► Título: Las tierras baldías
► Autor: Stephen King
► Año de publicación: 1991
► Género: Novela, fantasía, ciencia-ficción
► Editorial: DeBolsillo
► Páginas: 640
► PVP: 9.95
► ISBN: 9788499087399
Sin lugar a dudas, una de las cosas que más me han gustado de Las tierras baldías (y de la saga en general) es la forma en que ambos mundos interactúan entre ellos, esa especie de conexión mística que une pasado, presente y futuro de las dos realidades paralelas en que transcurre la novela y que da pie a numerosos guiños literarios, así como autorreferencias a su propia obra. El símbolo, el sueño, la metáfora e incluso las adivinanzas adquieren mayor presencia aquí que en otras entregas y la componente fantástica tan esquizofrénica de King cobra mucha más fuerza en esta tercera parte repleta de osos enormes con parabólicas incrustadas en la cabeza, ciudades gigantescas sumidas en una guerra eterna, peligrosos trenes parlantes aquejados de bipolaridad e infinidad de hectáreas corrompidas por la inmundicia y otras criaturas extrañas; conceptos que, en definitiva, constituyen el lenguaje propio de la saga y que nos van adentrando progresivamente en las entrañas de Mundo Medio.
Tampoco podemos olvidar la asombrosa labor de caracterización palpable en el cuarteto/quinteto protagonista. Las voces de Roland, Eddie, Sunannah, Jake y Acho el bilibrambo se unen o separan según las exigencias del guión para dar pie a que conozcamos cabalmente a cada uno de los integrantes del legendario ka-tet, ya sea para ser testigos de la redención de Roland (el subtítulo de la novela no es en vano), ahondar en la irrompible relación de Eddie y Susannah o acompañar al pequeño Jake en su espectacular evolución como personaje, todo ello sin omitir la omnipresencia casi patológica de Blaine, una de las mejores creaciones literarias por definición que se puedan encontrar en muchas bibliotecas a la redonda. Frenética, sorprendente, emocionante, salpicada de pequeñas dosis humorísticas y con un final que te dejará sencillamente estupefacto, Las tierras baldías rebosa calidad y entretenimiento por los cuatro costados, es la confirmación de que la Torre Oscura merece estar en el podio de honor de cualquier aficionado al género fantástico. Desde luego, no faltan razones para zambullirse de lleno en esta maravillosa saga de fantasía épica que tan memorables momentos me está proporcionando, pero si aún estás dudando acerca de comenzar la extensa travesía que conduce al interior de la Torre Oscura, no desperdicies ni un minuto más de tu tiempo en pensarlo. Hazlo. Quedarás muy satisfecho.
► Autor: Stephen King
► Año de publicación: 1991
► Género: Novela, fantasía, ciencia-ficción
► Editorial: DeBolsillo
► Páginas: 640
► PVP: 9.95
► ISBN: 9788499087399
Roland ya no está solo en su búsqueda de la Torre Oscura. Le acompañan Eddie y Susannah, quienes llegaron desde diferentes momentos de Nueva York en La llegada de los tres. Ya les ha entrenado en las artes antiguas de los pistoleros. Sin embargo, el ka-tet aún no está completo. Roland ha de traer a una persona más desde Nueva York a Mundo Medio, una persona que ya ha estado allí y ha muerto no una vez, sino dos, y que sigue viva. El ka-tet, los cuatro unidos por su destino, tendrá que viajar a través de las envenenadas tierras baldías para llegar a la temible ciudad derruida de Lud. Su única esperanza será subirse a un tren rabioso que también busca su destrucción.
Opinión
Quién le iba a decir a Robert Browning cuando escribió en 1855 el poema Childe Roland to the Dark Tower Came que dicha obra serviría para provocar que más de cien años después cierto escritor norteamericano amante de pegar buenos sustos, destrozar el corazón de sus lectores y causar miles de traumas emocionales cada año, escribiera una de las sagas fantásticas más exquisitas, celebradas y queridas por el público en la historia reciente del género. Tras el espectacular cambio que sufre la saga de la Torre Oscura entre el primer y segundo volumen, tenía un poco de miedo a que Stephen King le volviese a imprimir una inesperada vuelta de tuerca a la historia de Roland, Eddie y Susannah en su viaje por los devastados parajes de Mundo Medio, pero lo cierto es que por fortuna para sus seguidores, Las tierras baldías (tercera entrega de la aclamada serie) continúa en la excelente línea marcada por su antecesora y nos ofrece un completísimo viaje literario cargado de acción, intriga, aventuras, fantasía y terror que te atrapará sin remedio entre sus páginas. La historia de Las tierras baldías nos sitúa unos cuantos meses después de los vertiginosos acontecimientos que tuvieron lugar al final de La llegada de los tres, con Roland ejerciendo pacientemente su papel de tutor en el arte del combate con pistolas ante la atenta mirada de sus dos discípulos, Eddie y Susannah. Sin embargo, el ka-tet (o grupo de personas unidas por el destino) que forman estos tres individuos aún no está completo y hasta que no consigan reunirse con el miembro que falta, no podrán continuar su viaje en busca de la Torre Oscura.
