Benjamin Myers - Cuddy

lunes, 8 de diciembre de 2025



► Título original: Cuddy
► Traducción: Alberto Moyano Muñoz
► Año: 2023
► Edición:  Piel de Zapa (2025)
► Páginas: 463


La intuición me dice que, por desgracia, no verás este título en muchas listas de los mejores libros del año, pero lo cierto es que el último trabajo de Benjamin Myers (Durham, 1949) merece, lejos de pasar injustamente desapercibido, ser el foco de todas las alabanzas posibles. Proyecto inclasificable de ambición desmedida y prodigiosa —casi perfecta— ejecución, Cuddy es una novela hecha de novelas que giran, no alrededor de un tema, sino de un lugar convertido en personaje donde la realidad histórica se eleva a la categoría de mito.

Todo parte como una reconstrucción imaginada de los últimos días de Cutberto de Lindisfarne, un monje medieval del norte de Inglaterra cuya inspiradora devoción, piedad y enternecedora relación con la naturaleza constituyeron un baluarte contra el barbarismo de los invasores normandos durante una época de oscurantismo e incertidumbre. Tras su muerte, un grupo de fieles organizaron una compañía itinerante que se encargaba de acarrear el cadáver del querido pastor y obispo —del que se decía poseer propiedades milagrosas— mientras buscaban un lugar de descanso para sus restos, que sería, a su vez, punto de fundación de una colosal obra de arte arquitectónica que hoy conocemos como la catedral de Durham.

Haciendo gala de una maestría lingüística sin precedentes, insólita originalidad narrativa y una belleza absolutamente sobrecogedora, Benjamin Myers escribe sobre el legado del santo que da nombre a la novela y otorga a los espacios en blanco de la historia una textura tan plausible como conmovedora. Como si Walt Whitman hubiese reescrito el Hamnet de Maggie O’Farrell, Cuddy se erige como un texto poético, indómito, elegíaco y de una genialidad arrolladora, un sensacional híbrido de narrativa y lírica que adopta formas, de repente diáfanas, de repente retorcidamente barrocas, pero siempre dignas de una divina admiración.

Siglos después de su traslado definitivo, el bendito Cuddy seguirá siendo protagonista involuntario de tramas venideras. Myers entrelaza las andanzas del icono mesiánico con vidas aparentemente anodinas, insignificantes, engullidas por el implacable paso del tiempo, pero que de un modo u otro se vieron tocadas por su estela. Por ejemplo, la segunda parte de la novela está enfocada en el estremecedor relato de supervivencia de una cervecera casada con un arquero que la somete con extrema violencia. Mientras su marido combate en el ejército del rey, la joven descubrirá junto a uno de los canteros de la catedral que el amor no es una manifestación de autoritarismo, sino la piedra angular sobre la que erigir una nueva religión.

Más tarde, Cuddy nos traslada a los albores del siglo XIX, haciéndonos partícipes, mediante los diarios de un historiador experto en su campo, de una ominosa operación eclesiástica que tiene como objetivo exhumar los restos de San Cutberto. Mientras que la última sección, ambientada en 2019, relata el calvario de un adolescente en el precario sector de la construcción al tiempo que cuida de su madre enferma de cáncer y descubre, en compañía de una chica por la que empieza a sentir algo más que amistad, la apasionante majestuosidad de un edificio capaz de trascender los límites del tiempo.

Y es que, si existe, como tanto gente empieza a sospechar, un auge de la espiritualidad en la cultura, no es solo gracias a películas como Los domingos o discos como LUXsino que ambos productos podrían integrar una trinidad hipotética a la que habría que añadir, sin ningún atisbo de duda, la monumental Cuddy de Myers, una novela que reflexiona de manera experimental sobre nuestra relación con la historia, así como con sus vestigios. Figura solemne que vela por los lectores sedientos de experiencias catárticas, recipiente de las plegarias elevadas al éter en nuestras horas más bajas, Cuddy es una novela inolvidable e inexplicable, un misterio capaz de inducir al más apostólico de los ateos a un eufórico éxtasis de fervor.


«Las historias que nos contamos los unos a los otros son lo único que quedará cuando el tiempo muera e incluso las más duras piedras esculpidas se conviertan en polvo.»


★★

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