Steelheart, Brandon Sanderson
Ediciones B - 416 páginas - ★★★½
Brandon Sanderson es un escritor que despacha libros como si fueran panes. Y empieza a ser un poco difícil esto de distinguir entre sus distintas trilogías, segundas trilogías, spin-off's, relatos, segundas partes de relatos, sagas, trilosagas, spin-trilogías off-relatos... bueno, ya me entendéis. El caso es que Steelheart es la primera parte de una serie protagonizada por algo así como cazadores de superhéroes que en realidad son supervillanos que en realidad son humanos normales y corrientes a los que una anomalía cosmológica conocida como Calamity les otorgó habilidades fuera de lo común. Estamos ante una interesante variación de ese recurrido mito engendrado por Marvel o DC en el que los buenos salvan el planeta y se llevan a la chica guapa de turno, una historia un tanto típica pero planteada desde un punto de vista muy original, muy bien narrada y que se desarrolla con una envidiable intrepidez. La desenvoltura con la que Sanderson es capaz de describir a los principales protagonistas o el trasfondo histórico de la novela es la propia de un escritor sobradamente experimentado; no así la decepcionante simplicidad argumental del libro, el exagerado maniqueísmo de algunos personajes, los innecesarios vaivenes finales de la trama o esa conclusión completamente anticlimática y abrupta que da pie a la segunda entrega de esta enésima trilogía. Vaya por delante que Steelheart es un libro que me ha gustado bastante, muy entretenido, dinámico y gráfico, pero carente de profundidad, contundencia narrativa y alardes estilísticos. Como un cómic de cuatrocientas y pico páginas.
El libro de las pruebas, John Banville
Alfaguara - 240 páginas - ★★
A ver. Cómo lo digo. Ah, sí. Menudo bodrio. Desde el principio de los tiempos, John Banville ha sido destinatario de loas, alabanzas y elogios muy por encima de sus posibilidades. Tanto, que incluso ha sido el elegido para reinterpretar a una de las figuras más importantes y representativas de la literatura norteamericana con el consecuente cabreo de sus fans más acérrimos (
aunque a mí me gustó, he de admitir). Es cierto que el autor irlandés ganador del Man Booker Prize y el Príncipe de Asturias tiene un don innato para la escritura, que posee un estilo prodigioso, bello, etéreo e inimitable. Pero de nada sirven su finura técnica ni su empalagoso virtuosismo narrativo si lo que estoy leyendo es tan interesante como un puñetazo en el estómago. Al menos, esa es la sensación que tenía cada vez que pasaba una página de
El libro de las pruebas. La de ser invadido por el más soporífero, palpitante, doloroso y casi tangible aburrimiento. La novela, que está narrada por un intelectual psicótico, narcisista, presuntuoso y pedante hasta la náusea (imaginad un soliloquio de varias horas interpretado por el actor secundario Bob), es en realidad la confesión escrita y aclaratoria de un criminal que cometió un asesinato para intentar dar solución a un problema todavía mayor. Esta circunstancia, que se conoce prácticamente desde el inicio de la novela, es en realidad una excusa empleada por Banville para poner al servicio de su innegable valía como escritor un supuesto estudio sobre la condición humana y las múltiples atrocidades que genera, una suerte de batiburrillo existencialista donde se percibe una leve intención de incomodar al lector por medio de la precariedad y la bajeza de nuestros instintos más arraigados, pero que en realidad molesta por la flagrante inanidad de su contenido. Lo "bueno" de
El libro de las pruebas es que se trata de una de sus obras más tempranas, por lo que aún conservo un resquicio de esperanza en mi propósito de encontrar un libro suyo que haga válidas todas esas buenas críticas que recibe. A ver si con
Antigua luz se aclara un poco este oscuro panorama...
No soy ese tipo de chica, Lena Dunham
Espasa - 296 páginas - ★★★½
Lena Dunham es una de mis personas favoritas. Viendo cualquier episodio de la serie que protagoniza, uno difícilmente podría establecer una separación clara entre la Lena auténtica y el histriónico papel que interpreta en la pequeña pantalla. Y eso mola. Ella en general mola. Muchos la tachan de sensacionalista, de pirada o de incluso enarbolar un falso feminismo en pos de seguir alcanzando cierta trascendencia en los medios. Pero este libro, escrito totalmente desde las entrañas, narrado con un descacharrante sentido del humor, una arrebatadora sinceridad y una absoluta falta de escrúpulos tan encomiable como censurable, no es sino la confirmación definitiva de que la excentricidad característica de Lena Dunham está terriblemente lejos de ser impostada. Siguiendo una estructura muy dispar, Dunham nos desvela a través de los episodios más (y menos) trascendentales de su vida todas esas facetas aún no descubiertas de su personalidad poliédrica y multidisciplinar. El sexo, la amistad, el trabajo, la familia, la comida y sus frecuentes trastornos psicológicos conforman el grueso de este simpático libro de memorias donde Dunham analiza a la vez que descubre la importancia de esos distintos aspectos en su formación como persona, desnudándose para sus lectores de una manera completamente distinta a como nunca antes lo había hecho en televisión: íntima, cómplice, consentida, aceptando sus complejos con una naturalidad ya inherente y tendiendo una mano a todos esos outsiders que, como ella, conviven al borde de una sociedad basada en estereotipos. Lo que sí he echado en falta durante su lectura es algo del genio, la garra y la inspiración que Lena ha convertido en su firma, pero en líneas generales No soy ese tipo de chica ha satisfecho cómodamente mis expectativas y merece sin duda que le deis una oportunidad.