Michelle de Kretser - Teoría y práctica

martes, 18 de noviembre de 2025



► Título original: Theory & Practice
► Traducción: Regina López Muñoz
► Año: 2024
► Edición:  Muñeca Infinita (2025)
► Páginas: 176


¿Qué tienen que ver una brillante alumna de piano, un documental sobre tácticas de guerra israelíes, una escritora atascada en la redacción de su primera novela y una alumna de posgrado que descubre cosas inquietantes sobre su ídolo literario? A primera vista, nada. Sin embargo, las apariencias esconden todo tipo de relaciones ocultas. Observamos, analizamos, creemos saber, pero todos hemos experimentado en algún momento el asfixiante desasosiego de afrontar completamente paralizados un problema para el que habíamos memorizado todas las soluciones. En Teoría y práctica, Michelle de Kretser (Colombo, 1957) ha escrito una obra sencillamente fascinante que escarba de manera incómoda en esa tensión existente entre lo que estudiamos y lo que la vida realmente pone a examen.

La protagonista de Teoría y práctica es una joven australiana que se muda a un barrio estudiantil de Melbourne para finalizar un trabajo sobre Virginia Woolf. Considerada como una figura materna y mentora literaria, Woolf ejerce una influencia poderosa en el imaginario ideológico de la narradora hasta que encuentra, leyendo sus diarios, unas reveladoras descripciones que evidencian el sesgo racista del icono británico. Por si fuera poco, al mismo tiempo la protagonista cae rendida antes los encantos de Kit, un chico que mantiene una relación «deconstruida» con su modélica novia y que conseguirá hacer tambalear los preceptos de un feminismo ingenuo, indefenso ante los violentos coletazos de un deseo tan intenso como obsesivo.

A pesar de su brevedad, Michelle de Kretser ha escrito una novela sublime que recorre las contradicciones de muchos planteamientos contemporáneos sobre sexualidad, empoderamiento femenino, imagen pública y crítica literaria con una frescura y una lucidez que resultan deslumbrantes. Mientras medio mundo despotrica contra la cultura de la cancelación y la dictadura woke, Michelle de Kretser se pregunta sobre la pertinencia de separar la obra del autor en un paradigma discursivo que sigue achacando a las mujeres la responsabilidad de ser absolutamente intachables en sus posturas contra el patriarcado sin tener en cuenta la demoledora tragedia que supone ser víctima de anhelos profundamente enemistados con tus principios.

Michelle de Kretser firma en Teoría y práctica una novela inteligente, divertida, moderna, sensibilizada y relevante para el crispante escenario de polarización actual. Absorbente, provocativo y electrizante híbrido de narrativa, ensayo y memorias, Teoría y práctica es un brillante ejercicio literario que resuena a novela de campus, solo que plagada de personajes que parecen escritos como si Sally Rooney estuviese al mando de una sitcom de los 80. De Kretser practica un estilo intelectual y estimulante que desprende una incontenible retranca y una mordacidad nuclear. A través de una protagonista comprometida con las causas sociales, pero de gustos cuestionables, de Kretser elabora una historia sobre filosofía y deriva moral que no deja de ser un viaje en busca de la verdad. Y de quién debe de pagar el precio por contarla.

Gentrificación, esnobismo académico, dinámicas de poder abusivas, colonialismo, competitividad tóxica entre chicas y relaciones maternofiliales complejas... Teoría y práctica aborda grandes cuestiones desde una perspectiva de género y a través de una mirada exhaustiva, libre de prejuicios, pero no por ello menos contundente. El último trabajo de Michelle de Kretser ha sido toda una sorpresa, y de las buenas. Un recordatorio brutal y necesario de esa lección que olvidamos con sospechosa frecuencia: que el arte, y en especial la literatura, no es sino el lugar encumbrado donde veneramos figuras con rasgos —y defectos— tan humanos como los nuestros.


«¿A quién podíamos confesar sin atisbo de vergüenza nuestros sentimientos traicioneros, competitivos, trillados, anticuados, no feministas? La vergüenza era capaz de transformar la solidaridad femenina en una brida de castigo. Era capaz de garantizar que una filosofía concebida para liberarnos impusiera un peso sobre nuestras lenguas.»


