Yael van der Wouden - La guardiana

sábado, 6 de diciembre de 2025



► Título original: The Safekeep
► Traducción: Victoria Alonso Blanco
► Año: 2024
► Edición:  Salamandra (2025)
► Páginas: 288


En La guardiana, el aclamado debut literario de la escritora holandesa Yael van der Wouden (Tel Aviv, 1987), basta un trozo de vajilla enterrado en el jardín de una casa rural para poner en marcha los más funestos presagios. Isabel, la protagonista de la novela, es una muchacha disciplinada y hermética que, tras la muerte de su madre y la marcha de sus hermanos, se queda como único custodio de la vivienda familiar, a la que llegó de pequeña escapando de una terrible hambruna que azotaba las calles de Ámsterdam durante el período de posguerra. La vida de Isabel es predecible y sin sobresaltos. Somete cada estancia y rincón de la casa a un exhaustivo escrutinio. Nada escapa de su control. Por eso, cuando descubre el fragmento de porcelana, Isabel comenzará a sospechar, no solo que la criada está amasando a sus espaldas un alijo de utensilios domésticos robados, sino que los cimientos de su hogar podrían estar enraizados en un capítulo del pasado desconocido para ella.

Ahora bien, vigilar los movimientos de la criada va a convertirse en una de las menores preocupaciones de Isabel. Su hermano Louis, ingeniero de boyante carrera y mujeriego empedernido, organiza una cena familiar para presentar a su nueva conquista, Eva, una mujer vivaracha, intrigante y poco seria que provoca en Isabel una irritante primera impresión. Poco se imagina Isabel que, a partir de ese momento, Eva va a formar una parte sustancial de su vida, pues Louis se dispone a realizar un viaje de negocios al extranjero y le pide a su hermana —o más bien le ordena, como propietario legítimo— que acoja a su futura prometida bajo su techo.

A partir de esta premisa, Yael van der Wouden establece las bases de una historia claustrofóbica y sofocante que tiene como objetivo retratar el deterioro que produce en la cordura de Isabel tener que lidiar con las atenciones de una absoluta desconocida. La constante presencia de Eva se percibe como un incordio, una invasión insoportable de la intimidad y la tranquilidad de Isabel como consecuencia, más bien, de su prolongado aislamiento y su falta de afecto. Pero, como se suele decir, el roce hace el cariño, y quizá la intensa animadversión que Isabel siente hacia su inquilina sea la manifestación de un sentimiento mucho más indecoroso y prohibido que el odio.

La guardiana es, al menos durante su primera parte, una cautivadora radiografía del deseo indeseado y los mecanismos del autoengaño, una especie de retorcido relato en clave de estudio psicológico repuntado por una efervescente tensión narrativa y una desbordante energía sexual que se expande con la inercia de una fuerza largo tiempo reprimida. Yael van der Wouden ha escrito una obra sugerente y reveladora sobre las aristas del espacio que existe entre el amor y el anhelo irracional, una indagación en las heridas de la Segunda Guerra Mundial, los recovecos de la memoria y las cicatrices de la infancia, así como de su repercusión en la vida adulta. No obstante, aunque Yael van der Wouden tenía en sus manos una historia cargada de seductora pirotecnia, ha optado por una ejecución un tanto errática y descafeinada. 

Sí, para haber sido galardonada con un premio tan importante como el Women’s Prize, me ha sorprendido lo fácilmente que la novela de Yael van der Wouden deriva hacia la redundancia y el estereotipo. En lugar de explorar el feminismo ácido, obsesivo y extremadamente corporal de autoras como Ottessa Moshfegh, al que parece aspirar, van der Wouden se decanta por un melodrama histórico de imágenes recicladas y frases inacabadas donde el romance surge de forma tan drástica como poco inspirada. El mensaje reivindicativo de la obra, en el que Isabel se erige como estandarte de mujer autónoma que reclama su independencia en contra de las convenciones sociales, se diluye en una trama previsible e insulsa, además de un estilo cargante con propensión a las escenas de alto voltaje pero escaso ingenio literario. A pesar de todo, si bien La guardiana se postula como una propuesta mejorable, el debut de Yael van der Wouden constituye buena muestra de una voz prometedora que llega para decir lo que muchas antes que ella han mantenido oculto.


«Qué sabían ellos lo que era no hablar con nadie durante días y días, no haber conocido las caricias de otro ser humano, no haberlas conocido nunca, qué sabían del deseo y de no haber sentido otra piel sobre la tuya, y de una casa cada vez más y más vacía.»



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