Reseña "Las luminarias"

viernes, 6 de marzo de 2015

Título: Las luminarias
Autora: Eleanor Catton
Año: 2014
Editorial: Siruela
Páginas: 808
Precio: 26.00 €

Un tempestuoso día de enero una prostituta es arrestada. Ese hecho podría pasar desapercibido en mitad de la fiebre del oro que recorre la costa de Nueva Zelanda en el año 1866, si no fuera por los otros tres acontecimientos misteriosos que se producen el mismo día: se descubre una enorme fortuna en la casa de un borracho indigente, un hombre rico desaparece y un capitán de navío de mala reputación suspende todos sus tratos y leva anclas, como si pretendiera darse a la fuga. Los tres hombres están conectados con Anna Wetherell, la prostituta en cuestión. Los doce hombres más poderosos de la ciudad se reúnen en la taberna local para debatir sobre esta secuencia de hechos aparentemente fortuitos, pero su asamblea es interrumpida por la llegada de un extraño: el joven Walter Moody, que también esconde su propio secreto… Moody pronto se verá involucrado en el misterio: una red de destinos y fortunas que resulta tan compleja y tan bien intrincada como el firmamento nocturno.


Posiblemente hayáis oído hablar de esta novela. Si no es así, cobra fuerza la teoría de que ni siquiera la concesión de uno de los premios literarios más importantes que se otorgan hoy día en lengua inglesa (fue galardonada en 2013 con el Man Booker Prize) puede hacer frente a una demoledora campaña de marketing que consiga acaparar todos los centros de atención mediática y así barrer fulminantemente a la competencia. Porque, en un desesperado intento de incentivar su compra, supongo que con la lucrativa campaña de navidad puesta en mira, Siruela decidió relegar la publicación de Las luminarias al poco habitual mes de diciembre, quedando esta extraordinaria historia excluida casi con toda probabilidad de aparecer en las listas donde figura lo mejor del año y dejándonos a los que anhelábamos de manera impaciente su puesta en venta la desalentadora sensación de que Eleanor Catton y su imponente obra maestra han pasado injustamente desapercibidas. Sin embargo, ha llegado la hora de ajustar cuentas. La venganza de los libros ninguneados por el calendario comercial se aproxima. Es el momento de pedir silencio, subirse al estrado y anunciar con voz fuerte ante una expectante audiencia que Las luminarias es, con toda seguridad, una de las mejores novelas que vais a poder encontrar este año en las librerías.

Por si acaso os lo preguntáis: no, no me han pagado ni un solo céntimo por decir eso. No le debía ningún favor a la señora Catton. Mi exacerbada euforia propagandística nace de un sentimiento auténtico y genuino, de la convicción firme, meditada e inamovible de que es casi imposible toparme entre las novedades de los próximos meses con una novela de calidad superior. Sencillamente, lo que ocurre con Las luminarias es que reúne todas las características narrativas que estimulan mis centros de placer. Es ambiciosa, detallista, sofisticada e hipnótica. Onírica, pero solo de una forma sugerente, sin llegar a levantar del todo los pies del suelo. Posee una estructura laberíntica en la que resulta tan fácil como placentero perderse. Parte de un planteamiento convencional (imitando la tradición estilística de la novela victoriana) al que la autora después le infunde una vibrante e innovadora perspectiva, capaz de derrumbar por completo nuestras impresiones iniciales sobre una historia que se asemeja, en palabras de la propia Catton, a una esfera dentro de otra esfera. Además, por ella deambulan infinidad de personajes absolutamente carismáticos e inolvidables, de esos marcados y que dejan marca, y se solapan multitud de tramas (cada cual más enrevesada que la anterior) que consiguen mantener siempre alto el nivel de tensión narrativa.

Espera... ¿que aún no has quedado convencido? Pues bien, desarrollemos lo anterior.

