► Título: Tengo tu número
► Autor: Sophie Kinsella
► Año de publicación: 2013
► Género: Novela, comedia
► Editorial: Plaza&Janés
► Páginas: 432
► PVP: 17.90 €
► ISBN: 9788401353437
Poppy Wyatt casi no se lo cree. ¡Nunca en la vida ha tenido tanta suerte! Pero, justo cuando está a punto de casarse con el maravilloso Magnus Tavish, su final feliz empieza a desmoronarse. No solamente ha perdido su valioso anillo de compromiso durante un simulacro de incendio en un hotel, sino que también le han robado el móvil. Aturdida, desesperada, mira alrededor suyo y ve un teléfono tirado en una papelera. "¡Perfecto, para mí!", piensa. "Ahora podré dejarles un número de móvil a los del hotel para me llamen cuando encuentren mi anillo."
Bueno, casi perfecto, porque el propietario del teléfono no está muy de acuerdo. Quiere que se lo devuelva y tampoco le hace ninguna gracia que Poppy se lance a leer sus mensajes y a meterse en su vida personal.
Lo que sigue es una historia de enredos tan ingeniosos como inesperados mientras Polly y Sam se entrometen el uno en la vida del otro a través de sus mensajes y correos. Polly no confiesa que ha perdido el anillo, las preparaciones de la boda siguen adelante, pero todavía le espera la sorpresa más grande de su vida.
Opinión
Me dijeron que esta novela iba a ser divertida. Pero bueno, qué le vamos a hacer... Sophie Kinsella, autora británica muy conocida en el mundo del chick-lit por su serie de novelas Shopaholic (cuya primera parte tuvo su correspondiente adaptación cinematográfica) vuelve a la carga con una supuesta comedia de enredos donde una mujer a punto de casarse con un joven y apuesto escritor pierde el anillo de boda en pleno simulacro de incendio. Sin embargo, el verdadero meollo de la historia tiene lugar al salir del hotel donde se produce el incidente, cuando nada más poner un pie en la calle a Poppy le roban el móvil. Todo parece indicar que el futuro marido va a enterarse de la enorme irresponsabilidad de Poppy y por una serie de motivos que a pesar de las extensas diatribas mentales de la protagonista, no consigo comprender, lo más probable es que corte con ella. Pero ¡oh, sorpresa! la situación adquiere un giro tremendamente realista cuando Poppy oye sonar un teléfono móvil que alguien ha dejado tirado en una papelera cercana, inconcebible casualidad que propicia la relación entre la protagonista y el propietario del susodicho aparato, un empresario de éxito llamado Sam que no parece estar atravesando su mejor período personal. Y de esta manera tan atropellada, equívoca y aparentemente prometedora es como da comienzo la que hasta el momento es la peor novela que he leído en lo que llevamos de año.
No sé si fueron los insoportables calores de julio los que me mantuvieron en un estado de irritabilidad y apatía absoluta mientras leía esta historia o la poca (por no decir nula) simpatía que me despertaba la protagonista, el absurdo desarrollo de la trama, los innumerables chascarrillos inútiles y la vacuidad de la novela en general, pero el caso es que no he disfrutado ni lo más mínimo de esos constantes e inexplicablestrastornos cambios de personalidad que sufre Poppy a lo largo del libro. Básicamente, lo que ocurre en 400 páginas de papel muy mal aprovechado es una sucesión de diálogos carentes de cualquier tipo de humor, una incomprensible avalancha de notas a pie de página que solo estorban la vista, un intercambio de mensajes y correos electrónicos irritantes hasta la exasperación por su escaso contenido significativo y una serie de escenas manipuladas a más no poder para que sintamos lástima de una protagonista que parece no tener autoestima, dignidad ni respeto por la privacidad ajena. Nada de esto me hubiera molestado tanto si el comportamiento de Poppy o de cualquier otro personaje estuviese empujado por razones sólidas u obedeciera a algún tipo de sentido común, pero no ha habido suerte. Por no haber, no hay ni romance. El final también es de traca, surrealista como pocos, de esos que pretenden impartir una pretenciosa moraleja y al final se te quedan grabados en la memoria para agradecida amonestación posterior: "no te acerques jamás a ninguna otra novela de esta señora". Por eso, aunque siempre cabe la posibilidad de que alguien desconocedor de la obra de Marian Keyes disfrute con esta obra, mi recomendación personal es que huyáis despavoridos de ella.
Perspectiva, solo necesito un poco de perspectiva. No es un terremoto ni un loco con un rifle ni una fuga radiactiva, ¿no? En la escala de desastres, no es de primera magnitud. Repito, no es un desastre de primera magnitud... Supongo que algún día recordaré este momento, me reiré y pensaré: "Ja, ja, ja. ¡Qué tonta fui por angustiarme de esa manera...!"
