Reseña "La isla de hormigón"

miércoles, 20 de marzo de 2013

Título: La isla de hormigón
Autor: J.G. Ballard
Año de publicación: 2012
Género: Novela, ciencia-ficción
Editorial: RBA
Páginas: 178
PVP: 17.00
ISBN: 9788490063972

Roger Maitland, 35 años y arquitecto de éxito, sale de la gran ciudad un viernes por la tarde para disfrutar de un fin de semana en el campo. Sin embargo, cuando se encuentra en medio de un nudo de autopistas a las afueras de Londres, sufre un terrible accidente de automóvil. No hay otros coches implicados ni testigos. Su vehículo se sale de la autopista y va a parar a una isla de vegetación que está por debajo de los carriles de circulación.
Conmocionado y varado en medio de la nada, cerca de personas que pasan a toda velocidad sin verlo, se encuentra como un nuevo Robinson Crusoe obligado a sobrevivir con los pocos recursos que tiene a su disposición y con su fortaleza física y mental, mientras reflexiona sobre el proceso que le ha llevado a esta isla de deshumanización y alienación tan cerca de la civilización a la que él ha contribuido a forjar.

Opinión

A pesar de los riesgos, las inseguridades, la incertidumbre que normalmente te invade cuando estás a punto de enfrentarte a un nuevo escritor, me encanta esa sensación inicial de sumergirse en lo desconocido, lo inexplorado, de que absolutamente todo es posible dentro de un libro. Mi primera incursión en la obra de J.G. Ballard, antes de conocer su gran relevancia en el terreno de la ciencia-ficción y ser testigo de su incomparable inventiva, resultó ser un tanto desconcertante, un poco agridulce si tenemos en cuenta lo mucho que me gustó el planteamiento de la historia que tiene lugar en El mundo de cristal y lo poco que lo hizo el modo en que se desarrollaban las enredaderas narrativas de Ballard sobre aspectos que no llamaban demasiado mi atención. Aun así, la novela del escritor británico me pareció una lectura bastante original y recomendable que no me marcó profundamente, pero que tampoco me resultó decepcionante. Afortunadamente, la estupenda, maravillosa, espléndida, magnífica colección Literatura fantástica de RBA cuenta desde sus comienzos con otros títulos del autor, entre ellos aquel del que os hablamos hoy: La isla de hormigón, un relato sobre la soledad del hombre realmente apasionante y al mismo tiempo claustrofóbico que te atrapará entre sus páginas sin remedio.

El motor diésel de un camión retumbó bajo el peso elevado. Tras darle la espalda a la mediana, Maitland caminó hacia el terraplén y empezó a trepar por la suave pendiente. Subiría por el terraplén, le haría señas a algún coche que pasara y seguiría su camino.

La premisa de la que parte esta novela es bien sencilla y bajo mi punto de vista, tremendamente cautivadora. Un importante arquitecto londinense llamado Roger Maitland sufre un fuerte accidente de tráfico mientras conduce a toda velocidad por la autopista, tras lo cual acaba tirado en una explanada cubierta de vegetación que está bajo los carriles de tránsito, solo, malherido y sin la posibilidad de pedir ayuda. La isla de hormigón narra con todo lujo de detalles los infructíferos esfuerzos de Maitland por abandonar dicho emplazamiento perdido entre las estructuras que se levantan a su alrededor, el terrible sufrimiento tanto físico como psicológico que padece el protagonista día tras día cuando ve que todos sus intentos de escapar acaban providencialmente desbaratados y que el dolor, el hambre e incluso la muerte no dejan de acechar en ningún momento. Entre las cosas que más me han gustado de la novela, destacan la increíble ambientación de la misma, la espectacularidad visual que desprende el estilo de Ballard, tan deshumanizado y aséptico como de costumbre, además de la espeluznante paradoja de la que es victima Maitland, desterrado en completa soledad en una especie de purgatorio moderno, un lugar alejado del ojo público por el cada día pasan miles de personas, olvidado por una sociedad inconsciente que únicamente se preocupa de sí misma.

En cada punto, un pequeño ritual materializaría la transferencia de su compromiso con la isla.
   Hablaba en voz alta, como un sacerdote que oficia la eucaristía de su propio cuerpo.
   -Yo soy la isla.
   El aire vertía su luz.

Después de haber leído solamente dos de sus libros, puedo decir que estoy completamente enamorado de los temas que aborda Ballard y la forma en que es capaz de abrir espacios nuevos a la imaginación, tal y como mencionaba al principio de la reseña, explorando terrenos que no mucha gente se ha atrevido a pisar. Obligado a subsistir como un náufrago cosmopolita, la evolución que se produce en el comportamiento y en la personalidad de Maitland adquiere tintes degenerativos, en muy poco tiempo nuestro particular arquitecto se vuelve más desconfiado, más compulsivo y más dispuesto a cualquier cosa, comienza a percibir la isla que le rodea como una amenazante entidad propia a la que debe derrotar mediante su fuerza de voluntad. Sin embargo, leyendo La isla de hormigón me ha vuelto a pasar un poco lo mismo que con El mundo de cristal, y es que si bien la idea original me ha parecido muy bien ejecutada y abundan a lo largo de la novela pasajes excelentes, la historia a veces peca de ser excesivamente lenta, dando la impresión de que los capítulos se suceden uno tras otro "sin que pase nada".
     No sé si es porque me leí la novela de un tirón y se me contagió esa atmósfera agobiante y pesada que transmite la historia, pero lo cierto es que para ser una obra que no llega ni a las 200 páginas, en ocasiones parecen en el doble. Además, la notable escasez de tramas y personajes secundarios puede resultar repetitiva o poco atrayente y tampoco ayudan a amenizar el camino que hay hasta el final de la historia, un tanto abrupto por cierto. En resumidas cuentas, se puede decir que por culpa de su ritmo irregular y su exasperante falta de acción, La isla de hormigón se convierte en un segundo acercamiento a la obra de Ballard que no me ha servido para cambiar ni un ápice mis primeras impresiones sobre el escritor británico, unas impresiones que se podrían calificar de tenebrosas, excitantes, llamativas, absorbentes y muy satisfactorias. Igual que sus novelas.

Puntuación

La isla de hormigón


4 comentarios :

  1. No conocía este autor, siempre es bueno descubrir nuevos escritores.
    A pesar de eso no me llama mucho la atención este libro.
    Un beso.

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  2. Este lo tengo pendiente, pero es que Ballard se me hace muy espeso. Desborda imaginación, y tiene unas ideas fantásticas, pero al mismo tiempo no consigue engancharme con su forma de escribir. En un autor, como Dick, con el que tengo una extraña relación.

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  3. Hormiguita, hormigón :D xDDD
    Aunque no le quito merito al autor por hacer sufrir de mala manera al prota ahí en medio, si lo llega a escribir King....you know XD
    Besicos!

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  4. Me gustaria leerlo, auqneu no se, confio en tu gusto asi que pues pff xD

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