Haruki Murakami - La ciudad y sus muros inciertos

miércoles, 17 de septiembre de 2025



► Título original: 街とその不確かな壁
► Traducción: Juan Francisco González
► Año: 2023
► Edición: Tusquets Editores (2024)
► Páginas: 576


Hace quince años tuve mi primera cita con Murakami. Él no lo sabe y probablemente nunca será consciente de ello, pero El fin del mundo y un despiadado país de las maravillas fue un amor a primera vista que alteró para siempre mi química cerebral. Algo sobre unicornios moribundos y ciudades inexpugnables que existen en una realidad alternativa. Aquella novela inclasificable, paradigma de la quintaesencia murakamiana, supuso mi puerta de entrada a un universo literario que no te deja salir una vez te adentras en él. Un cosmos bizarro donde la añoranza y la melancolía tienen el tamaño de nuestro sistema solar y en el que hombres solitarios se precipitan hacia un vacío existencial a la velocidad de la luz.

La ciudad y sus muros inciertos es, en cierta medida, el hermano gemelo literario de aquella obra publicada en 1985. Misma idea, distinto planteamiento. En esta ocasión, el narrador es un joven de diecisiete años tremendamente enamorado de una chica que está convencida de ser solo una sombra; una réplica, una carcasa desprovista de su verdadero yo, que reside en las profundidades de una ciudad amurallada a la que solo se puede acceder abandonando este mundo y pagando un alto peaje. Poco después, su novia desaparece sin dejar rastro y el protagonista, sumido en la más absoluta incertidumbre y una tristeza que solo habita en las novelas de Murakami, emprende una búsqueda que durará décadas con el objetivo de llegar hasta la infame ciudad donde el tiempo no transcurre, los sueños agonizan en cápsulas cristalinas y la chica perdida aguarda la salvación de un amor juvenil que ya no recuerda.

Puede que la última novela de Murakami no sea precisamente un derroche de originalidad, pero lo que sí deja muy claro es que la fórmula patentada por el escritor japonés puede hacer alarde de músculo narrativo. En La ciudad y sus muros inciertoslos elementos habituales en la obra de Murakami adoptan una configuración inédita para construir una historia cautivadora —una suerte de fábula admonitoria— sobre la huella indeleble que pueden dejar en nosotros las pérdidas tempranas. Sobre cómo solemos transitar una versión idealizada del pasado y cómo la ausencia puede anidar en nuestra identidad hasta convertirse en su característica más reconocible. Si eres un nostálgico empedernido, si peinas canas y te sigues aferrando a ese recuerdo o vivencia adolescente, mantente lo más alejado posible de esta novela porque no lo vas a pasar bien. Sí, Haruki Murakami es la criptonita de los que padecen apego ansioso.

Mezclando realidad y fantasía, sueño y vigilia, sin abandonar nunca el filo de la ambigüedad, Murakami confecciona una obra tan enigmática como imaginativa en la que conviven dos líneas temporales como si fueran cabezas de una quimera. El protagonista, ya entrado en la mediana edad, se verá expulsado de la ciudad amurallada tras un tiempo intentando adaptarse a sus inexplicables mecanismos, momento a partir del cual decidirá trasladarse a una localidad remota para trabajar como director de una biblioteca con la esperanza de descifrar el secreto que le permita volver a cruzar la frontera hacia el otro lado.

Repleta de escenas rocambolescas, sucesos inauditos y personajes estrambóticos que se ocultan tras una fachada impenetrable, La ciudad y sus muros inciertos es una oda a la extrañeza de lo cotidiano. A lo extraño como rutina. Una novela pausada y repleta de simbolismos que es capaz de provocar perplejidad y confusión a partes iguales. Vale, es verdad que Haruki Murakami no ha inventado la rueda. Sin embargo, conserva intacta su capacidad para pulsar los botones correctos. Hay algo inusualmente atractivo en su forma de contar cómo se cuece una olla de pasta o se disponen unas tazas de té sobre la mesa. Aquí la magdalena de Proust es un muffin de arándanos. Y en aquella esquina está el espíritu de un anciano con falda dispuesto a desvelarte los misterios del subconsciente humano. Es raro, lo reconozco. Pero funciona. Y no sé explicar por qué. Solo tengo la certeza de que quiero seguir experimentando esos apasionantes acordes de jazz que solo Murakami es capaz de interpretar.