★★★

Abigail Thomas - Lo que viene después... y que te guste

domingo, 16 de noviembre de 2025



► Título original: What Comes Next and How to Like It
► Traducción: Regina López Muñoz
► Año: 2015
► Edición:  Errata Naturae (2025)
► Páginas: 320


En el tercer volumen de sus memorias —Lo que cabe en un instante (Errata Naturae, 2024), Una vida de tres perros (Errata Naturae, 2023)—, la escritora norteamericana Abigail Thomas desgrana un episodio de su vida al que pocas personas pueden ponerle palabras. ¿Cómo se afronta el descubrimiento de que tu mejor amigo mantiene una aventura con tu hija? ¿Cómo se habla de la ciega negligencia que permite a la traición abrir una grieta tan profunda? Pues, por supuesto, no hablando de ello en absoluto. No sin pasarlo antes por el esclarecedor filtro de la literatura. Poseedora de una sabiduría casi ancestral, Abigail Thomas demuestra conocer perfectamente cómo operan los intrincados mecanismos del recuerdo y las historias que nos contamos a nosotros mismos, ofreciendo en Lo que viene después... y que te guste un emocionante ejercicio de narrativa mayúscula donde los momentos complicados de la vida prevalecen como el terreno del que brota la verdad más pura.

Lo que viene después... y que te guste aborda de manera absolutamente libre de ataduras la rocambolesca amistad de Abigail Thomas con el conocido agente literario Chuck Verrill —representante durante muchísimos años de nada más y nada menos que Stephen King—. Esta relación, entrañable, cautivadora y de una tonalidad casi romántica, se verá puesta a prueba cuando Thomas descubra, previa confesión de Verrill, que su alma gemela lleva un tiempo teniendo un lío con su hija Catherine. A través de viñetas que capturan escenas tan cotidianas como sobrecogedoras, Thomas reflexiona sobre el carácter indescifrable de la vida y las relaciones humanas mientras recoge pensamientos sencillamente deslumbrantes que giran en torno al amor, la confianza, la felicidad, el perdón y el arrepentimiento.

Aun con la presencia de episodios ciertamente oscuros, las memorias de Abigail Thomas irradian una fascinante luz. La autora norteamericana entremezcla su ambiciosa labor autobiográfica con su faceta artística, salpicando capítulos de una sombría implicación emocional con arrebatadoras imágenes sobre su proceso creativo a la hora de pintar. En las páginas de Lo que viene después... y que te guste resuenan los pasos de una familia efervescente, cuyos miembros entran y salen de escena a voluntad de la autora para dejar constancia de impresiones deslavazadas pero duraderas. Sin embargo, cuando Catherine sea diagnosticada con un cáncer bastante agresivo, la hija pequeña de Thomas dejará de ser en un mero satélite para convertirse en su dramático centro de gravedad.

Lo que viene después... y que te guste es, en gran medida, un acto de rebeldía contra el paso del tiempo y su ímpetu destructivo, empeñado en borrarlo todo. Desde la atalaya de la vejez y un alcoholismo mal disimulado, Abigail Thomas consigue plasmar con una genialidad indiscutible la absurda arbitrariedad de la memoria, capaz de obviar años y personas enteras mientras se aferra a detalles en apariencia insignificantes que, no obstante, acabamos atesorando como amuletos de un valor incalculable. Gracias a este magnífico volumen de visiones tan fugaces como indelebles, he podido adentrarme en la existencia de una mujer apasionante, inteligente, lúcida y mordaz que indaga en su pasado como recurso para extraer fuerzas con las que encarar el futuro y su inseparable presagio de muerte.

Apasionada de los hombres y los perros a partes iguales —a veces resultan indistinguibles unos de otros—, Abigail Thomas rescata de vivencias absolutamente devastadoras algunas de las enseñanzas más perspicaces y profundas del libro, como si tocar el trauma con los dedos fuese el catalizador de un entendimiento sublime. Y es ese quizá el artificio mejor logrado de una obra extraordinaria, conmovedora, humana a rabiar y completamente recomendable de principio a fin: la impresión de que su autora, tras toda una vida recorriendo escarpadas cimas y hondonadas en penumbra, está menos perdida e indefensa que cualquiera de nosotros.


«Odio el orden cronológico. [...] La idea de que ha pasado esto y luego esto otro y luego esto y lo de más allá, la implacable sucesión de acontecimientos y emociones engarzadas sólo porque los días se suceden y forman semanas que se suceden y se convierten en meses y años, consolida el hecho de que el único fin lógico para el orden cronológico es la muerte.»


