► Título: Pastoralia
► Autor: George Saunders
► Año: 2014
► Editorial: Alfabia
► Páginas: 248
► Precio: 16.90 €
¿Por qué nos fascina George Saunders? Por su maestría, ritmo y sentido del humor. Pero lo que diferencia al escritor texano, profesor de la Universidad de Siracusa, es su estilo. Lo que él llama 'realismo hiperbólico'. Los relatos de Saunders son como extraños objetos de arte que toman situaciones familiares y telones de fondo del modo de vida americano, para saturarlos de un color hiperrealista y un lenguaje retorcido. Dijo Cervantes que la brevedad es el alma del ingenio. Comprender el caos contemporáneo puede ser divertido y revelador. Hay que leer a Saunders.
Creo haberlo dicho ya alguna que otra vez, pero lo cierto es que nunca -hasta hace unos años, claro- he sido persona amante de leer relatos. De hecho, mis prejuicios hacia este tipo de formato me llevaban hasta el extremo de pensar que la narrativa breve era el lecho de los que aspiraban a ser escritores 'de verdad'. Sin embargo, ahora sé que dichas opiniones estaban forjadas desde la inexperiencia y el desconocimiento más absolutos. Que las historias cortas pueden dar tanto (o aveces incluso más) de sí como la mejor de las novelas, obteniéndose de su lectura resultados igual de excelentes, pero reduciendo en gran medida la inversión de tiempo y compromiso que estas últimas requieren. ¿Fue Saunders el artífice de esta laboriosa conversión ideológica? No. ¿Supuso el descubrimiento de su esporádica producción literaria la cumbre de una trayectoria firme hacia la reivindicación del relato breve como un género indispensable en la formación de cualquier lector? Definitivamente, sí.
Siempre recordaré la lectura de Diez de diciembre como una de las experiencias más epifánicas e incomparables que he vivido en los últimos años, además del modo en que el escritor norteamericano es capaz de trasladar las preocupaciones y desavenencias sociales de la clase media estadounidense al interior de una caleidoscópica y camaleónica plétora de voces narrativas que cautivan por su aplastante virtuosismo o ese humor corrosivo que transforma la socarronería en sentimiento de culpa. Lo que nunca se me ocurrió imaginar es que George Saunders fuera capaz de mantener ese exorbitante nivel de contundencia en un segundo volumen. Si bien es cierto que la publicación original de Pastoralia es anterior a la del ya citado Diez de diciembre, no ha sido hasta después del éxito cosechado por Saunders con su última obra que la editorial Alfabia ha decidido deleitarnos con una reedición de sus trabajos más tempranos y emblemáticos. Así pues, Pastoralia reúne un total de seis piezas absolutamente extraordinarias que ridiculizan todo aspecto de una 'satirizable' estructura social cincelada en forma de parafernalia. Desde el pintoresco y desesperado staff de un parque de atracciones que reconstruye la vida durante la prehistoria hasta una excéntrica señora que resucita con el objetivo de rescatar a su familia de la precariedad económica, pasando por un gurú de la autosuperación que insta a deshacernos de nuestros familiares cercanos para alcanzar un elevado nivel de desarrollo personal, Pastoralia es un colorido festival de pirotecnia narrativa, un auténtico carnaval de situaciones, escenas y personajes que rozan lo caricaturesco pero conservan intacta su habilidad para trastocar nuestra más profunda fibra sensible.
Siempre recordaré la lectura de Diez de diciembre como una de las experiencias más epifánicas e incomparables que he vivido en los últimos años, además del modo en que el escritor norteamericano es capaz de trasladar las preocupaciones y desavenencias sociales de la clase media estadounidense al interior de una caleidoscópica y camaleónica plétora de voces narrativas que cautivan por su aplastante virtuosismo o ese humor corrosivo que transforma la socarronería en sentimiento de culpa. Lo que nunca se me ocurrió imaginar es que George Saunders fuera capaz de mantener ese exorbitante nivel de contundencia en un segundo volumen. Si bien es cierto que la publicación original de Pastoralia es anterior a la del ya citado Diez de diciembre, no ha sido hasta después del éxito cosechado por Saunders con su última obra que la editorial Alfabia ha decidido deleitarnos con una reedición de sus trabajos más tempranos y emblemáticos. Así pues, Pastoralia reúne un total de seis piezas absolutamente extraordinarias que ridiculizan todo aspecto de una 'satirizable' estructura social cincelada en forma de parafernalia. Desde el pintoresco y desesperado staff de un parque de atracciones que reconstruye la vida durante la prehistoria hasta una excéntrica señora que resucita con el objetivo de rescatar a su familia de la precariedad económica, pasando por un gurú de la autosuperación que insta a deshacernos de nuestros familiares cercanos para alcanzar un elevado nivel de desarrollo personal, Pastoralia es un colorido festival de pirotecnia narrativa, un auténtico carnaval de situaciones, escenas y personajes que rozan lo caricaturesco pero conservan intacta su habilidad para trastocar nuestra más profunda fibra sensible.
Sirviéndose de un lenguaje más accesible que el de otros referentes inmediatos como David Foster Wallace o Thomas Pynchon, aunque recurriendo a las mismas y laberínticas estructuras sintácticas, George Saunders fundamenta una crítica explícita contra el sistema de valores norteamericano, su conflictiva doble moral y su capacidad de distorsionar la realidad a conveniencia, dando voz en sus relatos a personajes ciertamente disfuncionales, frustrados, contradictorios, demenciales, alienados, que no llegan a la altura de sus propias y fantasiosas expectativas (inducidas sin duda por un capitalismo casi religioso) ni a las de su propia comunidad marginal. Puede que los seis textos reunidos en esta maravillosa antología no siempre alcancen por sí solos la categoría de 'excelente', pero la sensación de conjunto que se desprende de un libro como Pastoralia es la de estar ante una indiscutible obra maestra, una imprescindible joya contemporánea que invita a sucesivas y placenteras relecturas. Así pues, no dejemos que Saunders caiga en el olvido. No permitamos ni por un solo momento que pase desapercibido su asombroso genio. Simple y llanamente, estamos obligados leer a Saunders.
Yo tampoco soy mucho de relatos aunque es verdad que hay algunos para quitarse el sombrero. Me encanta Margaret Atwood.
ResponderEliminarUn besote.
¿Realismo hiperbólico o realismo trambóliko?
ResponderEliminar#valeyamevoy #todavíanoheleídoaSaunders