► Título original: Open Secrets
► Traducción: Flora Casas
► Año de publicación: 1994
► Editorial: DeBolsillo
► Páginas: 304
Desde que ganara el premio Nobel allá en 2013, he ido consumiendo libros de Alice Munro a razón de uno por año. Ni más, ni menos. Mi primer acercamiento a su prolífico corpus de relatos no pudo empezar de mejor manera y quedé completamente encandilado por el universo narrativo que la escritora canadiense construye en La vida de las mujeres, una aproximación minuciosa y diversa al costumbrismo norteamericano que desvelaba una sensibilidad especial para escrutar la naturaleza femenina en todas sus vertientes.
Con Escapada me fue igual de bien, o incluso más. Por lo tanto, tenía motivos sólidos para pensar que una tercera incursión en la obra de Munro me depararía tan placenteros resultados como hasta el momento. Sin embargo, los relatos reunidos en Secretos a voces solo han servido para constatar que Alice y yo hemos olvidado cómo sincronizar nuestros relojes internos. Todo en este libro me resulta reconocible. Abro por la primera página y se despierta en mí cierta sensación hogareña. Pero a medida que avanzo, me doy cuenta de que, muy a mi pesar, algo no está marchando como debería. La prosa se enquista, los personajes han perdido ese halo de fascinación que solían ostentar y las historias que narran ya no logran alcanzar mi fibra sensible.
En cocinas a cientos y miles de kilómetros de distancia, observará cómo se forma una delicada piel sobre una cuchara de madera y su memoria se agitará, pero no acabará de desvelarle ese momento en el que parece estar contemplando un secreto a voces, algo que no te sobrecoge hasta que intentas contarlo.
Lo mío con Secretos a voces es, a todos luces, un caso agudo de lo que en el terreno de las relaciones amorosas se conoce como el síndrome de "no eres tú, soy yo". Alice Munro demuestra aquí que continúa siendo una creadora nata de atmósferas y personajes, espacios ficticios que resuenan cuento tras cuento y conforman una caleidoscópica composición final. En este caso, Munro nos traslada a la imaginaria localidad de Carstairs, un lugar con personalidad e historia propias que a lo largo de las décadas será testigo de las más improbables amistades, bodas, divorcios, muertes y misteriosas desapariciones. Sin embargo, nada de lo que he encontrado en este recopilatorio, pese a ostentar las características más sobresalientes de Munro, ha logrado despertar mi asombro al nivel que lo han hecho otros libros suyos.
Quizá he echado en falta un hilo conductor más contundente, temáticas más vigorizantes o la calidez y el afecto habituales en los que tanto me recuerda a escritoras como, por ejemplo, Marilynne Robinson. En lugar de eso, Secretos a voces rebosa de largos silencios narrativos en los que no ocurre absolutamente nada de provecho para la trama. Puede parecer extraño calificar esto como un defecto, pues uno de los mayores encantos de Munro, característica que ha logrado perfeccionar hasta convertirla en arte, es precisamente el de la sutileza, la ausencia de burdas explicaciones que justifiquen el comportamiento de los personajes. Es común en los relatos de Munro tener que devanarse un poco los sesos y rastrear entre líneas significados ocultos que nos permitan aferrarnos a cierta lógica una vez alcanzado el final de cada historia. No obstante, este libro no me ha parecido lo suficientemente interesante como para desentrañar sus secretos, aunque se griten a voces.
Tampoco me han resultado esta vez demasiado llamativos los temas que se discuten o se dejan entrever a lo largo de los cuentos. Si bien las mujeres a las que Munro da voz en esta obra son difíciles de encasillar, sus diatribas sobre el el amor y sus infinitas complicaciones, observaciones —casi siempre díscolas— en lo que respecta al matrimonio y recuerdos de experiencias que marcaron en algún momento sus vidas están bastante trillados. Hay dos relatos en especial ('Entusiasmo' y 'El Jack Randa Hotel') que sí hacen justicia a la enorme reputación de la autora, y curiosamente en ambos el envío de cartas tiene gran relevancia para el desarrollo de la trama (¿alguien me puede explicar la fijación de esta autora con el intercambio de misivas?), pero del resto pocas cosas puedo rescatar. Solo me queda desear que el cuarto libro de Alice Munro que caiga en mis manos sepa eliminar estas agridulces sensaciones que me ha dejado Secretos a voces. ¿Lo conseguirá? No lo sé. Pero una cosa sí tengo clara: no pienso esperar hasta 2017 para comprobarlo.
No he leído nada de Alice Munro pero por lo que cuentas no empezaré por Secretos a voces.
ResponderEliminarBesotes.
He leído de ella "Mi vida querida", y me sorprendió bastante. Tengo muchas ganas también de hacerme con "Demasiada felicidad", así que espero que este sea el año.
ResponderEliminarSaludos, y espero que la autora logre redimirse contigo :3.
Ufff qué lástima cuando la relación se asienta en la mediocridad. Ya sabes, ahora toca otro libro este año para resarcirte. Voto por "Demasiada felicidad", el que he leído suyo, me gustó muchísimo.
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