Natasha Brown - Reunión

jueves, 31 de marzo de 2022



Título original: Assembly
Traducción: Inga Pellisa
Año: 2021
Edición:  Anagrama (2022)
Páginas: 144


La sedición siempre se ve con buenos ojos cuando su objetivo es derrocar ideas restrictivas y anquilosadas, ¿pero cómo recibiríamos la noticia de que nuestro auténtico verdugo siempre ha sido el progreso? La primera novela de Natasha Brown es una impactante y demoledora exploración de esta idea descabellada. Su protagonista, una mujer —como la autora— joven, negra y británica, constituye el epítome del éxito empresarial. No es una persona, es un ideal, y como los expedicionarios que arriesgan su vida para conquistar territorios desconocidos, regresa de su impecable periplo hacia la cúspide para implantar por medio de conferencias supuestamente inspiradoras la semilla de la ambición profesional en cientos de chicas que aspiran a convertirse en lo que es ella.

Sin embargo, en su fuero interno, la protagonista y narradora de Reunión se siente como una perfecta estafadora. Hija de inmigrantes jamaicanos, no ha permitido que su herencia cultural se convierta en un escollo para su ascenso social y económico, meta cuyo galardón es descubrir gracias al Brexit que ahora ninguna patria la reclama. A pesar de sus méritos y de su incuestionable capacidad, sigue siendo el espejismo de una mujer con autoridad, una pantomima orquestada para complacer la conciencia de las masas, la chica a la que todo el mundo mira cuando se acaba el café de la oficina, un par de tetas más que manosear. A través de breves pero punzantes viñetas, Natasha Brown muestra la infernal cotidianidad de la violencia que sufren muchas mujeres, la naturalidad con que se asume en ámbitos como el laboral y las tenebrosas secuelas que provocan en el ánimo de la protagonista cuando debe enfrentarse a una importante decisión médica.

Narrada con agudeza, tremenda amargura y cierto aire de ensayo sobre identidad racial, Reunión es una obra experimental, poco ortodoxa, que juega con las expectativas del lector y lo conduce por arenas movedizas, simulando un suelo firme que te puede arrastrar sin previo aviso a las más oscuras profundidades. La trama, disfrazada de viaje con destino a una fiesta organizada en la campiña inglesa a la que nuestra protagonista acude para conocer a los padres de su novio blanco, juega un papel poco relevante en el encanto de una obra que nace desde la más acuciante rabia por la injusticia y el racismo sistémicos que aún permean las instituciones y la sociedad contemporáneas. Aunque narrativamente no sea un prodigio ni un texto revolucionario, la exposición de motivos aquí reunida posee una arrolladora fuerza combinada que hace de Reunión un debut tan elocuente como rompedor. 


«Sé la mejor. La más trabajadora, la más eficiente. Supera todas las expectativas. Pero, además, sé invisible, imperceptible. No hagas sentir incómodo a nadie. No molestes. Existe solo en negativo, en el espacio alrededor. No quieras ser la protagonista. Pasa desapercibida. Conviértete en el aire.
    Abre los ojos.»


PUNTUACIÓN: ★★

Avni Doshi - Azúcar quemado

miércoles, 30 de marzo de 2022



Título original: Burnt Sugar
Traducción: Raquel Vicedo
Año: 2020
Edición:  Temas de Hoy (2021)
Páginas: 320


Azúcar quemado es la explosiva carta de presentación con la que Avni Doshi (Nueva Jersey, 1982) irrumpió hace un par de años en el panorama literario, llegando a quedar finalista del Premio Booker en 2020. La autora, estadounidense nacida en el seno de una familia de inmigrantes indios, explora la convulsa relación de la protagonista con su madre, una mujer desagradable y severa que comienza a mostrar síntomas de demencia. «Mentiría si dijera que nunca he sentido placer cuando a mi madre le ocurre una desgracia», confiesa Antara en las primeras líneas de una obra que deja bien claras sus intenciones desde el primer momento.

