implícita en cada una de su páginas abiertas al raso. Cuesta al principio acostumbrarse a la parquedad de un libro donde apenas hay conversaciones, al desconcertante hastío general que se extiende sobre la trama o al vocabulario tan especializado que emplea el autor a la hora de describir los diferentes elementos de la naturaleza, pero lo cierto es que pocas veces la perseverancia depositada en la lectura de una novela es capaz de recibir a cambio tal cantidad de recompensas. Porque más allá de su casi inexistente argumento, más allá del maniqueísmo de unos personajes a los que no se les conoce ni por nombre y a pesar de contar con unas altísimas expectativas que podrían arruinarle la experiencia a cualquiera, Intemperie es una novela de sensaciones primigenias y contrapuestas que permiten vislumbrar de la mejor manera posible el corazón desnudo de la historia. De una calidez acogedora, de un frío paralizante, de una asombrosa simpleza, de una profundidad aterradora, Intemperie es una novela de esas que no se olvidan fácilmente.