►Título original: Piranesi
►Traducción: Antonio Padilla Esteban
►Año: 2020
►Edición: Salamandra (2021)
►Páginas: 272
La revolucionaria fórmula de Jonathan Strange y el Señor Norrell supuso un pequeño hito en la
historia del género fantástico y un inmenso trampolín para su autora, Susanna Clarke, que se vio
catapultada de manera casi instantánea al Olimpo del mundo editorial. 16 años después de su
monumental debut —la autora, desde luego, no da puntada sin hilo—, Clarke nos regala una
segunda novela inspirada de forma extraordinaria en el legado de un visionario como ella. El
universo narrativo que construye Susanna Clarke en Piranesi está muy ligado a los hipnóticos
grabados del genio italiano, caracterizados por representar un mundo que hermana lo clásico y
lo onírico a través de una arquitectura rocambolesca, repleta de escaleras y pasadizos
interminables, ruinosa pero al mismo tiempo vanguardista e inspiradora de asombro.
El escenario en el que se desarrolla la peculiar novela de Clarke imita las ilustraciones
de Piranesi con un añadido toque sobrenatural: el protagonista —también llamado Piranesi—
deambula por las inmensas Salas de una Casa que parece extenderse hasta el infinito en todas
las direcciones, albergando en su interior majestuosas estatuas de mármol, esqueletos
inmortalizados en poses extrañas, bandadas de aves mensajeras e incluso océanos que
regularmente inundan las estancias con sus arrolladoras mareas. Piranesi no deja de explorar los
vastos dominios de la Casa, a la que venera como una suerte de deidad, registrando de manera
pormenorizada en sus Diarios toda aquella información llamativa o útil que pueda contribuir a
desentrañar los misterios del lugar. Sin embargo, la ominosa presencia del Otro, un ser
obsesionado con la búsqueda de un antiguo conocimiento perdido, dará al traste con la
ambiciosa labor documental de Piranesi y pondrá de manifiesto la existencia de una verdad
que lleva años desenvolviéndose en las sombras.
En Piranesi, Susanna Clarke demuestra con su desbordante imaginación que no hacen
falta mamotretos de mil páginas para construir un mundo de fantasía épico capaz de inducirte un
embriagador sentido de la maravilla. A través de los ingenuos ojos de Piranesi, Clarke observa
lo cotidiano desde un prisma de inocente fascinación y nos atrapa con su embrujo en una
atmósfera familiar, pero lo suficientemente adulterada como para resultar mágica. Como ya
hiciera Jo Walton en Entre extraños, Susanna Clarke rinde en Piranesi un sentido homenaje a
las bondades del género fantástico en general y, muy en particular, a Las Crónicas de Narnia de
C. S. Lewis. El resultado es una novela sencillamente magistral, una historia conmovedora y
excitante que se lee a ritmo de thriller y que nos recuerda el poder de la fantasía como refugio
último, fuente inagotable de solaz y escapismo, pero también de consuelo. Reconforta saber
que, cuando sales de la Casa, algo de la Casa se te queda dentro para siempre.
«Y Tú, ¿Tú quién eres? ¿Quién es la persona para la que escribo? ¿Eres un viajero que ha desafiado las Mareas y recorrido los Suelos Reventados y las Escaleras en Ruinas para llegar a estas Salas, o quizá alguien que habita estas mismas Salas mucho tiempo después de mi muerte?»
PUNTUACIÓN: ★★★★
Con Clarke me pasó una cosa curiosa, cuando oí hablar por primera vez de Jonathan Strange y el Señor Norrell lo quería y lo quería ya, pero en aquel momento estaba descatalogado.
ResponderEliminarLuego lo reeditaron en bolsillo y me lo compré de inmediato, pero a pesar de haber pasado varias veces por la mesilla esperando su lectura ahí sigue en la estantería sin leer.
Así que decidí que como éste era más cortito empezaría con él. Y solo espero que la enfermedad de Clarke le permita publicar muchos libros porque tiene una imaginación desbordante y yo desde luego me metí en ese mundo extraño de habitaciones y estatuas que muestra la novela.
Me gustó mucho