Reseña "Los vivos y los muertos"

lunes, 20 de octubre de 2014

► Título: Los vivos y los muertos
Autora: Joy Williams
Saga: -
Año: 2014
Editorial: Alpha Decay
Páginas: 440
Precio: 24.90 €

En un remoto y árido pueblo de Arizona se producen conexiones mágicas: los vivos desean morir sin acabar de conseguirlo, y los muertos se resisten a desaparecer del todo. Los dos planos espirituales se confunden y el tiempo se enreda en un bucle alucinado por el que vaga la maravillosa colección de personajes creada por Joy Williams en esta formidable novela, finalista del Premio Pulitzer en 2001. Por Los vivos y los muertos deambulan tres huérfanas desarraigadas —Alice, Annabel y Corvus— que matan el tiempo entre un asilo de ancianos, una exposición de animales disecados y una casa embrujada mientras intentan comprender los mecanismos del terrible aburrimiento que les invade, un padre de familia al que el fantasma de su mujer le sigue atosigando sin poder quitársela de encima, un cazador experto que lo sabe todo sobre matar, pero casi nada sobre vivir, y una larga lista de asombrosos secundarios —una enfermera misántropa, un pianista suicida, una niña prodigio de ocho años— a través de los cuales comprendemos lo extraordinario de la vida, lo inevitable (e incluso deseable) de la muerte, y el desasosiego que nos sobreviene entre medias.

Opinión

No debería estar escribiendo estas líneas. No, no debería estar hablando de esta novela. El enmudecimiento y la ingratitud son la única alternativa posible. Y el motivo principal que me conduce a tan fatídica conclusión es que este libro ha atrofiado mi capacidad crítica. Cualquier atisbo de lucidez captado durante la lectura de este tímido intento de reseña solo supondría un deshonroso y pálido reflejo de lo que Joy Williams ha construido a lo largo de 440 páginas juntando palabras, primero una y después otra. Porque, lejos de aventurarse en el farragoso e improductivo terreno de la estructura narrativa, la escritora norteamericana parece querer reivindicar en Los vivos y los muertos (finalista del premio Pulitzer en 2001) el desorden, el caos y el desconcierto más absolutos que afloran como consecuencia de un continuo derroche de inspiración. Me es prácticamente imposible describir qué es o de qué trata Los vivos y los muertos sin recurrir a definiciones vagas e imprecisas sobre algo que jamás podría asemejarse a la palabra 'argumento'. Sin embargo, ya que Joy Williams ha tenido la valentía, generosidad y talento suficientes para ponerse a escribir una novela como esta, tan monumental, divertida y enajenada, me encuentro en la obligación ¿moral? de al menos afirmar que he intentado con todas mis fuerzas estar a la altura de las circunstancias.

Alice es una adolescente impertinente y entrometida. Erigida a sí misma como patrona de las causas perdidas y protectora suprema de toda criatura viviente -excepto de los gatos-, enarbola su activismo radical como una lanza con la que va repartiendo a diestro y siniestro estocadas contra el sistema. Corvus es algo más taciturna y retraída. Ella se limita a deambular por el espacio físico, siendo la profunda angustia existencial causada por la muerte de sus padres el único motor que facilita su inalterable dinámica. Por último, Annabel es curiosa e inocente, una chica recién llegada al pueblo que pronto aprenderá los mecanismos necesarios para no pasar inadvertida. Ellas tres, el trío calavera, únicas, luchadoras, indomables, impredecibles, son las protagonistas indiscutibles de un relato que transcurre en los áridos paisajes de una Arizona alternativa y mística que fluctúa constantemente entre el tradicionalismo norteamericano y un desternillante surrealismo imposible de catalogar con demasiada precisión.

No recomendamos intentar soñar con la posibilidad de empezar de nuevo. No sueñe con su primer beso o con la persona que habrá sido el amor de su vida. Absténgase de entrar en detalles sobre la belleza del relámpago, las praderas, los ojos, el tacto de ciertas manos. Absténgase de esas viejas construcciones.

Ahora bien, Alice, Corvus y Annabel no son más que la avanzadilla de un rocambolesco e inolvidable reparto de personajes cuyo número de afiliados va aumentando de manera exponencial a lo largo de la novela. A través de su prosa terriblemente ingeniosa, perversa y sofisticada (con fuertes influencias de Emily Dickinson y su oscuro romanticismo), Joy Williams ha tejido un extraordinario entramado de historias que crece ante nuestros propios ojos como un organismo autosuficiente y dotado de voluntad propia, un conglomerado poliédrico de escenarios casi mitológicos, poderosas voces narrativas y situaciones del todo inverosímiles donde el límite entre la realidad y el mero espejismo está más difuso que nunca. Los personajes que transitan esta emblemática novela de Williams tienen programada en su hoja de ruta lugares cuyo simbólico exotismo reside precisamente en la dicotomía expresada en el título: casas poseídas por la presencia de espíritus vengativos, un museo con salas llenas de animales disecados o una residencia de ancianos regentada por una enfermera misántropa que administra cuidados paliativos. La vida y la muerte, juntas, mezcladas en una extravagante amalgama en la que todo es posible y donde las reglas que creíamos haber asimilado cobran de repente una dimensión radicalmente extraña.

