Después de captar la atención de la crítica especializada con su sorprendente debut novelístico (
Moxyland, 2008) y de haberse alzado con el prestigioso premio Arthur C. Clarke gracias a su segunda obra (
Zoo City, 2010), parecía solo cuestión de tiempo que Lauren Beukes diera el salto a la primera línea de batalla editorial, convirtiéndose su tercer trabajo no solo en una de las novelas
más sugerentes, magnéticas y comentadas del presente año, sino también en todo un fenómeno literario que gracias a la editorial RBA también podremos disfrutar en España a partir del próximo mes de septiembre y que de seguro confirmará a Beukes como una autora sumamente destacable dentro del panorama internacional. Y es que
Las luminosas, a parte de ir coleccionando por todo el mundo opiniones bastante espectaculares, conjuga en su interior
una impresionante historia de misterio, asesinatos y viajes en el tiempo que traspasa límites y trasciende barreras, una peculiar, absorbente y trepidante carrera contrarreloj que tanto el lector como los propios protagonistas se verán obligados a afrontar con el objetivo de consumar un antiguo crimen fallido o perpetrar una implacable venganza.
El pie izquierdo está inservible, lo lleva colgando. Sin embargo, sigue adelante a través de la lluvia y la oscuridad para alejarse de la chabola en llamas.
Todo sucede por algún motivo. Gracias a su expulsión del barrio encuentra la Casa. Gracias a la americana que robó tiene la llave.
Así pues, la acción que transcurre en la novela
se divide principalmente entre dos puntos de vista: en primer lugar, el de Harper Curtis, un excombatiente de la Primera Guerra Mundial que vagabundea por las calles de Chicago en busca de un buen sitio donde pasar la noche hasta que descubre en una de sus múltiples refriegas una casa abandonada capaz de conducirlo a diferentes momentos del siglo XX. Creyendo que se trata de algún tipo de revelación providencial, una misión otorgada por el destino para satisfacer sus insaciables instintos asesinos, Harper se embarcará en
una auténtica cruzada a través del tiempo para dar caza a las luminosas, una serie de mujeres exitosas, inconformistas y emprendedoras que irradian una especie de halo incandescente que las señala como objetivos a abatir. Sin embargo, el descabellado plan de Harper se tambalea estrepitosamente cuando una de sus víctimas, Kirby Mazrachi, consigue sobrevivir a su intento de asesinato.
Ahora, con la ayuda de Dan Velásquez, el periodista que cubrió su supuesto homicidio, Kirby pretende esclarecer uno de los episodios más trágicos de toda su vida y
atrapar de una vez por todas al hombre que quiso eliminarla para siempre sin ningún motivo. ¿Prometedor, verdad? Lo cierto es que como reclamo publicitario, la premisa de la que parte
Las luminosas no puede ser más efectiva. A medio camino entre la novela negra, el thriller policíaco y la ciencia-ficción más asequible, la última genialidad de Beukes es sin duda alguna una obra difícil de clasificar, encasillar o delimitar a un solo género en concreto, pero es precisamente esa flexibilidad estilística de la que goza el libro y su asombrosa falta de etiquetas lo que convierten la historia de Harper y Kirby en
un explosivo cocktail narrativo que triunfa en todos los géneros a los que se aproxima.
Coge un trozo de tiza que encuentra en la repisa de la chimenea y escribe "Chica que brilla", con su letra torcida e irregular, en el papel de al lado de la ventana, encima del fantasma de las palabras que ya están allí, porque hay un hueco para ello y le da la impresión de que debe hacerlo.
Una de las cosas que más me han hecho disfrutar de
Las luminosas y que sea quizá donde reside el mayor atractivo de la novela, es su excepcional estructura y coherencia interna. A lo largo de innumerables capítulos cortos, intensos y vibrantes, narrados desde la perspectiva de Harper, Kirby, o incluso el propio Dan, Lauren Beukes demuestra
una pasmosa habilidad para dosificar la información y dirigir nuestra mirada hacia detalles aparentemente irrelevantes pero que resultan ser de vital importancia decenas de páginas más tarde. Por otra parte, la escritora sudafricana emplea muy acertadamente el uso de los viajes en el tiempo como excusa para desarrollar una trama ya de por sí bastante enrevesada más que como eje central de la novela,
huyendo sin contemplaciones de existencialismos baratos o de extrañas e insatisfactorias paradojas temporales; aquí todo se resuelve por la vía rápida en un final completamente sobrecogedor, frenético y que constituye un absoluto alarde de maestría muy en consonancia con lo que encontramos en el resto del libro.
Otra de las muchas e interesantes facetas que esconde
Las luminosas es la de breve aunque detallada crónica social, una especie de relato paralelo que
recorre algunos de los escenarios históricos más trascendentales del último siglo y que da voz a aquellas mujeres que, tal y como hace Harper en la novela, muchas veces son arrancadas de la realidad por diferentes circunstancias. Personajes prácticamente redondos, un asesino carismático, psicótico y vulnerable, una protagonista que derrocha ironía y malicia por los cuatro costados, una fascinante historia de terror, venganza y persecución narrada con
un estilo desenfadado y refrescante a la vez que pulido, además de algún que otro pseudoromance un tanto prescindible, es todo lo que podrás encontrar en el interior de
Las luminosas, esa esperadísima novela de la que todo el mundo parece estar hablando, esa magnífica obra que nadie se equivoca en calificar como de imprescindible lectura y que desde aquí, en nuestra humilde opinión, no nos cansaremos de recomendar.