► Título: Seraphina
► Autor: Rachel Hartman
► Saga: Seraphina #1
► Año: 2015
► Editorial: Nocturna
► Páginas: 545
► Precio: 17.00 €
► Autor: Rachel Hartman
► Saga: Seraphina #1
► Año: 2015
► Editorial: Nocturna
► Páginas: 545
► Precio: 17.00 €
En un reino mágico y sombrío en el que humanos y dragones conviven con una paz inestable, Seraphina es una música joven y talentosa (pese a ser humana) que acaba de entrar en el coro de la corte. Allí, las intrigas políticas son el pan de cada día. Poco después de su llegada, una noticia atraviesa los muros de palacio: un miembro de la familia real ha sido asesinado. Inmediatamente, los cimientos de esa fachada de paz se resquebrajan.
Para investigar el crimen, Seraphina se alía con el perspicaz Lucian Kiggs, capitán de la guardia real. Pero todo el mundo tiene secretos, y ella no es una excepción: lo que oculta haría que la condenaran a muerte.
Por muy vistosa y descriptiva que sea su portada, con ese majestuoso dragón sobrevolando unas calles de aspecto medieval, dejando bastante poco espacio a la imaginación del lector acerca de la historia que aguarda entre sus páginas, Seraphina es uno de esos libros que más vale no juzgar por su apariencia exterior. Porque, como muy poco tiempo tarda uno en descubrir, dicha imagen no se corresponde en absoluto con la realidad. Olvida todo lo que sepas sobre las novelas de aventuras. Borra de tu mente cualquier conocimiento adquirido sobre el dragón y su mitología. Realizando una serie de imprevisibles cabriolas, el fantástico debut de Rachel Hartman huye de convencionalismos y lugares comunes del género. En su lugar, la escritora estadounidense nos ofrece una historia sorprendente y entretenida que pone a prueba nuestra capacidad de adaptación al entorno mediante sugerentes vueltas de tuerca. Porque, en efecto, para disfrutar plenamente de Seraphina se requiere de nuestra parte cierta predisposición al mimetismo; cierta habilidad para perseguir una trama incierta que se contonea de manera violenta, un estilo excéntrico que no se adapta fácilmente a los cánones usuales y un particular universo narrativo muy rico e inspirador, pero que es capaz de provocar tanto admiración como recelo. Aún así, no tenéis de qué preocuparos: sin duda, merece la pena invertir el esfuerzo.
Rachel Hartman nos traslada en Seraphina a un mundo repleto de amenazas y divisiones políticas. Hombres y dragones (encerrados en cuerpos humanos para favorecer una convivencia pacífica) cohabitan en un país sumido en una paz frágil. No obstante, el brutal asesinato de un miembro de la familia real pondrá de manifiesto las diferencias insalvables que existen entre una raza y otra, permitiendo así el florecimiento de turbias conspiraciones. En medio de esta tesitura se encuentra la protagonista, Seraphina, una joven música que acaba de ser contratada para tocar en la corte y que guarda un secreto capaz de poner en peligro su vida. Sin embargo, Seraphina es mucho más que un simple peón que ha de ser puesto a salvo. Tampoco responde al prototipo de intrépida heroína con un arsenal de recursos armamentísticos a sus espaldas. Más bien, nuestra joven protagonista es una muchacha corriente, inteligente, curiosa y con profundas inquietudes espirituales, una chica que trata de comprender sus orígenes mientras lucha por mantener sus propios monstruos a raya. Por todo ello, Seraphina es, sin lugar a dudas, uno de los personajes más interesantes, convincentes y estimulantes con los que he tenido la oportunidad de toparme en mucho tiempo en una novela de estas características. Pero lo mejor de todo es que el resto de personajes secundarios resultan igual de atractivos en sus múltiples e impredecibles facetas. Este hecho se suma al espectacular microcosmos ideado por la autora, un mundo fascinante e imaginativo donde herejes son venerados como santos, donde los recuerdos se transmiten por línea genealógica y en el que una élite muy reducida de luchadores combate a los dragones mediante laboriosas tácticas de arte marcial. Circunstancias todas que la autora aprovecha para experimentar, rozar lo descabellado, empujar a los personajes a situaciones embarazosas y exprimirle el jugo a las -casi- infinitas posibilidades que ofrece la novela.
Quizá el punto más flaco de Seraphina es su ritmo irregular y la sensación de impenetrabilidad que la obra transmite al principio. Por decirlo de algún modo, el curso de los acontecimientos resulta un tanto caótico hasta que no se hace plenamente visible el propósito de todas esas tramas inconexas. Pero a partir de ahí, el libro coge fuerza, las ganas de resolver el misterio que plantea se incrementan a gran velocidad y cualquier escollo restante se transforma en puro y salvaje entretenimiento. Hartman saca los colmillos. Despliega las alas. Y echa a volar su fértil y retorcida inventiva. Una vez terminado, solo puedo decir que Seraphina ha supuesto para mí una experiencia extraña, insólita y en ocasiones chocante, pero también una lectura satisfactoria y cautivadora que renueva un poco mi fe en la literatura juvenil y mis ganas de indagar más en ella. La recomiendo... con precaución. Pero la sensación final que me llevo es que sí, a veces se encuentran de forma inesperada deslumbrantes novelas como esta.