El origen de tan fascinante y compleja agresividad se encuentra en una infancia problemática, marcada por el inexplicable arrebato de su madre de convertirse en la concubina de un gurú religioso, arrastrando a su hija a una vida repleta de miserias y episodios traumáticos. A raíz de esta época humillante, Antara se ha convertido en una persona rencorosa y desapasionada, una mujer encerrada en sí misma que soporta a duras penas una existencia displicente junto a Dilip, su anodino esposo, mientras trata de expurgar a través del arte los demonios de su pasado. La novela, haciendo uso de una cronología desordenada, permite observar la historia familiar de Antara desde diversos ángulos, todo en un intento desesperado de la protagonista de encontrar sentido al errático comportamiento de su madre ahora que la enfermedad está a punto de arrebatarle sus recuerdos.

Empleando una narración fragmentada, Avni Doshi elabora un contundente relato sobre la íntima enemistad que une a madre e hija, derribando a su paso infinidad de mitos que el resto de mortales hemos erigido en torno a este vínculo sagrado. La propuesta, sin duda, me parece llamativa, pero el motivo por el que no he llegado a conectar con ella es la peculiar voz narrativa que articula la historia. Antara es un personaje interesante, repleto de matices y aristas que van desde la provocación hasta el victimismo, pero vive asentada en una aséptica monotonía que empobrece todos los rincones de la novela. Su fijación obsesiva por los olores y fluidos corporales llega a ser irritante, por no mencionar esos momentos totalmente descontextualizados en los que menciona de manera casual cosas como, por ejemplo, que se imagina follando con su padre.

A pesar de sus aspectos negativos, Azúcar quemado no me ha parecido una novela insustancial. Puede que los riesgos narrativos que asume Avni Doshi no sean santo de mi devoción, pero es indudable que estamos ante una obra perspicaz y provocadora que se sale de la norma. Doshi explora de forma poco ortodoxa cómo el trauma configura nuestra identidad y expone los estragos de la apabullante violencia que se ejerce sobre las mujeres en distintos ámbitos, recreando una visión poco halagadora de la india contemporánea y su vestigial remanente del colonialismo británico. Sin el encanto ni la arrolladora fuerza de otras propuestas similares —pienso en los Apegos feroces de Vivian Gornick—, Azúcar quemado es una obra singular y atípica, pero que resulta mucho menos lacerante de lo que pretende ser. 


«En el ashram había vivido sin ella añorándola al mismo tiempo, pero ahora que estábamos juntas avanzaba desorientada hacia el terror, sentía que me había equivocado, que tal vez no la quería ni la necesitaba, solo para acabar volviendo a la idea con la que había vivido toda mi vida, que estar sin ella era el infierno, la desgracia.»


PUNTUACIÓN: ★★

Thomas Hardy - Jude el oscuro

martes, 29 de marzo de 2022



Título original: Jude the Obscure
Traducción: Francisco Torres Oliver
Año: 1895
Edición:  Alba Editorial (2018)
Páginas: 552


Jude el oscuro me ha dejado con la serotonina regular. No me extraña que sea la última novela publicada de Thomas Hardy (Stinsford, 1840), porque después de escribir algo así solo te queda retirarte y esperar a la muerte. La obra, que transcurre en el ficticio condado inglés de Wessex, es algo así como la versión emo de Grandes esperanzas. Su protagonista, Jude Fawley, es un campesino huérfano que sueña con escapar de su aldea natal y seguir los pasos de su profesor, el señor Phillotson, con el fin de convertirse en un hombre ilustrado. Para ello, y con la única ayuda de su fuerza de voluntad, Jude estudia concienzudamente a los clásicos, se hace con voluminosos libros de humanidades y brega en la oscuridad de la noche con Homero, Tucídides y las lenguas muertas. Se convierte, con tesón y diligencia, en un alumno ejemplar de bachillerato. Sin embargo, el sueño universitario de Jude se va al garete cuando Arabella, una lagarta de mucho cuidado, lo enreda en la trampa del matrimonio aduciendo un embarazo que en realidad no existe.