La chispa que enciende el fuego de Las luminarias: arrastrado por turbios asuntos familiares, el joven Walter Moody aterriza en la ciudad neozelandesa de Hokitika e interrumpe una reunión clandestina en la que doce hombres tratan de dilucidar una serie de acontecimientos extrañamente relacionados entre sí; la detención de una prostituta llamada Anna Wetherell figura como el detonante, en apariencia inexplicable, de otros tres sucesos no menos desconcertantes, a saber, la aparición de una cuantiosa fortuna en casa de un pobre borracho, la misteriosa desaparición del hombre más rico de la ciudad y la repentina huida de un pendenciero capitán de barco. A partir de ese momento, Moody será el encargado de escuchar las distintas versiones de la historia y, como un experimentado sastre que corta, selecciona y recompone las telas en su taller, tendrá sobre sus espaldas la enorme responsabilidad de confeccionar con las piezas a su alcance una visión global del relato que involucra a todos esos hombres.

A esta ya de por sí titánica tarea se suma un laborioso elemento esotérico. Y es que Eleanor Catton ha dividido su novela en doce partes, cada una de ellas encabezada por una carta astral que configura y determina hasta cierto punto el impetuoso comportamiento de los personajes. Así pues, ya sean sibilinas prostitutas, traficantes de opio, respetables banqueros, empresarios sin escrúpulos, jornaleros en busca de oro o periodistas a la caza de noticias frescas, los distintos elementos de la novela se mueven por las pintorescas calles de Hokitika como piezas de un tablero celestial, obedeciendo a los inexplicables designios de oscuras fuerzas superiores mientras el lector observa absorto una impetuosa e ilusoria corriente de caminos que se entrecruzan y trazan un minucioso mapa con lo peor del alma humana: las pasiones descontroladas, la ambición desmedida, el carácter corruptor del poder o la incapacidad de resistir indefinidamente el influjo de nuestras más arraigadas adicciones. El resultado definitivo de toda esta potente maquinaria narrativa es una novela estratosférica, estelar, una obra exquisita y casi perfecta que nos mantiene en vilo durante todo su recorrido, solo para darle una magistral vuelta de tuerca al final. Pero, ¡basta! No adelantemos más acontecimientos. No subamos el telón antes de tiempo. Lo mejor de todo es que os sumerjáis dentro de Las luminarias con la sola idea de aprovechar al máximo cada etapa del viaje. Sin provisiones, sin ambages ni excesivos conocimientos previos. Solo el firmamento y las estrellas.  



7 comentarios :

  1. ¡Hola!
    Pues me siento un poco avergonzada porque yo no conocía la novela. Pero desde luego me has convencido de buscarla y hacerme con ella porque parece ser una obra de mucha calidad.
    Un beso y gracias.

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  2. Solo oigo maravillas de este libro, y encima de gente de cuyo criterio me fío, pero es que ese precio... Siempre digo lo mismo, pero es que vaya precios, madre mía. Por muchas páginas que tengo. Aun así, tomo nota, que los cumpleaños sirven para algo :P

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  3. Uff, tomaré nota. Es la primera reseña que leo del libro pero creo que ha sido suficiente. ¡Un saludo!

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  4. Cuando ganó el premio lo apunté como futura lectura pero es que no me atrevo a leerlo en inglés, que con lo complicada que parece.... me da un poco de miedo, y en español creo que tiene un precio abusivo :( en fin, ya veremos si consigo que alguien me lo regale para un no-cumpleaños o algo.
    Gracias por la reseña!

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  5. Tengo unas ganas de hacerme con ella que no te imaginas! Encima el otro día escuché una entrevista a la autora por la radio que me dejó con más ganas ;)

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  6. Genial reseña. No puedo más que compartir tu entusiasmo. Canela fina este último libro de Catton. Yo tengo pendiente escribir la reseña desde que lo acabé, pero una mezcla de respeto y pereza han echo que apenas tenga unas cuantas líneas. A ver si me animo y la publico pronto!

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  7. Lo tengo apuntado, me gustaría leerlo y después de la reseña aún más! Un beso.

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