Maurice Dekobra - La Madona de los coches cama

martes, 9 de octubre de 2018


«—Todos esos detalles son ciertos, doctor —intervino entonces lady Diana—. Tiene usted ahí una idea bastante precisa de mi persona. Ni estoy medio loca ni soy una ninfómana. Vivo la vida como una mujer emancipada que, ya en su pubertad, se liberó de las cadenas de la hipocresía propia de sus compatriotas».


Título original: La Madone des Sleepings
Traducción: Luisa Lucuix Venegas
Año: 1925
Editorial: Impedimenta
Páginas: 304


Un rápido vistazo a las primeras páginas de La Madona de los coches cama aporta pruebas más que suficientes para entender la demoledora repercusión que obtuvo este libro en el momento de su nacimiento. Al fin y al cabo, no todas las novelas abren con su desinhibida protagonista procurando alcanzar el orgasmo en la consulta de un estupefacto psiquiatra. Publicada originalmente en 1925, y después de convertirse en un imbatible bestseller que reportó a su autor popularidad a nivel internacional, la desternillante obra de Maurice Dekobra (París, 1885) ha permanecido agazapada en un discreto tercer o cuarto plano hasta que Impedimenta ha decidido, con muy buen criterio, rescatarla del olvido.

La Madona de los coches cama es, sin ningún género de duda, una de las novelas más hilarantes y descaradas que he leído en mucho tiempo. Su protagonista, lady Diana Wynham, es una despampanante aristócrata escocesa —viuda de un diplomático que hizo fortuna en el negocio del petróleo— cuya mayor satisfacción consiste en escandalizar a la sociedad de su época y protagonizar todo tipo de pervertidas habladurías. Consciente de su incomparable atractivo erótico, Diana abraza su sexualidad con una naturalidad sin precedentes, brincando de cama en cama y dilapidando sin miramientos el remanente de su menguante patrimonio. 

A su lado permanece, a modo de leal mandatario, el príncipe Gérard Séliman, un caballero e infalible seductor que vela por el bienestar de Diana de manera, por increíble que parezca, totalmente altruista. Obligado a escapar de Estados Unidos tras conocerse que mantenía una relación adúltera con sus propia hijastra, Séliman se dedica ahora a beber los vientos por lady Wynham, a la que no se atreve a conquistar por temor a corromper los nobles términos de su relación laboral. Sabedora de su precaria y desesperada situación financiera, lady Wynham urde un descabellado plan para adquirir un campo de pozos petrolíferos —propiedad de su difunto marido— que yace ahora en poder de los bolcheviques soviéticos. Junto al inseparable Séliman, ambos se embarcarán en una descacharrante aventura por media Europa, plagada de espías, revolucionarios sin escrúpulos y amantes despechadas.

A través de un estilo pomposo y exacerbado que casa tremendamente bien con el tono de la novela, Maurice Dekobra elabora en La Madona de los coches cama una historia tan fascinante como impredecible en la que se percibe, bajo ese pretendido humor desenfadado, el escepticismo ideológico del autor ante el surgimiento de la imparable maquinaria comunista. Dekobra reflexiona sobre totalitarismos y diferencias de clase con la socarronería que le caracteriza, pero sin perder ni un ápice de contundencia. La frivolidad recalcitrante de Lady Wynham, así como el romanticismo indiscriminado de Séliman, vertebran la vertiente cómica de una novela que no da la espalda a los episodios más truculentos del período de entreguerras. Concisa, certera y sin ramificaciones innecesarias, esta sensacional novela de Maurice Dekobra evidencia un magistral manejo del hilo narrativo, así como del suspense que lo mantiene vivo desde su planteamiento hasta su frenética conclusión.

PUNTUACIÓN: ★★★★

1 comentarios :

  1. Un título muy interesante, me lo apunto. Además, me encanta que la traductora aparezca en la portada.
    Un saludo y gracias por la reseña.

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