Jude se convierte de la noche a la mañana en un supuesto padre de familia desesperado por encontrar trabajo y sus aspiraciones intelectuales quedan sepultadas bajo el axioma de la responsabilidad conyugal. Aunque Arabella termina confesando el engaño y Jude le da con la puerta en las narices, el joven Fawley acabará aprendiendo una amarga lección que es, en realidad, el epicentro moral y narrativo de la novela: lo que Dios ha unido bajo yugo, argumenta Hardy, ningún hombre lo puede separar. Así, cuando Jude inicia una relación medio incestuosa —¡y adúltera!— con su prima Sue Bridehead, ambos se enfrentarán al repudio de una comunidad dogmática y mojigata que los considera una simple y llana abominación carente de lugar en el mundo. La respuesta de Hardy a esta afrenta es la burla. Gran parte de la novela es una deliciosa sátira de la encorsetada institución matrimonial —a la que Hardy critica y ridiculiza sin pudor—, pero también constituye una interesante reflexión sobre el poder del contrato social, así como de su capacidad para someter incluso a los más férreos disidentes. Aunque Jude y Sue se esfuerzan por vivir su apasionado romance al margen de las convenciones populares, nada tienen que hacer contra el impasible Goliat de la ley humana.

Jude el oscuro es una novela profundamente trágica. Sus personajes, de fascinante trazo y minuciosa caracterización, caen víctimas de las más atroces y caprichosas circunstancias. Jude se refugia en el alcohol y Sue en la desesperación espiritual, sin que ninguno de ellos parezca tener reservado un final feliz a pesar de sus nobles intenciones. Para Hardy, la razón, siempre contraria a los imperativos del deseo, es como una soga que se va enroscando de manera inexorable en torno al cuello de los protagonistas, y lo cierto es que consigue plasmar en el texto esa sensación angustiante de manera tan sublime como sobrecogedora. La novela fue tachada en su momento de obscena y escandalosa, quizá porque se atrevía a poner frente al espejo cosas que la sociedad de la época prefería ignorar felizmente, quizá porque avanzaba ideas feministas que aún tardarían tiempo es cristalizar. A mí, desde luego, me ha parecido una novela extraordinaria, más que por su revolucionario argumento o su estilo profuso, por la sencillez y la contundencia de la verdad que se esconde tras su extremo pesimismo.


«La gente sigue casándose porque no puede resistirse a las fuerzas naturales, aunque muchos se dan cuenta perfectamente de que tal vez están comprando el placer de un mes con la desdicha de toda una vida.»


PUNTUACIÓN: ★★★

Elena Ferrante - La hija oscura

miércoles, 16 de marzo de 2022



Título original: La figlia oscura
Traducción: Edgardo Dobry
Año: 2006
Edición:  Lumen (2018)
Páginas: 152


Mucho antes de que Rosalía aprendiera a cantar, Elena Ferrante ya sabía lo que era una verdadera motomami. Los mitos que se construyen alrededor de la figura materna llevan siglos entre nosotros, mitos que van desde la absoluta e incuestionable abnegación hasta la renuncia a cualquier tipo de deseo que implique realizarse individualmente, más allá de la progenie. Sin embargo, en La hija oscura, publicada con anterioridad al boom comercial de la saga Dos amigas, Elena Ferrante deconstruye algunas de estas falsas presunciones y se atreve a verbalizar con implacable valentía el lado más vulnerable e irreverente de la maternidad.

En esta breve pero intensa novela de apenas 150 páginas nos encontramos a Leda, una profesora de literatura inglesa, divorciada y madre de dos hijas, que se va de vacaciones a la costa aprovechando que se queda sola una temporada. Un día, en la playa, conocerá a una tumultuosa familia de Nápoles con la que entablará una ambigua relación, quedando fascinada por la pequeña Elena y la muñeca que arrastra consigo a todas partes. Aprovechando el desconcierto que se genera cuando Elena desaparece, Leda roba el juguete de la niña, que pasará a convertirse en el oscuro objeto de sus meditaciones sobre el papel que ha desempeñado a lo largo de su vida como mujer e hija, pero sobre todo como madre. Leda confiesa sin tapujos, por ejemplo, el escollo que supuso el nacimiento de su primera hija para su trayectoria profesional, prometedora, pero condenada a la extinción mientras la de su marido seguía desarrollándose sin obstáculo alguno.

