► Título: El jardín de las hadas sin sueño
► Autor: Esther Sanz
► Editorial: Montena
► Páginas: 336 páginas
► Precio: 14,95€
► Autor: Esther Sanz
► Editorial: Montena
► Páginas: 336 páginas
► Precio: 14,95€
Clara se ha trasladado a uno de los barrios más acomodados de Londres. Ahora se hace llamar Alicia y ha renunciado a su antigua vida para proteger a Bosco y su secreto. Aunque le duela, sabe bien que olvidarse de su antigua vida es el único modo de mantener a salvo a sus seres queridos y a ella misma. Poco a poco se ha acostumbrado a su nueva identidad, cuando inesperadamente un día escucha una melodía demasiado familiar que tan solo conocían ella, Berta y Bosco. Un pedazo de su pasado que ella creía haber olvidado. Desde ese preciso instante, Clara comprende que por mucho que cambie de nombre, de aspecto, de amigos o de país… el pasado la persigue y no puede cambiarlo. Hay lugares de los que es imposible escapar. Hay huellas que perduran para siempre.
Después de uno de los mayores chascos a los que me he enfrentado desde hace tiempo a lo que literatura juvenil se refiere, parece ser que no tuve suficiente con mi primer intento de abordar la trilogía escrita por Esther Sanz. Y aunque me prometí que dejaría que un par de libros pasaran por mis manos y ojos antes de ponerme con su segunda parte, lo cierto es que El jardín de las hadas sin sueño resultó ser un poco menos agrio que su predecesor. Pues en general esta continuación mejora bastante si la comparamos con su primera parte, aunque bueno... Llegados a este punto, de lo único que estoy segura es que mi intento de abordar la trilogía me parece que va a acabar aquí, simplemente no me termina de convencer.
Después de los últimos acontecimientos de la primera novela, Clara se ve obligada a huir, dejando atrás lo poco que empezaba a tener; familia, amigos, a Bosco... Sin otra opción que escapar y esconderse por un tiempo, Londres se convertirá en un perfecto aliado para conseguirlo, incluso le brindará una identidad nueva. Así pues Clara ahora es Alice, una chica normal y corriente, que tiene una compañera de cuarto un poco alocada, y que intenta juntarla con un amigo de su novio, un auténtico gentlemen inglés. Un chico dulce y encantador, que se enamora de ella casi a primera vista. Sin embargo pronto descubriremos que por lo que parece Alice no está tan sola como pensaba y que alguien le pisa los talones muy de cerca. ¿Pero será un amigo o el enemigo? En este punto Esther ha tenido mucho cuidado en confundir al lector para obligarlo a seguir leyendo la historia, bastante astuto por su parte. Pero no tan astuto por parte de nuestra protagonista que se dejará llevar por la emoción del momento, cayendo de lleno en las garras de un secuestrador. Un secuestrador mucho más astuto que ella, inteligente, guapo, arrebatadoramente encantador, y con un fin que derretirá el corazón a más de una. Un personaje del que ya habíamos oído hablar en la primera parte, y que a partir de este momento cobrará una importancia vital, para el correcto desarrollo de la trilogía, y que espero que dé mucha guerra en la tercera parte.
Pues Robin es con diferencia el mejor personaje logrado por la autora (aunque hay poco donde personalmente pueda elegir), y en el que más encanto y carisma encuentro. Su personalidad es palpable, pero más aun, parece real. Por fin encuentro algo sólido y bien formado en esta trilogía. Y lo más extraño de todo, es que la posterior relación tan sumamente surrealista que tienen la protagonista y él me ha gustado, aunque el comportamiento de Alice es bueno... no le puedo pedir mucho a la pobre. Tengo que reconocer que encuentro dulce y tierna la posterior quasi historia de amor, aunque la base de esta sea cuestionable y para reírse más que otra cosa. Y es que lo único (a parte de mi fuerza de voluntad) que me ha salvado de abandonar la novela ha sido él.
En cambio si tuviera que hablar de Alice la encuentro en esta ocasión como un personaje parecido al de la primera parte, pero un poco más oscuro, envuelto en un halo de misterio y más cerrado. Un personaje al que le han quitado lo más importante, y que encuentra razones para seguir adelante en ese dolor. Una mezcla sin duda curiosa y acertada entre dolor y amor. Pero sigue siendo insufrible. Tiene un comportamiento falto de lógica que me revienta. Es una protagonista que es tan solo una niña que piensa que está enamorada perdidamente, pero que en verdad no sabe lo que quiere en esta vida, y que es incapaz de diferenciar el amor de la pura belleza de un cuerpo bonito y una historia detrás. Si tuviera que salvar algo de Alice o Clara, es que por increíble que parece madura y tiene algún comportamiento lúcido, que sinceramente es de agradecer. Pero vamos, sigue teniendo la personalidad de una adolescente alocada, o que es lo mismo; antes muerta que sin novio.
Llegados a este punto poco me queda por añadir, El jardín de las hadas sin sueño resulta ser casi igual de amargo que su primera parte a lo que historia se refiere. Ya que cuando pensaba que la historia podría gustarme incluso, me encontré con una serie de sucesos inexplicables a lo que lógica para el correcto desarrollo de la trilogía se refiere. Que en vez de aumentar mis ganas de seguir con la historia las han rematado, arrasado y quemado con llamas (nunca mejor dicho). Por lo tanto, aunque a lo largo de la novela encontré interesante la parte amorosa entre Robin y Alice, la última parte de la novela me ha parecido bastante floja, y sinceramente llegados a este punto ya no sé ni qué esperarme de la última parte de la trilogía.
Aunque hay que reconocerle a Esther que los clichés y tópicos que me reventaron en la primera parte ya no están tan presentes como me esperaba, y ahora tan solo hay algunas cosas en el desarrollo de la trama que para mi gusto no tienen sentido y ya está. A lo mejor si le diera una última oportunidad puede que me sorprenda y todo, pero dudo mucho que lo haga. También hay que reconocerle que la historia de Robin es muy acertada, parece tener una base sólida y bien construida, a parte de un carisma natural, que invita a seguirle la pista, y sufrir con él y por él. Y aunque me duela decirlo la trágica relación de amor está bastante bien reflejada, aunque no me la terminé de creer. Por otro lado, he podido notar una enorme mejoría a lo que la pluma de la autora se refiere. Se nota que ha mejorado bastante, hasta el punto de incitar al lector con la sencillez y belleza de algunos pasajes a seguir leyendo. Y eso se agradece bastante la verdad.
Por último y antes de terminar, y aunque no he dicho todo lo que me hubiera gustado decir sobre algunas cosas tan extrañas con las que me encontré, sobre la protagonista, y sobre la necesidad de crear triángulos amorosos para satisfacer el mercado, lo cierto es que lo leí en dos sentadas, y aunque me duela reconocerlo mejora con creces respecto a la primera parte. Aun así, y aunque tenía ganas de saber qué le va a pasar a Robin, desisto, y me niego a leer la última parte. No pienso volver a enfrentarme a Clara o Alice de nuevo ni con una pistola apuntándome. Y espero no encontrarme un personaje tan insufrible como ella en mucho, mucho tiempo.
En resumen, El jardín de las hadas sin sueño seguramente os gustará si no sois yo, o si habéis disfrutado aunque sea remotamente su primera parte. Pues mejora con creces en muchos aspectos respecto a El bosque de los corazones dormidos. De no ser así, hay novelas juveniles mucho mejores que esta.
El jardín de las hadas sin sueño