«Quizás sea este uno de los problemas de lo eterno, de lo permanente, que provocan que se pierdan las referencias y el conocimiento de hacia dónde dirigirse. Y, sin embargo, tal vez sea mejor así, a pesar de todo, porque ¿qué valor tiene un amor que no anhela ni pide eternidad?»


★★★

Ann Napolitano - Hola, preciosa

lunes, 15 de septiembre de 2025



► Título original: Hello Beautiful
► Traducción: Sonia Tapia Sánchez
► Año: 2023
► Edición:  Alianza de Novelas (2024)
► Páginas: 432


Nunca pensé que un retelling de Mujercitas me iba a tener dos días con el corazón en un puño. No, no estaba en mi bingo card para 2025 que la última novela de Ann Napolitano fuese a caer sobre mi cabeza como el meteorito que arrasó con los dinosaurios. Parecía un libro inofensivo, lo juro. Pero aquí estamos. He sobrevivido. Me he recuperado. Y ahora tengo que intentar explicarle a todo el mundo por qué deben dejar que les reviente por dentro esta fascinante historia sobre los entresijos familiares de cuatro hermanas que se creían inseparables.

Chicago, años 80. William Waters es una prometedora estrella del baloncesto que carga con un pasado traumático. No obstante, su vida se ilumina cuando conoce a Julia Padavano, la hija mayor de una familia obrera de ascendencia italoamericana formada por un matrimonio anclado en la falta de aspiraciones y cuatro hijas que se creen personajes de una novela victoriana: Sylvie, lectora empedernida que se entretiene robando besos furtivos a los chicos del barrio mientras aguarda la llegada del amor verdadero; Cecelia, una artista en ciernes que no permite a nadie decirle cómo tiene que vivir; y Emeline, la más reservada, dulce y abnegada de todas, siempre dispuesta a cuidar de los demás aun a costa de su propio bienestar.

Con una selección muy reducida de ingredientes, Ann Napolitano te cocina una novela absolutamente deliciosa en la que se pone de manifiesto la maestría de la autora estadounidense para esbozar personajes capaces de traspasar el papel. Aquí la ficción no es el género de la novela, sino la idea de que los individuos sobre los que estamos leyendo son una mera invención. Sí, la mentira más grande jamás contada es que vas a salir indemne de una cita con las Padavano. Cada una de las hermanas tiene sus propias convicciones sobre lo que les depara el futuro y un plan articulado para materializarlo. Sin embargo, la realidad casi nunca es como la concebimos y a menudo tenemos que hacer frente a inesperados reveses que transforman el presente en una broma cósmica donde el chiste eres tú.

Hola, preciosa es una obra tremendamente emotiva que habita en ese abismo insalvable entre lo que somos y lo que queremos ser. Haciendo gala de una extraordinaria sensibilidad narrativa, Napolitano explora las ramificaciones del trauma como eje trastornado de la identidad, cómo sobrellevamos heridas que heredamos al nacer y a qué tácticas retorcidas recurrimos para conciliar el hecho de que la felicidad personal puede suponer la devastación ajena. En la novela de Napolitano, las decisiones de los protagonistas no siempre son las más honorables, pero lo cierto es que la autora no parece interesada en defender la moral ni el buen juicio de sus personajes, sino en procurar que el lector sienta empatía hacia ellos. Y confieso que, en ese aspecto, conmigo ha conseguido matrícula de honor.

Especialmente recomendada para fans de Anne Tyler, Alice McDermott o Ann Patchett, Hola, preciosa es una novela íntima, introspectiva y conmovedora donde las revelaciones y los giros argumentales caen sobre la historia como auténticas bombas de racimo, no como un elemento necesariamente destructivo, sino como el detonante indispensable para configurar nuevos paisajes, nuevos lazos, nuevas formas de querer.


«Para mí fue muy difícil aceptar que no elegimos a la persona que amamos, porque la persona a la que amamos lo cambia todo.»