★★★

Saou Ichikawa - Joroba

viernes, 14 de noviembre de 2025



► Título original: ハンチバック
► Traducción: Andrés Barba Muñiz
► Año: 2023
► Edición:  Letras de Plata (2025)
► Páginas: 128


Recuerdo que hace unos meses salieron a flote en Twitter fragmentos de un reportaje sobre asistentes sexuales a personas con discapacidad que avivó, aunque fuera con la vehemente fugacidad que permiten las redes sociales, una conversación que sigue provocando entre la mayoría de la población unos niveles de vergüenza e incomodidad difíciles de reconocer. Sí, con mayor frecuencia de la que nos atreveríamos a admitir, sexo e invalidez son conceptos cuyo emparejamiento va asociado a lo grotesco. Imaginar a una persona dependiente teniendo relaciones íntimas es un escenario que preferimos mantener tras la puerta de una ignorancia feliz. En Joroba, su provocadora e inclasificable novela debut, Saou Ichikawa revienta esa puerta de una patada y nos ofrece una visión sin paliativos sobre cómo se vive el deseo en un cuerpo disidente que lucha por reivindicar su derecho al orgasmo.

Shaka, la protagonista de la novela, es una joven aquejada por una enfermedad degenerativa que ha atrofiado su sistema muscular. Confinada en una silla motorizada y obligada a respirar a través de un tubo que se obstruye constantemente de viscosa mucosidad, Shaka utiliza diversos pseudónimos para publicar en Internet oscuras fantasías eróticas, reportajes sobre locales de intercambio de parejas y tuits agresivamente polémicos en los que manifiesta, entre otras lindezas, su deseo de convertirse en prostituta de lujo. Sin embargo, la mayor ambición de Shaka es quedarse embarazada, si bien el sueño imposible de la maternidad está fuera de su alcance, al menos para tener la posibilidad de abortar como una mujer normal.

Así, entre agudas observaciones sobre feminidad, capacitismo e inaccesibilidad a ciertos espacios que se autoproclaman inclusivos, Saou Ichikawa redefine los límites de la funcionalidad con un amargo sentido del humor que alumbra zonas sobre las que a menudo apartamos deliberadamente la mirada. La protagonista de Joroba, que bien podría haberse nutrido de las experiencias personales de la autora, es una mujer inteligente, instruida y económicamente solvente que relata las miserias cotidianas de su enfermedad con una falta de escrúpulos que no por repetitiva resulta menos demoledora. Así, Joroba no es solo un diario pormenorizado de precarios protocolos higiénicos, sino un intento por reclamar, desde una dignidad mayúscula, la humanidad de un cuerpo que para el mundo es sencillamente monstruoso.

A pesar de su extrema brevedad, Joroba es un texto radicalmente transgresor, atípico y heterodoxo que no se deja encasillar con facilidad ni buenos modales y donde surgen emociones que solo se pueden expresar con onomatopeyas o un emoticono. A ratos metódica y lúcida, a ratos bastante pueril y superficial, pero siempre honesta, la novela de Ichikawa contiene afiladas reflexiones sobre el papel marginal que asignamos en la sociedad a las personas deformes, y de cómo esa discriminación engendra sentimientos de rechazo, soledad y abandono capaces de eclosionar en un desarraigo anestésico. En su punto más álgido, la protagonista de Joroba encuentra entre los trabajadores de la residencia donde recibe cuidados varias veces en semana un sujeto dispuesto a aceptar los términos y condiciones de un pacto tan insólito como perverso. Pero claro, ¿hasta qué punto estamos moralmente autorizados a vapulear los preceptos de un contrato consentido? ¿Nos hemos acostumbrado a mirar por encima del hombro a unos individuos cuya autonomía es el himno de un estado utópico? Haciendo gala de un clamoroso desinterés por resultar amable o decorosa, Joroba desafía las convenciones de la narrativa y nos obliga a mirar la cara más asimétrica de una sexualidad tabú.


«Cuanto más vivía, más se desmoronaba mi cuerpo hasta adoptar una forma cada vez más aberrante. No se desmoronaba hacia la muerte. Lo hacía más bien para vivir, se desmoronaba como testimonio de todo el tiempo que había resistido.»


