► Título: Glaciares
► Autor: Alexis M. Smith
► Año de publicación: 2012
► Género: Novela, juvenil, drama
► Editorial: Alpha Decay
► Páginas: 152
► PVP: 16.00 €
► ISBN: 9788492837526
Isabel tiene veintiocho años y vive en Portland, en la última planta de un edificio casi centenario en compañía de su gato sin nombre. Adora su trabajo en la Biblioteca Pública restaurando viejos libros heridos por el paso del tiempo y no tiene la menor idea de hacia dónde se dirige su vida. Su niñez transcurrió en los salvajes paisajes de Alaska. La vida en la ciudad la enfrentará a nuevas formas de entender el mundo y las relaciones. Como las heroínas de Virginia Woolf, Isabel descubre que en el lapso de un solo día de verano cabe una vida entera: su desmedido amor por los libros, los recuerdos de una infancia que se desvanece y los pequeños y enormes abismos que se abren bajo los pies cuando nos vemos obligados a tomar decisiones.
Opinión
Después de encadenar una serie de lecturas bastante regulares, Glaciares se colaba en mi interminable lista de libros pendientes sin apenas hacer ruido, sin levantar demasiadas expectativas y sobre todo gracias a la excelente recomendación que hizo Jorge en su magnífico blog. No sé exactamente a qué es debido (intentaré dilucidarlo), si al inesperado éxtasis literario al que me condujo la historia, a la desbordante intensidad emocional que se respira en cada página o a que lo leí en un momento de arrebatadora nostalgia adolescente, pero lo cierto es que la primera obra de Alexis M. Smith, a pesar de su escasa longitud y su simplicidad manifiesta, me ha sacudido hasta los cimientos. A primera vista, Glaciares pudiera parecer esa típica novela juvenil contemporánea que solo raspa la superficie de los temas que abarca y que se deja arrastrar por la inverosimilitud de una excesiva carga dramática. Sin embargo, la escritora norteamericana nos introduce con dulzura y agradable agudeza en la piel de una joven llamada Isabel, una mujer inquieta, inteligente y cargada de preocupaciones que condensa en un solo día la narración de toda una vida plagada de recuerdos.
Todo comienza en Amsterdam. Todo comienza con una postal. En ella, un joven enamorado expresa a su amada sus más profundos sentimientos. Este, sin embargo, no es más que uno de los muchos rescoldos de vidas ajenas que Isabel atesora como si fueran propios, una auténtica colección de cartas, fotografías y otros enseres personales que transportan a nuestra protagonistas a otras épocas y lugares gracias a su portentosa imaginación. A partir de estos objetos encantados comienza a reconstruirse la historia de Isabel, bibliotecaria y restauradora de libros, la historia de cómo pasó su infancia en el seno de una familia que estaba destinada a resquebrajarse y cuyo bullicioso mundo interior (el de cualquiera de nosotros, en realidad) a veces le impide disfrutar plenamente de las oportunidades que le brinda la vida.
A decir verdad, Glaciares es un libro tan corto, fragmentado y pasajero que cuesta describir una trama concreta. Más bien, el embriagador encanto de la novela consiste en estar compuesto de imágenes en apariencia inconexas; recuerdos, vivencias y momentos cruciales en la vida de Isabel que se superponen sobre el texto para confeccionar un relato que a pesar de su desmesurada pluralidad, consigue demostrar una gran consistencia. Dividida en capítulos que narran el pasado (donde la autora se muestra mucho más lírica, íntima, melancólica) y el presente de Isabel, Glaciares es todo un derroche de sensibilidad literaria que prescinde a toda costa de ser visceral para adentrarse en los pequeños dramas cotidianos de una joven con gran capacidad de soñar.
Razones no me faltan a la hora de recomendar esta maravillosa obra, pero si tuviera que decantarme por algún aspecto del libro, diría que el excelente debut de Alexis M. Smith tiene la virtud de tocar los sentimientos más recónditos del lector, que sus personajes tan bien trabajados, su alto contenido en frases memorables y el sorprendente a la vez que inesperado trascurso de la historia llega a trastocar tu estabilidad emocional de una forma indescriptible. Por momentos impersonal y un tanto aséptica, Glaciares está narrada con un gusto exquisito, gran perspicacia, inteligencia, una sutileza tremenda; delicadeza que en ocasiones termina desembocando en un breve e incontenible estallido de franqueza.
La historia de Isabel y de su relación con los demás (su familia, sus entrañables amigos, un amor cohibido y repleto de cicatrices) constituye una metáfora perfecta de lo que pretende transmitir el título del libro: que somos como pedazos de hielo, flotando a la deriva en un océano de miedos, inseguridades y otros lastres de diversa índole cuya profundidad a veces no logramos vislumbrar por completo; que bajo la engañosa superficie de las apariencias se esconde mucho más de lo que alcanzan a percibir los demás; que las personas frías, retraídas y distantes, al fin y al cabo, también se derriten ante una sincera y calurosa demostración de afecto. Así pues, Glaciares se erige con facilidad como uno de los mejores libros que he tenido la oportunidad de leer en los últimos meses, un satisfactorio descubrimiento, una novela agridulce, deslumbrante y que destila una terrible y dolorosa añoranza.