Desde una temperamental inquietud, Leda habla también de las exigencias afectivas, del cansancio constante y de la sensación de estar diluyéndose bajo el peso de la responsabilidad, los desaires, la frustración, la inocente ingratitud de los hijos. Leda habla de la soledad, del imperativo carnal, de la animadversión por el fruto de tu vientre. El desgarrador grito de Leda, transformado en esa vorágine narrativa que solo Ferrante es capaz de desatar, atraviesa las páginas de La hija oscura para iluminar espacios sepultados en la literatura convencional bajo el estigma del tabú. Ferrante nos presenta a su antipática narradora a través de una mirada limpia, desprovista de dogmas y prejuicios, que indaga sin remordimientos en la fantasía irreprimible de abandonar el hogar sean cuales sean las consecuencias. Explosiva, elocuente y repleta de interesantes simbolismos, La hija oscura constituye un apasionante testimonio del talento narrativo de Elena Ferrante y de su inconfundible estilo desenfrenado, vertiginoso y enérgico, pulsión indomable de la que es sin duda una de las escritoras más extraordinarias de la actualidad.


«Las niñas me miraban fijamente. Sentía que sus miradas querían amansarme, pero sentía aún con más fuerza el fulgor de la vida fuera de ellas, nuevos colores, nuevos cuerpos, nueva inteligencia, una lengua que por fin podía poseer como si fuese mi verdadera lengua, y nada, nada que me pareciese conciliable con aquel espacio doméstico desde el que ambas me miraban a la espera. Ah, volverlas invisibles, no sentir ya las exigencias de su carne como demandas más presentes, más poderosas que las mías.»


PUNTUACIÓN: 

Haruki Murakami - Primera persona del singular

lunes, 14 de marzo de 2022



Título original: Ichininshou tansu
Traducción: Juan Francisco González Sánchez
Año: 2020
Edición:  Tusquets Editores (2021)
Páginas: 288


Al reencontrarme con Murakami después de tanto tiempo he podido comprobar que el vínculo que se establece con ciertos escritores no se deteriora con el paso de los años. Es entrar en la primera página de Primera persona del singular y reconocer de inmediato una atmósfera sumamente familiar donde lo mismo encuentras sexo raro que un profundo desconcierto vital. Aunque me gusta mucho más el Murakami de larga distancia, he disfrutado las historias que aparecen en esta nueva colección de relatos donde el autor japonés utiliza el narrador en primera persona para difuminar los límites entre realidad y ficción con el sugerente magnetismo que le caracteriza.

Así, en la evocadora y sensual «Áspera piedra, fría almohada», Murakami sienta el tono que dominará toda la colección por medio de una historia en la que el protagonista relata su desconcertante polvo con una escritora de tankas —un tipo de poesía tradicional japonesa—. Murakami aprovecha el encuentro de los cuerpos para reflexionar sobre nuestro concepto de intimidad y de la extraña pero conmovedora conexión que puede establecerse entre dos individuos que coinciden, a veces, de manera tan momentánea como fortuita. En «Flor y nata», lo que en principio parece una cruel broma se transforma en un revelador acertijo. Tirando de su vena más filosófica, Murakami entreteje un enigmático relato en el que el protagonista trata de resolver un problema de difícil solución.

«Charlie Parker Plays Bossa Nova» es una genial demostración del imaginario murakamiano que pone de manifiesto el potencial de la ficción como creador de universos alternativos. A Murakami le basta un inocente arranque de creatividad para catapultarnos al epicentro de un delirio onírico donde el mundo real y el fantástico convergen en forma de singular relato. Otra de las piezas más destacadas de la colección es «Carnaval», en la que Murakami vuelca su gusto por la música de Schumann y se regodea sin tapujos —y sin importarle lo más mínimo las carencias que se le achacan a la hora de retratar a los personajes femeninos— en la extrema fealdad de una mujer que parece ocultar un lado turbio tras una máscara de refinamiento. Cabe mencionar además la simpática «Confesiones de un mono de Shinagawa», en la que un simio parlante admite robar los nombres de las mujeres de las que se enamora, provocando que estas acaben padeciendo esporádicas lagunas mentales.

Ingeniosa, impredecible y de carácter introspectivo, aunque también algo irregular, Primera persona del singular es una buena colección de relatos que bien pudiera constituir la puerta de entrada idónea al particular universo narrativo de Haruki Murakami. Con frecuencia, los personajes de Murakami se ven zarandeados por la incertidumbre, incapaces de dar una explicación sencilla a cuestiones que para el resto de los mortales pudieran parecer más bien peregrinas. Quizá tenga algo que ver la curiosa tiranía de un lenguaje que tiene una palabra para definir la costumbre de apilar por todas partes los libros que no se leen, pero que encuentra dificultades a la hora de expresar todas las tonalidades de la emoción humana. Para llegar ahí, a ese espacio donde algunos escondemos sentimientos que somos incapaces de nombrar, siempre nos quedará Murakami.