★★★

Paul Lynch - El cantar del profeta

sábado, 13 de septiembre de 2025



► Título original: Prophet Song
► Traducción: Eduardo Iriarte
► Año: 2023
► Edición:  Alfaguara (2024)
► Páginas: 328


Si George Orwell levantara la cabeza, probablemente lo primero que haría sería reírse de nosotros en nuestra puñetera cara. La historia es un running gag que no tiene ni puta gracia y el término «distopía» ya no define sociedades hipotéticas de la literatura, sino titulares de prensa. En efecto, conceptos como «estado totalitario», «fascismo» o «auge de la ultraderecha» han dejado de ser sombras del pasado para convertirse en tinieblas de un presente que se abre paso sin pedir permiso. Y sin que parezca que podamos hacer algo para evitarlo.

Si eres de los que sienten escalofríos al ver cómo evoluciona el escenario geopolítico internacional, si pones las noticias y no sabes si estamos en 2025 o en 1939, entonces la novela de Paul Lynch (Limerick, 1977) te va a dejar más tieso que un palo. Ganadora del Premio Booker en 2023, El cantar del profeta nos pone en la piel de Eilish Stack, una investigadora especializada en el campo de la biotecnología a la que un buen día dos agentes de la policía secreta irlandesa le comunican que su marido ha sido detenido por participar en manifestaciones en contra del gobierno.

Este incidente no será más que el inicio de una auténtica pesadilla en la que Eilish será testigo impotente de cómo su vida se desmorona a medida que el partido que controla las instituciones comienza a controlar también la vida de los ciudadanos. El cantar del profeta narra con sorprendente audacia el desmantelamiento del Estado de Derecho desde una óptica individual y perpetrado a una velocidad que quita el hipo. Tanto Eilish como su familia son víctimas de flagrantes abusos de poder, intervencionismo laboral, violación de derechos y persecución ideológica mientras observan pasmados cómo los mecanismos legales que debían protegerlos quedan aniquilados ante la aplastante retórica del miedo.

La atmósfera que crea Paul Lynch en esta novela es sencillamente asfixiante. Tanto el fondo como la forma de la narración contribuyen a crear un espacio claustrofóbico cuyas contornos parecen estrecharse cada vez más sobre la protagonista. En una Irlanda imaginada donde la tensión política rompe en una imparable escalada de violencia, Eilish se impone a sí misma un particular estado de excepción donde la conciencia queda subordinada a las exigencias del cuerpo. Leer El cantar del profeta es realizar una aproximación sobrecogedora al abismo de la desesperación, a un campo de batalla donde la incertidumbre y el desasosiego conviven con los estragos provocados por un sistema fallido. Pero quizá lo más terrorífico de todo no sea contemplar las miserias que engendra un régimen corrupto e insaciable, sino entender que la resistencia implica muerte, que ni todas las advertencias del mundo pueden librarnos de la más absoluta indefensión.

El cantar del profeta me ha parecido una buena novela lastrada por un ritmo irregular y cierta miopía narrativa. El estilo de Lynch —que bascula sin término medio entre lo prosaico y lo poético— es a veces su mejor patrocinador, pero también, cuando cede a las redundancias, su peor enemigo. Aunque he echado en falta desarrollo de ciertos temas, tramas y personajes secundarios, la novela consigue remontar en su recta final hasta converger en una conclusión totalmente devastadora, de esas que crean escuela. A poco que te llamen la atención las historias dramáticas e introspectivas sobre el fin de la civilización, El cantar del profeta es una alternativa bastante recomendable.


«[...] alumbra con la linterna los pies ensangrentados y vuelve a mirarla a los ojos como si se preguntara qué aspecto tiene la locura, este es el aspecto que tiene, no el de alguien que agita los brazos y lanza imprecaciones a los dioses sino el de una madre que intenta volver a casa donde están sus hijos.»


★★★

Paul Murray - La picadura de abeja

jueves, 11 de septiembre de 2025



► Título original: The Bee Sting
► Traducción: Javier Calvo
► Año: 2023
► Edición:  Anagrama (2025)
► Páginas: 720


Escribió Dostoyevski que «las familias felices se parecen, pero las infelices lo son cada una a su manera». Sí, desde una óptica literaria, la desgracia tiene muchos más matices que la fortuna y la fatalidad, al contrario que la buenaventura, es un sustrato que no precisa de fertilizante. En su última obra publicada, con la que quedó finalista del Premio Booker en 2023, Paul Murray (Dublín, 1975) recoge el testigo de una tradición ancestral de novelistas que exploran las intrincadas dinámicas de esa institución llamada hogar con la única finalidad de hacerlo saltar todo por los aires. Y aunque en esta historia no aparecen fastuosos bailes de salón ni hay nadie que se arroje a las vías del tren, la carga dramática de La picadura de abeja es de tal envergadura que a su lado Anna Karenina parece un episodio de Friends.