Y todo este tinglado, del que un escritor mediocre habría sacado ideas para varias novelas o incluso una buena colección de historias cortas, funciona aquí en un solo volumen porque la indiscutible maestría sintáctica y la turbadora galería visual producida por Joy Williams ejercen su papel como adhesivo inseparable que mantiene unidos excelencia estilística e imágenes de aterradora belleza. Pocos escritores se expresan con tanta franqueza como Williams y muchos menos poseen la habilidad de condensar todas las inquietudes, pasiones y contradicciones del ser humano en gran parte de sus variantes. Resulta cuando menos arduo y extenuante tratar de describir un libro como Los vivos y los muertos, sobre todo cuando no encuentras referentes a los que aferrarte ni palabras apropiadas para verbalizar una experiencia completamente nueva. Porque con Williams he descubierto que no importa tanto por dónde nos lleva la historia sino de qué manera lo hace. Que se puede disfrutar a plenitud del viaje sin guía, itinerario ni destino alguno. Que solo basta con aferrarnos a su mano, contemplar el paisaje, escuchar el suave arrullo de conversaciones ajenas y abandonar toda esperanza de compartir asiento con la razón o la lógica. Solo sé que he sentido cada instante del recorrido como una incontenible y placentera explosión de sensaciones. Y quiero que todos los intrépidos de este mundo (vivos... y también muertos) se hagan partícipes de tan exquisito deleite. 


11 comentarios :

  1. Siempre me pasa lo mismo cuando entro en este blog. No solo es tu manera de reseñar, que me encanta, sino también lo llamativos (y para mi, normalmente, poco conocidos) libros que reseñas. Voy a apuntarme este y aunque los 24 euros que cuesta me duelan, seguramente lo conseguiré en cuanto pueda. Porque me gustan estas historias y porque me apetece leer este tipo de historias.

    ¡Un beso!

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  2. ¿Monumental, divertida y enajenada? Me parece perfecto... lo que no me parece tan bien es la pila de libros que recomendáis que he acumulado, otro más :)

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  3. vaya, le di a enviar y se perdió el comentario!
    Decía que me han entrado muchísimas ganas de leer el libro y que apuntado queda (otro más!).
    Además, Alpha Decay me parece una editorial que cuidad muchísimo sus ediciones. Me encantaría tener todos y cada uno de los títulos de su colección Héroes Modernos :L

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  4. Pues si no las describes así, no queda otra que apuntarlo no? Desde luego parece un libro cuanto menos diferente...

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  5. Te odio. Y te seguiré odiando mientras vivas. Cuando estés muerto, dibujaré penes en tu lápida y se los enseñaré a todos aquellos que te sobrevivan. Desteñiré tu recuerdo y se asociará a ideas equívocas sobre quién fuiste en vida. Y será mi venganza. Por todo lo que me provocas. Porque tengo una ortodoxia bibliófila que siempre se tambalea ante tus reseñas. Ni por asomo entraba el libro de Williams en mis planes. Y llegas con tu soberbia. Con tus argumentos. Poniendo una palabra tras otra, y convenciéndome con ese estúpido truco de primero de crítica literaria.

    Vivos o muertos, hay algo en este libro que viene a hablar de nosotros como seres antagónicos. Agonizantes y felices por compartir tiempo, idioma y portada.

    Sí. Lo compraré. Me has convencido. Otra vez.

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  6. Me dejas clarísimo que lo tengo que leer, lo tengo desde hace tiempo, lo miro con recelo, la verdad. No sé muy bien si es la forma en que lo has reseñado pero creo que este será el próximo que leeré. Un abrazo.

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  7. Me lo apunto, aunque creo que esta editorial por aqui ni el cuento xD

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  8. Jo, yo empeñada en ignorar este libro (me pasa como a Yossi, que recelo) y así no hay manera. Me interesa mucho cuando el cómo se cuenta algo pasa a un primer plano y te deja esa sensación al terminar la lectura de ¿y ahora qué hago?

    Gracias y un saludo!

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  9. Vi tu tuit y me despertarte la curiosidad pero ahora me has conquistado. Apuntada. QUEDA APUNTADA.

    ¡Besos!

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  10. A mí no me ha gustado mucho. Es enmarañado, inconexo y difícil de seguir. Sinceramente no sé qué quiere decirnos Joy Willians. Podría ser menos críptica sin perder lirismo. Definitivamente yo no lo recomiendo .

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