«Quedaríamos expuestos a la intemperie de este mundo despiadado si no nos ocultásemos, en parte al menos, bajo el escudo protector de una máscara.»


PUNTUACIÓN: ★★★

Hervé Le Tellier - La anomalía

viernes, 11 de marzo de 2022



Título original: L'anomalie
Traducción: Pablo Martín Sánchez
Año: 2020
Edición:  Seix Barral (2021)
Páginas: 368


Los fenómenos catastróficos tienden a enfrentarnos con la ausencia. Pérdidas materiales, humanas. Un vacío de cosas que antes estaban ahí y ya no. ¿Pero cómo se lidia con un suceso que, en lugar de restar, suma? ¿Qué ocurriría si, de repente, un día apareciera en el mundo una persona igual que tú, con los mismos rasgos, genes y recuerdos, dispuesta quizá a reclamar un espacio que hasta entonces solo te pertenecía a ti? De esta premisa tan sugerente parte la novela de Hervé Le Tellier, conocido crítico y editor francés que ha iniciado su carrera como autor de la mejor manera posible: siendo galardonado con el premio Goncourt.

En La anomalía, un Boeing 747 con 243 pasajeros a bordo atraviesa una zona de extremas turbulencias mientras realiza su trayecto desde París a Nueva York. Aunque logra aterrizar en su destino sin graves consecuencias, tres meses después del incidente surge como por arte de magia un avión idéntico, ocupado de manera inexplicable por los mismos tripulantes y pasajeros que realizaron dicha ruta en marzo. Estructurada de manera coral, La anomalía indaga en las vidas de algunos de estos viajeros suspendidos en el tiempo —entre los que se encuentran, por mencionar algunos, un implacable sicario, un escritor que conocerá la fama de manera póstuma, un cantante nigeriano que acaba de lanzar un hit global, un arquitecto entrado en años que trata desesperadamente de conservar a su pareja o una abogada dispuesta a desplumar a los directores de una empresa farmacéutica— mientras los servicios de inteligencia de distintos países tratan de elaborar una hipótesis matemática, religiosa o metafísica que explique esta impactante brecha en el tejido de la realidad.

Pero, ¿qué es, en última instancia, la anomalía? ¿El experimento de una civilización tecnológicamente superior? ¿Un fallo en el funcionamiento de una simulación informática? ¿O un intrincado juego de espejos de carácter metaliterario? Aunque Le Tellier propone sugerentes soluciones al enigma que descansa en el corazón de La anomalía, quizá lo más interesante de la novela sea el pormenorizado estudio psicológico de los personajes, que se enfrentan a su perturbador reflejo y al derrumbamiento de sus más férreos ideales de maneras tan dispares como impredecibles. Salpicada de una fantástica ironía y un despiadado sentido del humor, La anomalía sorprende por su atrevimiento y originalidad, constituyendo una obra enormemente entretenida que, sin explorar en toda su magnitud las cuestiones que plantea, consigue mantener avivado el fuego de la curiosidad hasta su magnífico final.


«¿De qué sirve saber? Siempre es preferible la oscuridad a la ciencia. La ignorancia es buena compañera, y la verdad no trae nunca felicidad.»


PUNTUACIÓN: ★★★

Susanna Clarke - Piranesi

miércoles, 9 de marzo de 2022



Título original: Piranesi
Traducción: Antonio Padilla Esteban
Año: 2020
Edición:  Salamandra (2021)
Páginas: 272


La revolucionaria fórmula de Jonathan Strange y el Señor Norrell supuso un pequeño hito en la historia del género fantástico y un inmenso trampolín para su autora, Susanna Clarke, que se vio catapultada de manera casi instantánea al Olimpo del mundo editorial. 16 años después de su monumental debut —la autora, desde luego, no da puntada sin hilo—, Clarke nos regala una segunda novela inspirada de forma extraordinaria en el legado de un visionario como ella. El universo narrativo que construye Susanna Clarke en Piranesi está muy ligado a los hipnóticos grabados del genio italiano, caracterizados por representar un mundo que hermana lo clásico y lo onírico a través de una arquitectura rocambolesca, repleta de escaleras y pasadizos interminables, ruinosa pero al mismo tiempo vanguardista e inspiradora de asombro.

