Yaa Gyasi - Volver a casa

lunes, 16 de octubre de 2017



Título original: Homecoming
Traducción: Maia Figueroa Evans
Año: 2016
Editorial: Salamandra
Páginas: 384
Valoración: ★★★½


El debut de Yaa Gyasi ha sido sin ninguna duda uno de los títulos más celebrados de la pasada temporada literaria. Hay algo en el interior de sus páginas que acelera el corazón, vapulea el estómago y estremece profundamente los sentidos. En efecto, la narrativa de Gyasi apela a las entrañas porque de nada sirve hablar de cadenas a quien nunca las ha llevado puestas. Sin embargo, el dolor es un lenguaje universal que la autora de origen ghanés domina aquí con la pasión de un primerizo y la habilidad de un escritor mucho más experimentado. 

Volver a casa es una novela que sorprende no solo por su particular estructura, sino por la magnitud de su escala. A través de dos líneas argumentales que discurren de forma paralela, Gyasi compacta unos dos siglos de historia contemporánea que narran el origen y la expansión de los movimientos esclavistas por toda la costa suroccidental de África. Una de las cosas que más me han llamado la atención de la novela es que Gyasi no obvia el hecho de que las propias tribus africanas contribuyeron a fomentar el tráfico de prisioneros gracias a sus rivalidades y constantes guerras fratricidas. Partiendo de esa base, Gyasi construye en Volver a casa un emocionante relato generacional constituido por sendas ramas familiares que parten de una misma raíz: Effia y Esi, dos hermanas que nunca llegan a conocerse, pero cuyos destinos estarán estrechamente ligados a lo largo de toda la novela. 

Si bien cada capítulo de Volver a casa constituye una entidad narrativa independiente, con su propio planteamiento, nudo y desenlace, sí que podemos encontrar nexos que entrelazan varias de las historias de maneras inesperadas, a veces en forma de personaje recurrente, a veces en forma de símbolo que permanece un tiempo sumergido y reaparece cuando menos te lo esperas para golpearnos con todo su significado. Aunque Gyasi maneja este recurso de modo sobresaliente, el hecho de presentar cada capítulo desde la perspectiva de un personaje diferente hace que algunos de ellos queden desdibujados y que la obra se vea aquejada de cierta repetitividad. 

No obstante, la sensación que predomina leyendo Volver a casa es la de estar ante un texto profundamente trabajado, valedor de una de las voces literarias más ambiciosas y prometedoras que han surgido en los últimos años. Gyasi aborda tanto la lacra de la esclavitud como la complejidad de las relaciones familiares bajo distintas configuraciones sociales con una embriagadora sutileza que resalta los momentos de mayor carga emocional. El efecto de esta simbiosis perfecta entre sensibilidad y arrojo da como resultado una obra estimulante y polifacética, genialmente hilada e imposible de consumir en pequeñas dosis. El amplio elenco de personajes que encontramos a lo largo de Volver a casa conforma un todo mayor que la suma de sus partes. De manera incontestable, Yaa Gyasi demuestra que las luchas individuales pueden convertirse en el germen de un arrollador movimiento colectivo capaz de cambiar el mundo. O que el hogar no es tanto el sitio de donde uno viene sino aquel donde decidimos depositar nuestro corazón. En cualquier caso, el mensaje inspirador de Volver a casa prevalece sobre los desgarradores cimientos de su narrativa, convirtiéndose el debut de Yaa Gyasi en uno de los títulos más interesantes y necesarios que ha dado de sí este año.

1 comentarios :

  1. Reconozco que yo en este caso voy contra corriente. Aun pareciéndome un buen debut yo soy bastante menos entusiasta que la mayoría.
    Es una novela de ideas, y a mi modo de ver la estructura (igual que pasa en Las doce tribus de Hattie) lastra el impacto emocional de la novela.
    Hay capítulos muy buenos (el tercero, Quay si la memoria no me falla, me pareció estupendo) pero la estructura que permite avanzar un par de siglos de principio a fin, hace que asistamos al episodio dramático de un personaje nuevo, lo que a la larga (al menos a mí) hizo que el impacto fuera menor.
    También reconozco que mi desconocimiento de la historia de la Costa del oro hizo que mientras el avance temporal me resultase evidente en la parte americana de la historia, no me pasase lo mismo con la parte africana.
    A diferencia de muchos comentaristas de youtube, a mí no me extrañó demasiado su ausencia en las nomianciones de los premios importantes (claro que a Bienvenidos a occidente le han caido unas cuantes y es una novela muchísimo más floja que Volver a casa).
    De los debuts sonadísimos de la última temporada (a falta de leer Dulceagrio) me sigo quedando con Las chicas

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