► Título original: Dreaming of Babylon
► Traducción: Kosián Masoliver
► Año de publicación: 1977
► Editorial: Blackie Books
► Páginas: 208
Babilonia. Histórica ciudad de Mesopotamia, tierra entre ríos, perfecta metáfora de las dos esferas entre las que deambula sin ton ni son la errática mente de nuestro protagonista. Si la soledad es el imperio de la conciencia, no es de extrañar que el insólito detective de Richard Brautigan ande constantemente en busca de compañía. Y es que, ¿quién en su sano juicio desearía estar a solas cuando tu cerebro es un volátil conmutador que transforma sin previo aviso la realidad en fantasía? Desde luego, no hay nada de malo en tener tu propio y exuberante mundo interior. Pero una cosa es construir delirantes universos paralelos a los que acudir en momentos de evasión, y otra muy diferente convertirse en esclavo de un subconsciente indisciplinado.
Tal es el angustioso dilema que debe afrontar el personaje al que Brautigan da vida en Un detective en Babilonia, topónimo de alegóricas resonancias bíblicas que da nombre a ese ajetreado reino donde C. Card construye sus más apasionantes ensueños. En Babilonia, Card es un codiciado jugador de béisbol con una meteórica carrera por delante, estrecho camarada del mismísimo rey Nabucodonosor y un infalible investigador privado que mantiene tórridos encuentros sexuales con su explosiva secretaria. Sin embargo, estos impresionantes logros no ocultan que, en el mundo real, Card no es más que un simple pelagatos obligado a improvisar disparatadas tretas que le permitan prolongar el cobro del alquiler unos cuantos días extra. Por no tener, no tiene ni balas en la pistola. Pero a pesar de sus muchos inconvenientes, Card está dispuesto a resolver un último encargo -relacionado con una prostituta acuchillada- que le sacará del atolladero... siempre y cuando Babilonia no se interponga en el camino.
—Esto es un arma homicida —dijo Rink, dejando el abridor de cartas sobre su escritorio—. Lo encontraron esta mañana temprano en la espalda de una prostituta. No hay pistas. Tan solo su cuerpo y esto en un portal.
—El asesino debió de confundirse —dije—. Alguien debería haberle llevado a una papelería y haberle señalado la diferencia entre un sobre y una puta.
A través de capítulos frenéticos que se degustan a la velocidad de un disparo, Brautigan va elaborando una irreverente historia de género que se mueve entre el pulp y lo noir sin ningún tipo de contemplaciones. Plagada de personajes totalmente caricaturescos que van desde un forense tullido a una despampanante rubia adicta a la cerveza, Un detective en Babilonia destaca, no por su elaborada trama de investigación, desde luego, pero sí por su descacharrante sentido del humor y absoluta reivindicación de lo absurdo.
Basándose muy seguramente en sus propias experiencias como individuo sin fondos que ha de sobrevivir en una ciudad nueva, Brautigan es capaz de condensar la cara más lamentable, trágica y desoladora del ser humano en frases de conmovedora aspereza que se te clavan como dentelladas. Además, a lo largo de la novela el inclasificable escritor norteamericano ha conseguido mantener en todo momento mi interés por la historia, salpicando los poco esclarecedores hallazgos y averiguaciones de Card con una retahíla inconexa, aunque igualmente amena, de sus peripecias en el interior de ese fascinante reino privado donde cualquier cosa puede pasar.
Por eso, si os gustan los relatos de temática policial, dotados con grandes dosis de acidez y protagonizados por personajes nada convencionales, Brautigan es sin lugar a dudas el autor que estáis buscando. Así que no lo penséis más... Babilonia os espera con los brazos abiertos.
Basándose muy seguramente en sus propias experiencias como individuo sin fondos que ha de sobrevivir en una ciudad nueva, Brautigan es capaz de condensar la cara más lamentable, trágica y desoladora del ser humano en frases de conmovedora aspereza que se te clavan como dentelladas. Además, a lo largo de la novela el inclasificable escritor norteamericano ha conseguido mantener en todo momento mi interés por la historia, salpicando los poco esclarecedores hallazgos y averiguaciones de Card con una retahíla inconexa, aunque igualmente amena, de sus peripecias en el interior de ese fascinante reino privado donde cualquier cosa puede pasar.
Por eso, si os gustan los relatos de temática policial, dotados con grandes dosis de acidez y protagonizados por personajes nada convencionales, Brautigan es sin lugar a dudas el autor que estáis buscando. Así que no lo penséis más... Babilonia os espera con los brazos abiertos.
Pues tengo que leerlo, porque lo que leí de Brautigan era demasiado... demasiado psicodélico, por decirlo así XD. Tengo ganas de probar una cosa distinta.
ResponderEliminarBesooos!!