► Título: Medianoche en el jardín del bien y del mal
► Autor: John Berendt
► Año: 2015
► Editorial: Literatura Random House
► Páginas: 448
► Precio: 22.90 €
¿Libro de viajes o novela de misterio? Quizás ambas cosas a la vez, pues la protagonista, vieja dama que conserva aún la singular belleza de su decadencia, es una geografía que explorar y un ente vivo cuya placidez puede tornarse tragedia. La vieja dama es Savannah, la ciudad sureña del añejo esplendor georgiano. Hoy tiene alrededor de doscientos mil habitantes y un displicente aire provinciano. Sus viejas mansiones, como ahogadas en un bosque de magnolias, dan ese toque de Edén en el que no puede faltar el diablo. Porque también en Savannah hay, parafraseando a Brassens, «hermosos asesinatos». Medianoche en el jardín del bien y del mal es una obra ejemplar en muchos sentidos: por el sortilegio del paisaje urbano que evocan sus páginas, por la suave, amistosa ironía con que son retratados sus habitantes y por el cuidadoso ejercicio de tensión con que se relata el gran acontecimiento del asesinato.
Soy una persona organizada, lo reconozco. Compartimento mis actividades diarias según un registro de normas preestablecidas. Me gusta catalogar todo aquello que entra en mi esfera de interés y le asigno un valor de prioridad según su capacidad para dispararme las pulsaciones. En definitiva, tengo un Método. Pero lo cierto es que hay determinados artículos que no se ajustan a ninguna etiqueta. Escapan a cualquier definición que pudieran redactar los académicos de la RAE. Rompen y reducen a escombros mis no tan infalibles esquemas. Dinamitan todo ese corpus de conocimientos y experiencias previas que tantos años me ha costado confeccionar. Libros que te leen a ti, más que tú a ellos. Novelas que practican un peligroso funambulismo literario sobre una línea que separa géneros opuestos y delimita la frontera entre lo que te hace sentir cómodo y aquello que induce irremediablemente al vértigo. ¿Ficción realista o detallado trabajo periodístico? ¿Novela de viajes, thriller policíaco o afilada crónica social? Sin duda alguna, Medianoche en el jardín del bien y del mal es una de esas obras que pertenece al cada vez más extraño conjunto de historias que logran sacudir tus certezas hasta los cimientos.
Concebida desde la necesidad de su autor -reputado articulista de medios como Esquire o New York Magazine- de demostrar al mundo que podía escribir una novela digna del elogio de la crítica, Medianoche en el jardín del bien y del mal derrocha en cada una de sus páginas esa admiración por las calles y gentes de Savannah que convirtieron a John Berendt en uno más de sus habitantes, en vez de un simple y pasajero turista en busca de asueto. Esta coqueta y pintoresca localidad del estado de Georgia, Estados Unidos, se convierte así en escenario de apasionantes y envolventes tramas que dejan entrever no solo la encantadora excentricidad de los lugareños (peculiares a un nivel indescriptible, creedme), sino también el grandioso pero turbulento expediente de una ciudad donde se erigen por igual imponentes mansiones victorianas e infernales agujeros de índole marginal. El minucioso y radiográfico retrato de Savannah que John Berendt elabora a lo largo del libro consigue encandilarte desde prácticamente el primer brochazo, ese que habla de sibaritas amantes del arte, viejas damas ricachonas, individuos que pasean a perros invisibles, estafadores que se libran de cualquier responsabilidad judicial por su desmesurado carisma, abogados sin escrúpulos, drag queens de imparable labia, chaperos, prostitutas, drogadictos, exclusivas fiestas de etiqueta y rencillas de apariencia inofensiva que, no obstante, permanecen a la sombra de un apacible cenador, incubándose hasta que llegue el momento idóneo de eclosionar.
Concebida desde la necesidad de su autor -reputado articulista de medios como Esquire o New York Magazine- de demostrar al mundo que podía escribir una novela digna del elogio de la crítica, Medianoche en el jardín del bien y del mal derrocha en cada una de sus páginas esa admiración por las calles y gentes de Savannah que convirtieron a John Berendt en uno más de sus habitantes, en vez de un simple y pasajero turista en busca de asueto. Esta coqueta y pintoresca localidad del estado de Georgia, Estados Unidos, se convierte así en escenario de apasionantes y envolventes tramas que dejan entrever no solo la encantadora excentricidad de los lugareños (peculiares a un nivel indescriptible, creedme), sino también el grandioso pero turbulento expediente de una ciudad donde se erigen por igual imponentes mansiones victorianas e infernales agujeros de índole marginal. El minucioso y radiográfico retrato de Savannah que John Berendt elabora a lo largo del libro consigue encandilarte desde prácticamente el primer brochazo, ese que habla de sibaritas amantes del arte, viejas damas ricachonas, individuos que pasean a perros invisibles, estafadores que se libran de cualquier responsabilidad judicial por su desmesurado carisma, abogados sin escrúpulos, drag queens de imparable labia, chaperos, prostitutas, drogadictos, exclusivas fiestas de etiqueta y rencillas de apariencia inofensiva que, no obstante, permanecen a la sombra de un apacible cenador, incubándose hasta que llegue el momento idóneo de eclosionar.
Dicho estallido (aunque se anticipa vagamente desde el principio) llega de forma inesperada y en forma de crimen justo en mitad de la novela, haciéndola cambiar radicalmente de trayectoria narrativa. Sin perder en ningún momento su elevada capacidad de observación, la deliciosa, elocuente y exuberante exposición de los hechos ni la habilidad para ahondar en la laberíntica personalidad de los involucrados, John Berendt nos sumerge en una emocionante e imprevisible reconstrucción del juicio (plagado de irregularidades, testigos falsos, pruebas manipuladas, etc.) que tuvo lugar en el año 1981, cuando Savannah se convirtió en el centro de todas las miradas al verse salpicada por un auténtico desfile de escándalos relacionados con un caso de asesinato. De esta manera, toda la opulencia, la elegancia y el aire sofisticado por el que era reconocida la ciudad portuaria dieron paso al decadente declive característico de los tabloides peor intencionados. Sin embargo, Medianoche en el jardín del bien y del mal también deja patente el asombroso proceso de recuperación autoinducida en el que se vio envuelta la ciudad una vez la tormenta mediática se hubo disipado. Al fin y al cabo, como menciona el propio Berendt en el epílogo de la obra, "la resistencia al cambio del que tercamente hacía gala Savannah era su salvación y su encanto. La ciudad miraba para sus adentros, muy alejada del mundanal ruido y las distracciones de todo lo que ocurriese fuera de sus puertas". No es de extrañar, pues, que solo se me ocurra describir la magnífica obra de Berendt como a veces perturbadora, a veces hermosa de una manera inquietante, pero siempre sugerente, hipnótica y cautivadora. Y ante todo, inclasificable. Así es Savannah. Así es Medianoche en el jardín del bien y del mal. Y así espero convenceros de que leerla es una experiencia que merece mucho la pena.
Pues no lo conocía y no pinta mal
ResponderEliminarun besito
A mi me has convencido... parece una novela completísima, así que me la apunto para leerla sin duda. Gracias por la recomendación.
ResponderEliminarBesooss!!