★★★

László Krasznahorkai - Tango satánico

miércoles, 12 de noviembre de 2025



► Título original: Sátántangó
► Traducción: Adan Kovacsics
► Año: 1985
► Edición:  Acantilado (2017)
► Páginas: 304


Cuesta creer —bueno, puede que después de la concesión del Premio Nobel, no tanto— que Tango satánico sea la primera novela de László Krasznahorkai. Publicada por primera vez en 1985, la excepcional obra del escritor húngaro es una lectura completamente cautivadora, a medio camino entre el realismo y una sutil veta mística, que te enreda con sus frases kilométricas y sus cabriolas lingüísticas como las telarañas que cuelgan de la fonda donde transcurren algunos pasajes de la historia. Ambientada en una cooperativa agrícola abandonada tras la caída del régimen comunista, Tango satánico sigue a un grupo de vecinos que subsisten en la más absoluta miseria entre los escombros de un pueblo fantasma hasta que la llegada de Irimiás, al que daban por muerto tras su repentina desaparición, les infunde la ilusión necesaria para creer de nuevo en la posibilidad de reclamar un futuro libre de penurias.

A lomos de una prosa desbocada, de arquitectura laberíntica, Krasznahorkai nos traslada a un enclave rural donde sus habitantes viven embrujados por los ecos de un campanario derruido y los distintos miembros de la cooperativa se acechan mutuamente con el ahínco de los que no tienen otra cosa que hacer. En Tango satánico, las páginas están siempre manchadas de barro y empapadas por una lluvia incesante que ensombrece la atmósfera de una novela ya de por sí bastante tenebrosa. Solo el regreso del profeta Irimiás, personaje de carácter casi mesiánico, junto a su inseparable compañero Petrina, será capaz de romper el letargo de los que se han sumido en un sueño lujurioso y alcoholizado.

No obstante, el optimismo inicial tardará poco en ser arrastrado por la cristalina claridad de la inundación. Tras el vigoroso impulso provocado por el discurso exaltado de Irimiás, los ciudadanos de la cooperativa, embarcados en un proyecto de escasa proyección y sin el dinero que tanto esfuerzo les ha costado reunir, empezarán a vislumbrar las fallas en la lógica torticera de Irimiás justo cuando quizás sea demasiado tarde para tomar alguna otra medida que no sea el remordimiento. En ese sentido, Krasznahorkai, prestidigitador nato, nos enseña un fascinante truco de manos donde el idealismo ingenuo queda desnudo y ridiculizado al extremo por la afilada lucidez del escritor húngaro.

Por si la excelente calidad del estilo y la prodigiosa caracterización de los personajes no fueran méritos suficientes, Tango satánico constituye una hazaña estructural ejecutada con maestría en la que los seis primeros capítulos siguen un orden cronológico tradicional, mientras que los seis siguientes lo hacen de modo inverso, cerrando un círculo narrativo perfecto en el que László Krasznahorkai incluye demoledoras observaciones sobre la esperanza, la libertad y el ímpetu de vivir incluso en las más funestas circunstancias.

Reunidos para bailar al apocalíptico compás que va marcando Krasznahorkai, los personajes de Tango satánico se mueven en una sinfonía sincronizada de forma milimétrica que desprende insólitas y sorprendentes armonías. Desde el cojo y demacrado Futaki hasta la voluptuosa señora Schmidt, pasando por el fornido granjero Kerekes, el revisor Kelemen, la viuda Horgos —matriarca de una familia caída en desgracia—, la señora Halics, poseída por un entusiasta fundamentalismo religioso, o el doctor del pueblo, entregado a una impertérrita y diligente vigilancia desde su puesto de observación, todos y cada uno de ellos caen víctimas de la autocomplacencia y el engaño, atrapados en un coro infernal donde el escapismo es un goce salvaje que solo los condenados a muerte se pueden permitir. Monumental, escarpada y, a pesar de su relativa brevedad, por momentos inabarcable, Tango satánico es una obra de una grandeza delirante y una resonancia emocional sencillamente sobrecogedora que trata de averiguar si el destino es accidental o una consecuencia directa de nuestros actos de omisión. Krasznahorkai elabora un complejo estudio de la resiliencia ideológica en un contexto que otorga a lo cotidiano una extraña cualidad mitológica y nos permite danzar, cual almas malditas en tormento eterno, al son de una canción infinita.