No sé si fueron los insoportables calores de julio los que me mantuvieron en un estado de irritabilidad y apatía absoluta mientras leía esta historia o la poca (por no decir nula) simpatía que me despertaba la protagonista, el absurdo desarrollo de la trama, los innumerables chascarrillos inútiles y la vacuidad de la novela en general, pero el caso es que no he disfrutado ni lo más mínimo de esos constantes e inexplicables
Puntuación
Tengo tu número
► Título: Cada siete olas
► Autor: Daniel Glattauer
► Año de publicación: 2010
► Género: Novela, drama, epistolar
► Editorial: Alfaguara
► Páginas: 280
► PVP: 17.50 €
► ISBN: 9788420406398
1) ¿Ya conoces a Emmi Rothner y a Leo Leike? Entonces es que has leído Contra el viento del norte, la inusual historia de amor en que dos personas que jamás se han visto se enamoran perdidamente por e-mail.
2) ¿Opinas que los enamorados se merecían verse personalmente, aunque fuera sólo una vez? Comienza a leer Cada siete olas.
3) ¿Te dispones a abrir este libro sin conocer Contra el viento del norte? Aquí tienes el equipaje necesario: Leo Leike vuelve de Boston tras poco menos de un año. En casa lo esperan noticias de Emmi Rothner. Ambos se dan cuenta de que sus sentimientos no han cambiado y piensan que quizá deberían verse una vez en persona. Pero Leo ha empezado una relación y Emmi sigue casada…
Opinión
Y aunque en menor grado (bastante menor grado), la segunda novela reseñada hoy también me ha supuesto un pequeño chasco. Mira que me lo temía. Contra el viento del norte era una novela que no las tenía todas consigo a la hora de meterse en mi estantería. De hecho, si no llega a ser por la ferviente y muy acertada recomendación de Sileny, quizá nunca me hubiese atrevido a leer el que pronto se convirtió en uno de los mejores libros que pasaron por mis manos el pasado año. La historia de Emmi y Leo, dos personas ajenas la una a la otra que se conocen fruto de la casualidad (mucho más creíble y mejor llevada que la de Tengo tu número) y que comienzan a construir una relación amorosa a través del correo electrónico me pareció una obra desgarrada y emocionante, con un final tan trágico, coherente y completamente redondo que la idea de retomarla justo donde acabó solo hacía presagiar el carácter prescindible de esta segunda parte. Daniel Glattauer nos hace regresar en Cada siete olas a las desdichadas vidas sentimentales de estos dos des-desconocidos en un momento de palpitante tensión entre ambos, pero por desgracia a cambio de sacrificar la frescura, la originalidad y gran parte del encanto que su predecesora exudaba a raudales.
El problema no es que Cada siete olas sea una mala novela, que no lo es, sino que a lo largo de sus casí 300 páginas da la sensación de que estamos leyendo más de lo mismo. La relación de Emmi (quien parece llevar la batuta durante la práctica totalidad de la obra) con Leo, su forma algo distorsionada y egoísta de ver el mundo, su personalidad obsesiva y su chirriante manera de escupir frases sobre el teclado a modo de acoso cibernético permanecen intactas respecto a lo que vimos en Contra el viento del norte. Además, una buena porción de la trama consiste en remover y deambular sobre cuestiones que se quedaron sin resolver en el anterior libro, en reciclar ideas un tanto manidas por el exceso de uso que sin duda hubieran conservado su irresistible magnetismo de haberse dejado reposar. No obstante, la fórmula epistolar de Glattauer sigue funcionando lo suficiente como para no decaer en el aburrimiento y su excelente prosa intimista, cargada de lirismo, vuelve a regalarnos pasajes, situaciones y conversaciones de una belleza abrumadora. El escritor austríaco sabe cómo tocar el corazón de sus lectores y no duda en emplear sus más talentosas aptitudes narrativas para hilar (de nuevo) un final sorprendente, satisfactorio y, ahora sí, cerrado. Como ya he dicho, puede que Cada siete olas pierda algo de fuerza y no esté a la altura del maravilloso Contra el viento del norte, pero lo que no se puede negar es que ambos libros componen una apasionante bilogía romántica, vibrante e inteligente, que no deberías pasar por alto.
Durante mucho tiempo pasa inadvertida, participa en el monótono proceso, se adapta a sus predecesoras. Pero a veces estalla. Siempre ella, siempre la séptima. Porque es despreocupada, inocente, rebelde, barre con todo, lo cambia todo. Para ella no existe el antes, solo el ahora. Y después todo es distinto. ¿Mejor o peor? Eso solo pueden decirlo quienes fueron arrastrados por ella, quienes tuvieron el coraje de dejarse cautivar.