Aunque suene un poco a tópico, es imposible negar que se me acaban los calificativos para describir lo mucho que me ha hecho sentir este libro, principalmente por la ingente cantidad de cosas que pasan en él y por la gran variedad de preguntas sin respuesta que la serie lleva planteando desde sus inicios. Las tierras baldías comienza a dar solución a algunas de esas cuestiones que se habían quedado pendientes de resolver, centrándose la primera parte del libro en zanjar de manera completamente magistral la paradoja que surge en torno a la figura de Jake como consecuencia de esos viajes en el tiempo que hizo Roland en La llegada de los tres. Desde el primer capítulo, Stephen King despliega toda su capacidad a la hora de enganchar al lector mediante un sinfín de sucesos inesperados, giros argumentales imprevisibles y esa rematadamente adictiva forma de terminar cada parte de las muchas en que está dividida la novela. Con sumo cuidado en no desatender las diferentes tramas que componen la historia de Las tierras baldías, Stephen King va intercalando de manera muy habilidosa y equilibrada diferentes escenarios, situaciones y personajes, dejando espacio para que las extravagantes ideas del escritor se desarrollen satisfactoriamente y mantengan los niveles de tensión, misterio y lo que es más importante, atención del lector, en su máxima potencia. Además, tendremos la oportunidad en este tercer libro de conocer en profundidad algunas de las leyes que rigen la existencia de Mundo Medio, su historia, sus gentes, sus costumbres y por supuesto, las miserias provocadas por ese proceso degenerativo del que parece estar siendo víctima.
-Ante cada uno de los portales menores, los Grandes Antiguos colocaron un Guardián. En mi niñez habría podido citarlos todos, por las canciones que me enseñaban mi nodriza y Hax el cocinero... pero mi niñez está muy lejana. Estaba el Oso, claro, y el Pez..., el León..., el Murciélago. Y la Tortuga, esta era importante.
Aunque suene un poco a tópico, es imposible negar que se me acaban los calificativos para describir lo mucho que me ha hecho sentir este libro, principalmente por la ingente cantidad de cosas que pasan en él y por la gran variedad de preguntas sin respuesta que la serie lleva planteando desde sus inicios. Las tierras baldías comienza a dar solución a algunas de esas cuestiones que se habían quedado pendientes de resolver, centrándose la primera parte del libro en zanjar de manera completamente magistral la paradoja que surge en torno a la figura de Jake como consecuencia de esos viajes en el tiempo que hizo Roland en La llegada de los tres. Desde el primer capítulo, Stephen King despliega toda su capacidad a la hora de enganchar al lector mediante un sinfín de sucesos inesperados, giros argumentales imprevisibles y esa rematadamente adictiva forma de terminar cada parte de las muchas en que está dividida la novela. Con sumo cuidado en no desatender las diferentes tramas que componen la historia de Las tierras baldías, Stephen King va intercalando de manera muy habilidosa y equilibrada diferentes escenarios, situaciones y personajes, dejando espacio para que las extravagantes ideas del escritor se desarrollen satisfactoriamente y mantengan los niveles de tensión, misterio y lo que es más importante, atención del lector, en su máxima potencia. Además, tendremos la oportunidad en este tercer libro de conocer en profundidad algunas de las leyes que rigen la existencia de Mundo Medio, su historia, sus gentes, sus costumbres y por supuesto, las miserias provocadas por ese proceso degenerativo del que parece estar siendo víctima.
Blaine es la verdad.
Quiero volver, y esa es la verdad.
Tengo que volver, y esa es la verdad.
Acabaré loco si no vuelvo, y esa es la verdad.
Sin lugar a dudas, una de las cosas que más me han gustado de Las tierras baldías (y de la saga en general) es la forma en que ambos mundos interactúan entre ellos, esa especie de conexión mística que une pasado, presente y futuro de las dos realidades paralelas en que transcurre la novela y que da pie a numerosos guiños literarios, así como autorreferencias a su propia obra. El símbolo, el sueño, la metáfora e incluso las adivinanzas adquieren mayor presencia aquí que en otras entregas y la componente fantástica tan esquizofrénica de King cobra mucha más fuerza en esta tercera parte repleta de osos enormes con parabólicas incrustadas en la cabeza, ciudades gigantescas sumidas en una guerra eterna, peligrosos trenes parlantes aquejados de bipolaridad e infinidad de hectáreas corrompidas por la inmundicia y otras criaturas extrañas; conceptos que, en definitiva, constituyen el lenguaje propio de la saga y que nos van adentrando progresivamente en las entrañas de Mundo Medio.
Tampoco podemos olvidar la asombrosa labor de caracterización palpable en el cuarteto/quinteto protagonista. Las voces de Roland, Eddie, Sunannah, Jake y Acho el bilibrambo se unen o separan según las exigencias del guión para dar pie a que conozcamos cabalmente a cada uno de los integrantes del legendario ka-tet, ya sea para ser testigos de la redención de Roland (el subtítulo de la novela no es en vano), ahondar en la irrompible relación de Eddie y Susannah o acompañar al pequeño Jake en su espectacular evolución como personaje, todo ello sin omitir la omnipresencia casi patológica de Blaine, una de las mejores creaciones literarias por definición que se puedan encontrar en muchas bibliotecas a la redonda. Frenética, sorprendente, emocionante, salpicada de pequeñas dosis humorísticas y con un final que te dejará sencillamente estupefacto, Las tierras baldías rebosa calidad y entretenimiento por los cuatro costados, es la confirmación de que la Torre Oscura merece estar en el podio de honor de cualquier aficionado al género fantástico. Desde luego, no faltan razones para zambullirse de lleno en esta maravillosa saga de fantasía épica que tan memorables momentos me está proporcionando, pero si aún estás dudando acerca de comenzar la extensa travesía que conduce al interior de la Torre Oscura, no desperdicies ni un minuto más de tu tiempo en pensarlo. Hazlo. Quedarás muy satisfecho.
Puntuación
Las tierras baldías