«Todo funciona de manera vacua e irracional, por la fuerza de una interdependencia y de una oscilación salvaje y atemporal, y sólo nuestra imaginación, y no nuestros sentidos condenados eternamente al fracaso, nos incita a creer en todo momento que podemos liberarnos de las zanjas de la miseria.»


★★★

Robert Plunket - Los papeles de Harding

lunes, 10 de noviembre de 2025



► Título original: My Search for Warren Harding
► Traducción: Regina López Muñoz
► Año: 1983
► Edición:  Impedimenta (2025)
► Páginas: 336


Breve pero accidentado, el mandato del republicano Warren G. Harding fue un período de la democracia estadounidense marcado por varios escándalos de corrupción y una tumultuosa vida sentimental cuya versión biografiada se convirtió en un bestseller distribuido de puerta en puerta de forma clandestina. Publicada por primera vez en 1983, Los papeles de Harding, del norteamericano Robert Plunket (Greenville 1945), se adentra de lleno en este infame capítulo de la historia yankee para regalarnos una novela inclasificable, a medio camino entre la comedia de enredo y el reportaje periodístico, sobre un aspirante a escritor que investiga el paradero de la amante de Harding con el objetivo de conseguir el testimonio definitivo del romance más jugoso del siglo.

Así, tras tirar de contactos en el corazón de la industria cinematográfica a través de su amiga Eve Biersdorf, el joven académico Elliot Weiner se instala en la decadente mansión de Rebekah Kinney con la esperanza de engatusar a la vieja y echarle el guante a la colección de fotografías, cartas eróticas y demás memorabilia que documentarían su apasionado idilio con el presidente Harding, así como la existencia de una hija no reconocida, Jonica, cuyas colosales dimensiones físicas y particular sentido de la moda constituyen una fuente inagotable de chascarrillos más bien deplorables por parte de Weiner.

Y es que el personaje central de la novela de Plunket, arquetipo del egocentrismo patoso y la ambición sin escrúpulos, supone el encanto más deliciosamente repulsivo de una novela delirante que sorprende en su absoluto desprecio por la cortesía y las normas del decoro. Elliot Weiner es un protagonista patético, obsesivo y movido por un arribismo supino que no dudará en recurrir a las artimañas más rocambolescas —aunque implique ligarse a individuos que parecen descartes de First Dates— para tratar de lograr un objetivo que se le escurre de las manos de formas absolutamente hilarantes.

Sulfúrica, trepidante y ofensiva a unos niveles que te obligan de vez en cuando echarte las manos a la cabeza, Los papeles de Harding es una histriónica comedia anclada profundamente en el esplendor de la era dorada de Hollywood que, en la novela de Plunket, muestra su cara más vacua y decrépita. Viejas glorias de la pantalla, aspirantes a rutilante estrella y actrices de éxito reconvertidas en locutoras del cotilleo más miserable se dan cita en una obra heterodoxa y muy divertida que, desde la más fehaciente falta de censura, nos recuerda lo refrescante y aliviador que puede llegar a ser indignarse por las patochadas irreverentes de un personaje ficticio.

Alternando una fascinante reconstrucción historiográfica de la vida de Warren Harding —que, francamente, ojalá hubiera ocupado más espacio en la novela— con las andanzas de Elliot Weiner recorriendo yates de lujo, fiestas estrepitosas, salas de urgencias y los antros más nauseabundos de la costa oeste estadounidense, Los papeles de Harding entreteje una historia de amor y estupor que parece una competición a contrarreloj por ver cuál de sus participantes da más vergüenza ajena. Crónica del declive de la sociedad norteamericana y manifestación de su hipocresía moral, Los papeles de Harding puede leerse también como una aproximación insinuante a los vericuetos del deseo homosexual, más sugerente que explícita, donde la atracción descarrila poco después de ponerse en marcha. Con un desarrollo imprevisible y un final sencillamente descacharrante, la novela más emblemática de Robert Plunket supone una interesante reivindicación del desenfreno narrativo más corrosivo, una apología del trasnocheo etílico y la incorreción política capaz de dejarte, como quien se despierta junto a un desconocido tras una buena juerga, totalmente traspuesto.


«Su mujer y su amante fueron su presidencia. Ellas la crearon, ellas le dieron forma, ellas le otorgaron su textura y su dimensión. Y ellas le pusieron fin.»


★★★

 
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