Jamie Quatro - El sermón del fuego

lunes, 11 de febrero de 2019



Título original: Fire Sermon
Traducción: Regina López Muñoz
Año: 2018
Edición: Libros del Asteroide (2019)
Páginas: 248


Maggie, la protagonista y narradora de El sermón del fuego, es una mujer de cuarenta y cinco años que lleva media vida casada con su primer novio, al que conoció en la universidad. Aunque el suyo no es un matrimonio puramente desdichado, siente que el hastío, la insatisfacción y la falta de entendimiento se han instalado en su dormitorio por tiempo indefinido. Al tiempo, Maggie inicia una correspondencia por correo electrónico con James, un famoso poeta con el que mantiene apasionados debates sobre teología y literatura mística. Esta fascinante comunión de ideas e impresiones prende en Maggie una llama que llevaba tiempo apagada, despertando en ella la urgente necesidad de cometer un pecado ante el que su férrea educación religiosa se rebela por completo. 

En su sobresaliente debut como novelista, la escritora estadounidense Jamie Quatro se zambulle en las tempestuosas mareas del deseo sexual desde una perspectiva condicionada por el incesante aguijonazo de la culpa. Desde San Juan de la Cruz y Teresa de Jesús, ningún otro escritor ha probado tan bien como Jamie Quatro que el orgasmo no es más que otra faceta del éxtasis espiritual. Sin embargo, consumado el adulterio, la protagonista de El sermón del fuego se flagela de manera despiadada por su debilidad mientras trata, sin demasiado éxito, de rastrear el origen de su incandescente libido.

La novela de Quatro es, ante todo, de una intensidad espectacular. La autora consigue plasmar el visceral dilema ético de Maggie con una honestidad desgarradora. Provocadoras blasfemias y arrebatos de arrepentimiento se intercalan entre las páginas de El sermón del fuego a través de una cronología inquieta que trata de abarcar en su plenitud la relación intermitente de Maggie y James. El retrato que hace Jamie Quatro de su protagonista, lejos de maniqueísmos y moralinas, es el de una mujer devota que, no obstante, se pregunta por qué Dios exige unos estándares tan elevados a personas que no parecen capaces de resistir los envites del erotismo. 

¿Debe ella aferrarse al resquicio de dignidad que le queda y confesar? ¿Merece la pena sacrificar una existencia apacible por una pasión que recompensa el placer con una conciencia atormentada? A medida que la historia alcanza su conclusión, el carácter aparentemente virginal e inocente de la narradora se va difuminando entre atisbos de una vileza sobrecogedora. Resquicios a los que uno puede asomarse para comprobar, estupefacto, que la culpabilidad puede convertirse en el afrodisíaco definitivo.


«Así que ya ves: no queda nadie con quien poder confesarme. Nadie me escuchará ni me entenderá. Estás tú, y está Dios. Ya no tengo claro si existe alguna diferencia».


PUNTUACIÓN: ★

1 comentarios :

  1. Pues sí que estamos en sintonía, si ahora estoy leyendo el de Moshfegh este seguramente será el próximo (está entre éste y Darling de Daniel Tallent).
    Las historias de matrimonios en crisis siempre me han gustado (prefiero no sacar demasiadas conclusiones sobre esa preferencia)

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