A simple vista, los Barnes son una familia bendecida por el éxito. Beneficiarios de un sólido imperio automovilístico, objeto de admiración y envidia vecinal a partes iguales, los protagonistas de La picadura de abeja constituyen el paradigma de la élite social. Sin embargo, la profunda recesión económica de la pasada década provoca que el concesionario de Dickie se sumerja en un portentoso declive y la venta de vehículos se convierta en una actividad más relacionada con la fe que con los negocios. Imelda, la esposa de Dickie, es un bellezón de carácter explosivo que tras su fachada de frío resentimiento hacia Dickie, a quien achaca la responsabilidad de su actual naufragio financiero, oculta un pasado absolutamente traumático.

Cass, la hija mayor, es una tempestad de deseo en plena ciclogénesis hormonal. Con los exámenes de acceso a la universidad en el horizonte, la perspectiva de emprender una vida nueva y excitante en Dublín junto a su amiga Elaine hace florecer en el interior de Cass un torbellino de sensaciones agradables que poco a poco se irán enmoheciendo por culpa de ciertas urgencias adolescentes cada vez más siniestras. Por su parte, PJ, el benjamín adicto a los videojuegos y las curiosidades científicas al que todo el mundo parece ignorar, se verá arrastrado hacia un callejón sin salida que podría obligarle a tomar una medida desesperada. Para colmo de males, su padre empieza a obsesionarse con la crisis medioambiental y decide construir un refugio subterráneo en mitad del bosque, sin comprender quizá que el verdadero apocalipsis que se cierne sobre los Barnes no proviene de los microplásticos ni de los gases de efecto invernadero, sino de su propio árbol genealógico.

Secretos, fantasmas, amantes, remordimientos y una cantidad ingente de revelaciones. Son los ingredientes de una novela inmensa y monumental que aborda la oceánica profundidad de sus personajes con una magnitud que sobrepasa cualquier escala. La capacidad de Murray para mantener la tensión narrativa a lo largo de 700 páginas, encontrando siempre maneras de innovar, de sorprender, de no caer en la monotonía incluso revisitando escenas desde distintas perspectivas, me parece un don que está al alcance de muy pocos escritores contemporáneos. Estructurado de manera coral, cada sección de La picadura de abeja nos proporciona una visión más clara y global de lo que está ocurriendo ante nuestra mirada atónita y curiosa, añadiendo nuevas capas y significados a incógnitas que ya creíamos despejadas.

El estilo corrosivo, audaz y elocuente de Paul Murray supone el acompañamiento perfecto a una historia profundamente anclada en la sátira y el humor negro que medita sobre todo aquello en torno a lo que decidimos construir (o reformular) nuestra identidad. Con una inteligencia emocional desgarradora y un dominio electrizante de la prosa, Murray puede presumir de haber orquestado una novela magistral que se mide cara a cara con la oscuridad de nuestro interior y nos pregunta si los lazos de sangre no son más que simples vínculos accidentales que se forman entre auténticos desconocidos. Como una suerte de versión irlandesa de Las correcciones de Franzen, La picadura de abeja es un pulso entre la historia individual y la colectiva, entre el realismo y lo sobrenatural, entre la contrición culpable y el más insolente desenfreno. Un absorbente tour de force literario encaminado a una de las conclusiones más cardíacas que recuerdo haber leído nunca. Una incontestable obra maestra que se clava sin avisar, dejando tras de sí la estela de un recuerdo punzante. 


«La historia, dijo el chico con un soplido burlón. Hizo un gesto con la mano en dirección a toda la grandeza isabelina que los rodeaba. La historia no son más que unas bragas. ¿Y qué encuentras cuando te las quitas?»