Conoce a esta gente, incluso aunque nunca los haya visto. La harán bailar, y sin remordimiento alguno, harán que se emborrache y la dejarán echa polvo, y no sabrán nada del hombre que debería estar allí con ella.
Todo comienza en Amsterdam. Todo comienza con una postal. En ella, un joven enamorado expresa a su amada sus más profundos sentimientos. Este, sin embargo, no es más que uno de los muchos rescoldos de vidas ajenas que Isabel atesora como si fueran propios, una auténtica colección de cartas, fotografías y otros enseres personales que transportan a nuestra protagonistas a otras épocas y lugares gracias a su portentosa imaginación. A partir de estos objetos encantados comienza a reconstruirse la historia de Isabel, bibliotecaria y restauradora de libros, la historia de cómo pasó su infancia en el seno de una familia que estaba destinada a resquebrajarse y cuyo bullicioso mundo interior (el de cualquiera de nosotros, en realidad) a veces le impide disfrutar plenamente de las oportunidades que le brinda la vida.
A decir verdad, Glaciares es un libro tan corto, fragmentado y pasajero que cuesta describir una trama concreta. Más bien, el embriagador encanto de la novela consiste en estar compuesto de imágenes en apariencia inconexas; recuerdos, vivencias y momentos cruciales en la vida de Isabel que se superponen sobre el texto para confeccionar un relato que a pesar de su desmesurada pluralidad, consigue demostrar una gran consistencia. Dividida en capítulos que narran el pasado (donde la autora se muestra mucho más lírica, íntima, melancólica) y el presente de Isabel, Glaciares es todo un derroche de sensibilidad literaria que prescinde a toda costa de ser visceral para adentrarse en los pequeños dramas cotidianos de una joven con gran capacidad de soñar.
Todas estas cosas cuentan una historia, ¿pero es la suya? Siempre ha sido algo más que una elección estética, lo de aferrarse al pasado; es una especie de luto por las cosas que no perduran.
Nosotros no perduramos, reflexiona. Al final, solo sobreviven las historias.
Razones no me faltan a la hora de recomendar esta maravillosa obra, pero si tuviera que decantarme por algún aspecto del libro, diría que el excelente debut de Alexis M. Smith tiene la virtud de tocar los sentimientos más recónditos del lector, que sus personajes tan bien trabajados, su alto contenido en frases memorables y el sorprendente a la vez que inesperado trascurso de la historia llega a trastocar tu estabilidad emocional de una forma indescriptible. Por momentos impersonal y un tanto aséptica, Glaciares está narrada con un gusto exquisito, gran perspicacia, inteligencia, una sutileza tremenda; delicadeza que en ocasiones termina desembocando en un breve e incontenible estallido de franqueza.
La historia de Isabel y de su relación con los demás (su familia, sus entrañables amigos, un amor cohibido y repleto de cicatrices) constituye una metáfora perfecta de lo que pretende transmitir el título del libro: que somos como pedazos de hielo, flotando a la deriva en un océano de miedos, inseguridades y otros lastres de diversa índole cuya profundidad a veces no logramos vislumbrar por completo; que bajo la engañosa superficie de las apariencias se esconde mucho más de lo que alcanzan a percibir los demás; que las personas frías, retraídas y distantes, al fin y al cabo, también se derriten ante una sincera y calurosa demostración de afecto. Así pues, Glaciares se erige con facilidad como uno de los mejores libros que he tenido la oportunidad de leer en los últimos meses, un satisfactorio descubrimiento, una novela agridulce, deslumbrante y que destila una terrible y dolorosa añoranza.
Puntuación
Glaciares
¡Vaya reseña! No conocía de nada este libro, pero lo buscaré en mi biblioteca. Se nota cuánto te ha gustado y por qué. Me ha encantado tu forma de expresarte, muy intensa y precisa ;)
ResponderEliminarUn beso!
Buena, buena, muy buena. Estupenda novela. Una de esas que me gusta recomendar en la librería a quien busca algo distinto. Íntima, tranquila, dolorosa, poética y cotidiana. Leerla fue un placer inmenso.
ResponderEliminarY gracias por los adjetivos. Me siento muy honrado y orgulloso de haber sido el responsable de ponerte sobre la pista de esta estupenda novela. Son estas cositas las que hacen que el trabajo de mantener un blog valga la pena.
Hola!
ResponderEliminarPinta muy bien, gracias por la reseña ^^
Besos de vainilla
BUff esta novela tiene una grandiosa buena pinta. Y la recomienda jorge! yo quiero
ResponderEliminarTiene buena pinta aunque no sé si es muy de mi estilo por cierto, 16 euros por un libro de 152 páginas lo veo una burrada O_O
ResponderEliminarNo termino de ver si me gustaría o no, quizás haya que darle una oportunidad a ver qué tal es, aunque el precio me parece un poco excesivo.
ResponderEliminarUn besiño
No conocía la novela, pero ahora tengo muchísimas ganas de leerlo. Tiene una pinta exquisita.
ResponderEliminar¡Un saludo!