«Pero Misha le había traído su propia soledad y ahora el resultado eran dos soledades complementarias, que daban más la impresión de interdependencia que de amistad».
►Título original: Smert' Postoronnego
►Traducción: Mario Grande y Mercedes Fernández
►Año: 1996►Editorial: Blackie Books
►Páginas: 288
Publicada por primera vez en español hace más de una década, Muerte con pingüino reaparece este año de la mano de Blackie Books con una imagen renovada y, por qué no decirlo, mucho más vistosa. La primera novela de Andrei Kurkov sin duda llama la atención por su inusual premisa: el zoo de Kiev se ha quedado sin fondos y no puede hacerse cargo de los animales que alberga, así que decide emprender una campaña para invitar a la adopción de sus inquilinos, entre los que se encuentra un melancólico pingüino llamado Misha. Viktor, un aspirante a escritor sin familiares ni amigos con los que relacionarse, decide llevárselo de allí, quizá, con la intención de apaciguar su soledad. Sin embargo, Misha no es precisamente el alma de la fiesta. Caracterizado por un solemne desánimo existencial, Misha se limita a deambular por los pasillos de la casa de Viktor sin otro pasatiempo que comer filetes de pescado crudos y emitir de vez en cuando singulares quejidos.
En una Ucrania postsoviética atenazada por la inflación, el elevado índice de criminalidad y el desmoronamiento de las instituciones, Viktor y Misha se erigen como representantes idóneos de un país que parece enarbolar la tristeza por bandera. Para colmo, Viktor encuentra trabajo como redactor de esquelas (o estelas, como se las denomina en la novela de Kurkov) sobre personajes ilustres que aún no han fallecido. Justo cuando parece que el argumento de Muerte con pingüino no puede volverse más pintoresco, las personas sobre las que escribe Viktor empiezan a ser asesinadas en lo que a todas luces parece una suerte de cacería orquestada por alguna organización criminal.
Así, en apenas un par de capítulos, Kurkov nos sorprende traspasando los límites del absurdo una y otra vez, testando la frontera entre credibilidad y verosimilitud en un extraño proyecto literario que destaca sobre todo por su atmósfera plomiza y decadente. A lo largo de Muerte con pingüino, Andrei Kurkov nos conduce por un impredecible periplo siberiano donde nunca se sabe con certeza lo que va a ocurrir, pero se intuye que no será nada especialmente bueno. A caballo entre la esperanza y el desasosiego, Kurkov escribe sobre personajes entumecidos que conocen todas las formas imaginables de pasar frío. Aunque su intervención en la novela es mínima, el carismático Misha ejerce una poderosa influencia sobre todos los que se encuentran a su alrededor, convirtiéndose en una especie de catalizador que descongela el corazón y pone en marcha reacciones inesperadas.
Quizá sea este el mayor logro de una novela que, por lo demás, me ha resultado inerte y distante. La personalísima fórmula de Kurkov es una propuesta arriesgada que se basa en la alternancia de contrastes: luminosa y oscura, violenta y acogedora, Muerte con pingüino es una obra que tiene altas probabilidades de no caer en gracia o de hacerlo por motivos no del todo racionales. En cualquier caso, es una alternativa que se sale de lo convencional, una rara avis donde no caben las medias tintas y a la que cualquier lector se puede aproximar sin miedo a quedar indiferente.
PUNTUACIÓN: ★★
Te falta puntuarla ;)
ResponderEliminarMe estás ahorrando mucho dinero :)
ResponderEliminarEstoy haciendo la lista de compras para próximas ferias del libro (que por aquí hay un par con un descuento de lo más apetecible) y ésta estaba entre las candidatas y aunque no coincidimos en todas las opiniones (nadie lo hace) sí coincidimos lo suficiente como para que en caso de duda dejarse guiar
Aunque le has puesto una puntuación bastante baja, creo que suena interesante y quizás le de una oportunidad.
ResponderEliminarGracias por la reseña!