El problema no es que Cada siete olas sea una mala novela, que no lo es, sino que a lo largo de sus casí 300 páginas da la sensación de que estamos leyendo más de lo mismo. La relación de Emmi (quien parece llevar la batuta durante la práctica totalidad de la obra) con Leo, su forma algo distorsionada y egoísta de ver el mundo, su personalidad obsesiva y su chirriante manera de escupir frases sobre el teclado a modo de acoso cibernético permanecen intactas respecto a lo que vimos en Contra el viento del norte. Además, una buena porción de la trama consiste en remover y deambular sobre cuestiones que se quedaron sin resolver en el anterior libro, en reciclar ideas un tanto manidas por el exceso de uso que sin duda hubieran conservado su irresistible magnetismo de haberse dejado reposar. No obstante, la fórmula epistolar de Glattauer sigue funcionando lo suficiente como para no decaer en el aburrimiento y su excelente prosa intimista, cargada de lirismo, vuelve a regalarnos pasajes, situaciones y conversaciones de una belleza abrumadora. El escritor austríaco sabe cómo tocar el corazón de sus lectores y no duda en emplear sus más talentosas aptitudes narrativas para hilar (de nuevo) un final sorprendente, satisfactorio y, ahora sí, cerrado. Como ya he dicho, puede que Cada siete olas pierda algo de fuerza y no esté a la altura del maravilloso Contra el viento del norte, pero lo que no se puede negar es que ambos libros componen una apasionante bilogía romántica, vibrante e inteligente, que no deberías pasar por alto.
Puntuación
Cada siete olas
A mí Cada siete olas, que leí al poco tiempo de Contra el viento del norte me supuso una pequeña decepción. Esperaba algo diferente. En cuando a Sophie Kinsella lo he intentado pero tiene algo que no me gusta, me aburre, soy más de Lisa Jewell.
ResponderEliminarA mí el de Kinsella me ha gustado, he pasado un rato más que entretenido. En cuanto a "Cada siete olas", me quedé en el primero, y tampoco es una novela para tirar cohetes, aunque cumple con su función. Un abrazo :).
ResponderEliminarAl primero le tengo ganas. Cada siete olas es mi actual lectura, espero que me guste tanto como la primera parte.
ResponderEliminarUn beso
Le tengo muchas ganas a leer Contra el viento del norte, este autor me llama mucho la atención y luego ya leería Cada siete olas.
ResponderEliminarUn beso
A mí Tengo tu número sí me gustó mucho, esta autora me encanta y Cada siete holas no lo he leído, tengo que probar con el primero
ResponderEliminarbesos
Tengo tu número no la he leído, pero no me llama así especialmente (y después de tu reseña todavía menos XD). Cada siete olas opino lo mismo que tú, de hecho es uno de esos libros que nunca debió escribirse. Me encantó Contra el viento del norte, y el segundo... Sigue siendo bonito y todo eso, pero es lo que tú dices: Que es más de lo mismo, y además, odié mucho, muchísimo a Emmi en el segundo porque es súper egoísta y no me gustó nada. Tampoco lo odio porque no es que sea malo..., y además los dos juntos me salieron por 10€ y el primero me encantó, así que bueno, ya está bien.
ResponderEliminar"Cada siete olas" me gustó aunque quizás no tanto como la primera entrega por lo de la novedad y eso... ;) Un beso.
ResponderEliminarOuch, yo le tenía bastantes ganas a Tengo tu número, pero aún así voy a darle un oportunidad si se da la ocasión
ResponderEliminarSaludos
A mi Cada siete olas tampoco me gustó tanto como el primero, pero sí más que a ti... Es verdad que a veces se hace reiterativo, pero todo lo salva ese final :3
ResponderEliminarReconozco que he tocado poco el chick-lit, es un género que no me llama especialmente la atención pero para pasar el rato y divertirte no está mal si te apetece algo menos "sesudo".
ResponderEliminarEn cuanto a Cada siete olas, mira seré clara. Leo (pa ti Leo con tetas). Me daba igual lo estúpida que podía llegar a ponerse Emmi. Me derritieron ciertas escenas y DIOS siempre dejaban con la miel en los labios. Me daba mucha rabia xD No es Contra el viento del norte pero aún así los diálogos enamoran <3
Un beso!
Sólo voy a comentar Tengo tu número porque el otro no lo he leído, pero vaya... no parece que hayamos leído el mismo libro :P A mí me encantó, me pareció muy divertido y me enganchó muchísimo. Ya sabes que en esto del humor cada uno es muy diferente, y a mí es que me encanta el chick-lit y me encanta la autora... ;)
ResponderEliminarEl otro no creo que lo lea, aunque no he leído la reseña por si acaso. Contra el viento del Norte me gustó muchísimo, y el final también... y no quiero estropearlo con una segunda parte.
¡Besines!
La primera tengo claro que no la voy a leer. En el género chick-lit, soy fiel a Marian Keyes, que me parece que aporta algo más.
ResponderEliminarEl segundo lo leí el año pasado, inmediatamente después de acabar "Contra el viento del norte" y ambos me gustaron, pero ni el uno ni el otro me parece que sean la octava maravilla.
1beso:)
Contra el viento del norte me pareció maravillosa, voy a dejar pasar un tiempo y continuare con Siete olas. Gracias por la reseña. Saludos
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