El escenario en el que se desarrolla la peculiar novela de Clarke imita las ilustraciones de Piranesi con un añadido toque sobrenatural: el protagonista —también llamado Piranesi— deambula por las inmensas Salas de una Casa que parece extenderse hasta el infinito en todas las direcciones, albergando en su interior majestuosas estatuas de mármol, esqueletos inmortalizados en poses extrañas, bandadas de aves mensajeras e incluso océanos que regularmente inundan las estancias con sus arrolladoras mareas. Piranesi no deja de explorar los vastos dominios de la Casa, a la que venera como una suerte de deidad, registrando de manera pormenorizada en sus Diarios toda aquella información llamativa o útil que pueda contribuir a desentrañar los misterios del lugar. Sin embargo, la ominosa presencia del Otro, un ser obsesionado con la búsqueda de un antiguo conocimiento perdido, dará al traste con la ambiciosa labor documental de Piranesi y pondrá de manifiesto la existencia de una verdad que lleva años desenvolviéndose en las sombras.

En Piranesi, Susanna Clarke demuestra con su desbordante imaginación que no hacen falta mamotretos de mil páginas para construir un mundo de fantasía épico capaz de inducirte un embriagador sentido de la maravilla. A través de los ingenuos ojos de Piranesi, Clarke observa lo cotidiano desde un prisma de inocente fascinación y nos atrapa con su embrujo en una atmósfera familiar, pero lo suficientemente adulterada como para resultar mágica. Como ya hiciera Jo Walton en Entre extraños, Susanna Clarke rinde en Piranesi un sentido homenaje a las bondades del género fantástico en general y, muy en particular, a Las Crónicas de Narnia de C. S. Lewis. El resultado es una novela sencillamente magistral, una historia conmovedora y excitante que se lee a ritmo de thriller y que nos recuerda el poder de la fantasía como refugio último, fuente inagotable de solaz y escapismo, pero también de consuelo. Reconforta saber que, cuando sales de la Casa, algo de la Casa se te queda dentro para siempre.


«Y Tú, ¿Tú quién eres? ¿Quién es la persona para la que escribo? ¿Eres un viajero que ha desafiado las Mareas y recorrido los Suelos Reventados y las Escaleras en Ruinas para llegar a estas Salas, o quizá alguien que habita estas mismas Salas mucho tiempo después de mi muerte?»


PUNTUACIÓN: 

Douglas Stuart - Historia de Shuggie Bain

lunes, 7 de marzo de 2022



Título original: Shuggie Bain
Traducción: Francisco González López
Año: 2020
Edición:  Sexto Piso (2021)
Páginas: 516


Galardonado en 2020 con el Man Booker Prize, el debut literario de Douglas Stuart (Glasgow, 1976) es una de esas novelas necesariamente dolorosas que deberían llevar advertencia de contenido en la cubierta. No hay forma humana de narrar la adicción sin detenerse de manera escrupulosa en sus inhumanas consecuencias, y por eso cualquiera que desee adentrarse en Historia de Shuggie Bain hace bien en abrocharse el cinturón y dejarse los reparos en la puerta. Con el crudo y demoledor conocimiento que solo la experiencia propia parece proporcionar, Douglas Stuart elabora una suerte de novela de formación donde el alcoholismo recalcitrante de su madre y el estigma de los abusos sexuales se convierten en el despiadado molde del protagonista.

Al abrigo de una ciudad gris y depauperada, arrasada por las políticas de Thatcher y el declive del sector industrial, Shuggie crece en el núcleo de una familia desestructurada, formada por una madre que se ahoga en la más absoluta falta de ambición y un padre pendenciero y manipulador que es incapaz de controlar sus impulsos carnales. Para Agnes Bain, divorciada de su primer marido y con tres hijos a su cargo, la búsqueda del amor en brazos de un hombre se solapa con la de un sustento que asegure su futuro. Frustrada por un horizonte de oscuras perspectivas en ambos terrenos, Agnes deambula por la vida como un barril de pólvora a punto de explotar. Así, Historia de Shuggie Bain se convierte muy rápidamente en la historia de Agnes y de su desolador naufragio vital, puede que en la historia universal de quienes entierran la precariedad, la soledad y el trauma en el fondo de una botella.