★★★★★

Garth Greenwell - Lluvia pequeña

martes, 9 de septiembre de 2025



► Título original: Small Rain
► Traducción: Antonia Martín
► Año: 2024
► Edición:  Random House (2025)
► Páginas: 296


Puede que la pandemia no nos haya hecho mejores personas, pero definitivamente nos ha hecho novelistas más curtidos. Prueba de ello es Lluvia pequeña, el último trabajo del escritor norteamericano Garth Greenwell (Louisville, 1978), autor de obras tan memorables como Lo que te pertenece (2016) o Pureza (2020). Ambientada en los albores de la crisis mundial provocada por la COVID-19, Lluvia pequeña nos habla de un hombre de mediana edad, poeta y profesor de literatura, que acaba ingresado en la UCI tras sufrir indescriptibles dolores en el abdomen. Su periplo por el abarrotado y caótico sistema sanitario estadounidense, poblado por enfermos desatendidos y trabajadores saturados tanto a nivel profesional como personal, nos lleva de la mano por escenarios dantescos que parecen sacados del mismísimo infierno. Y aún así, en medio de la incertidumbre y el más absoluto desamparo, postrado en una cama y obligado a guardar un solitario confinamiento, el protagonista de Lluvia pequeña aprovecha el estado de suspensión total de su vida para hilar reflexiones de una arrebatadora belleza.

Como si fuera un náufrago a punto de ahogarse, el protagonista de Lluvia pequeña bracea a su alrededor desesperado por establecer una conexión, una sombra de vínculo que lo mantenga a flote. Diseñado para deshumanizar y mantener las distancias, el ecosistema hospitalario parece el mejor lugar para explicar por qué las personas anhelamos las relaciones y por qué fue tan trágico que la pandemia nos arrebatara nuestra capacidad para crearlas. En ese sentido, la novela abunda en prolijas descripciones de instrumental quirúrgico y procedimientos médicos que a veces resultan monótonos y carentes de sentido narrativo. No obstante, la historia no se siente impersonal ni lejana en ningún momento. Lo que parecen conversaciones aparentemente inofensivas con la enfermera de turno o con la especialista encargada del caso, son el combustible que instiga el fuero interno de nuestro anónimo protagonista, empujándolo a meditaciones espectaculares sobre el poder de la música, la literatura y, en especial, la poesía, para sacarnos de nuestro ensimismado individualismo, para encontrar el sobrecogimiento en la certeza de lo cotidiano.

No es Lluvia pequeña una novela romántica, pero sí es una novela que habla mucho sobre el amor. El amor en los tiempos del covid, dominados por la ley, no del deseo, sino del distanciamiento físico. Marcado por una infancia en un hogar sin afecto, un hogar en el que su padre imponía su violencia y cuyos miembros acabaron desperdigados como un frasco de canicas que estalla contra el suelo, el protagonista de Lluvia pequeña analiza a través de pequeñas anécdotas y episodios cruciales su relación con L., el hombre del que está profundamente enamorado, pero del que también duda si es por convicción o por resignación. Cualquiera que haya leído anteriormente a Garthwell coincidirá en que es en el terreno de los amores ponzoñosos el paisaje donde el escritor se desenvuelve con mayor gracilidad. Mucho menos sombrío y decadente que en sus novelas previas, Garthwell parece llegar a la conclusión en Lluvia pequeña de que, si hay cura alguna para la época de agitación política, desinformación, irracionalidad y expectativas truncadas en la que vivimos, es sin duda el amor lo que ha de salvarnos.

Narrada de forma torrencial, sin apenas pausas, y decorada con un estilo absolutamente virtuoso, Lluvia pequeña constituye una estupenda indagación en las consecuencias de un evento generacional tan traumático como lo fue la pandemia, pero del que pudimos salir, si no airosos, cien por cien determinados a vivir de otra manera. A mirar de otra manera. Y es la mirada tierna, sensible y profundamente conmovedora de Garth Greenwell, más radiante pero también menos demoledora que en sus primeros trabajos, la característica más destacable de una historia con sabor a extraordinaria pero que, en realidad, no puede ser más corriente, más mundana. No podría, aunque quisiera, estar más cerca de cada uno de nosotros. 


«[...] si cada vida humana reclama algo al mundo, recursos, posibilidades, consideración, amor, algo que es legítimamente infinito, si cada una de las millones de vidas humanas posee tanto valor, entonces desde luego no soportaremos vivir en ese reino, con la plena conciencia de todo ese valor.»


★★★☆

 
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