Como quien salta de un edificio en llamas, Agnes huye de su fatídica realidad precipitándose hacia una espiral autodestructiva y poblada por todo tipo de seres grotescos, desde abyectos pedófilos hasta vecinas entrometidas que defienden como lobas su territorio conyugal. En Historia de Shuggie Bain, Stuart refleja sin medias tintas el infierno y las miserias de la adicción, y cómo repercute no solo en quien la padece, sino en quien la soporta. Contrastando con la desgarradora angustia existencial de Agnes, Shuggie destaca por su conmovedora sensibilidad y su abnegado amor filial, al que se acoge con determinación con el propósito infantil de permanecer junto a su madre incluso en las más terribles profundidades. Por si fuera poco, su carácter afeminado le granjeará todo tipo de insultos, amenazas, vejaciones y, en general, el desprecio de un mundo inmoral que subyuga el más mínimo atisbo de bondad. Dura, contundente y narrada a corazón abierto, Historia de Shuggie Bain es una estupenda y muy sólida primera novela que deja ver trazas de un prometedor talento.


«Agnes no sabía qué responder. Tantos años de alcohol te crean inseguridad. La gente te hace siempre la misma pregunta. ¿Te acuerdas de aquella noche, cuando hiciste esto o aquello? Acabas perdiendo tu propia noción de la realidad. Las cosas que Agnes olvidaba podían ser pequeñas e insignificantes, pero también épicas e infames.»


PUNTUACIÓN: ★★★☆

Barbara Comyns - El enebro

miércoles, 2 de marzo de 2022



Título original: The Juniper Tree
Traducción: Miguel Ros González
Año: 1985
Edición:  Alba (2019)
Páginas: 280


El enebro, publicado originalmente en 1985, es un curioso retelling de uno de los cuentos más populares —y ciertamente macabros— de los hermanos Grimm. Sin embargo, la malvada madrastra de la historia original es sustituida en la versión de Barbara Comyns (Warwickshire, 1907) por una afable madre soltera que llega a la británica localidad de Richmond tras escapar de un pasado trágico. Acompañada de su hija Marline —fruto de una relación con un inmigrante al que conoció en una fiesta—, Bella Winter encontrará allí trabajo como dependienta en una tienda de antigüedades. Poco después conocerá a los Forbes, un matrimonio que la acogerá amistosamente en su concurrido círculo doméstico. Cuando Gertrude, la esposa, se queda embarazada de manera inesperada, Bella se va implicando cada vez más en las cuitas del núcleo familiar hasta que una terrible desgracia zarandea el hogar de los Forbes con dramáticas e imprevisibles consecuencias. 

Barbara Comyns entreteje entre las páginas de El enebro una historia en apariencia inofensiva pero que se va volviendo más turbia y truculenta a medida que avanzan los capítulos. De espíritu indudablemente gótico, aunque sin la exuberante prosa tan común en este género, El enebro es una novela para mí difícil de acotar. Es intimista y dada a la introspección, pero la voz narrativa, desprovista de entidad, resulta imperturbable y desafectada. Bella Winter, a quien un accidente provocado por su exnovio le dejó una grotesca cicatriz en la cara, narra episodios de lo más perturbador con una impasibilidad que asusta. Las brutales invectivas de su madre, que repudia abiertamente a su nieta por ser negra, se asumen con una naturalidad pasmosa mientras que la protagonista se enreda alegremente en amoríos insustanciales que denotan una acusada necesidad de validación masculina.

Bella Winter en sin duda una narradora, como poco, atípica —en cierto momento llega a asegurar que prefiere una pareja cruel a una que sea tacaña—. La trama, por su parte, está salpicada de incidentes más bien anodinos, de escasa tensión narrativa, donde lo más emocionante que ocurre es la compra de una silla estilo Reina Ana o la aparición de una nueva niñera que es rápidamente despachada como si de un running gag se tratase. En realidad muere mucha gente —muchísima— en la novela, ¿pero qué importancia tiene una simple defunción si lo comparas con el color del estampado de las cortinas? Estos ingredientes componen una receta que no termina de cuajar para mi gusto, con multitud de personajes poco o nada explorados y la sensación de que el objetivo de Comyns de replicar una fábula tremendamente oscura se queda en un intento más bien grisáceo. Quizá el aliciente último de El enebro sea precisamente su afán por destacar la parte luminosa y ajetreada de la vida, el reconfortante bullicio de las cosas y las personas nuevas. Sin embargo, como en la cruda realidad, la esperanza se acaba rindiendo en la novela de Comyns ante los empujones de la locura.


«Encontraron a las urracas picoteando la cadena de oro justo bajo el enebro, y las aves alzaron el vuelo, espantadas, antes de lanzarse en picado contra mí. Fue entonces cuando caí al suelo, entre contorsiones y gemidos, no aplastada por una piedra, sino por mi pobre mente trastornada».


PUNTUACIÓN: ★★☆

Kazuo Ishiguro - Klara y el Sol

martes, 1 de marzo de 2022



Título original: Klara and the Sun
Traducción: Mauricio Bach
Año: 2021
Edición:  Anagrama (2021)
Páginas: 336


Si El gigante enterrado era una pintoresca interpretación del género fantástico, en su primera novela tras ganar el Nobel de Literatura en 2017 Kazuo Ishiguro (Nagasaki, 1954) se adentra de lleno en el territorio de la ficción especulativa. Y lo hace resuelto, sin titubeos, sin dejar entrever ni un solo segundo la inexperiencia o la inseguridad del primerizo. En realidad, muchos de los temas que Ishiguro aborda en Klara y el Sol ya aparecían en Nunca me abandones, uno de sus trabajos más populares —si no el que más—, pero en esta ocasión no de forma tan intangible ni soterrada. Atrás quedaron las insinuaciones y las sugerentes medias tintas: aquí, robots e inteligencia artificial se dan cita abiertamente para configurar un relato que es más humano que nunca.

La narradora de la novela es Klara, una Amiga Artificial que se alimenta de energía solar y que está destinada a servir como compañía para adolescentes taciturnos. Curiosa, analítica y dotada de una excepcional capacidad de observación, Klara ve pasar los días desde un expositor comercial a la espera de que alguien quede prendada de ella y decida llevársela a casa. Durante los primeros compases de la novela, Klara contempla el mundo que se despliega ante sus ojos virtuales con una mezcla de fascinación e incertidumbre, intercambia impresiones con otra androide llamada Rosa y, en general, se deja sorprender por la indescifrable conducta de las personas que pasan frente a la tienda sin percatarse de su existencia. Sin embargo, la «vida» de Klara da un vuelco cuando finalmente Josie, una niña aquejada por una extraña dolencia, decide comprarla para aliviar su soledad.

A partir de ese momento, Ishiguro pone en marcha los sofisticados engranajes de su maquinaria narrativa y despliega ante el lector una historia tan misteriosa como apasionante, siempre marcada por las sutilezas y los espacios en blanco. Al igual que Klara, asistimos expectantes al devenir de los acontecimientos, tratando de vislumbrar hacia dónde nos lleva de la mano Ishiguro y qué tenebrosas sombras esconden los resquicios de su universo distópico. En Klara y el Sol, Ishiguro exhibe una vez más su característica sensibilidad literaria hilvanando una novela pausada pero emocionante que, aun sin poseer un ápice de originalidad, indaga con audacia en las complejidades de lo que significa ser humano y nos recuerda las dificultades que siempre afrontará la tecnología en su empeño por reproducir todo aquello que nos identifica. La amistad, el amor, el sufrimiento, la maternidad e incluso la espiritualidad… ¿puede todo el espectro de la experiencia humana codificarse en forma de bits? ¿Puede un simple conjunto de algoritmos demostrar más lealtad, compromiso y compasión que un ser de carne y hueso? Aunque la fórmula de Ishiguro deja en el aire más cuestiones de las que resuelve —práctica que quizá ponga de los nervios a más de uno—, puede afirmarse que su efectividad continúa a día de hoy totalmente intacta.  


«Al mismo tiempo, lo que empezaba a tener claro era hasta qué puntos los humanos, en su obsesión por evitar la soledad, hacían maniobras que resultaban muy complejas y difíciles de entender».


PUNTUACIÓN: ★★★☆

 
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