► Título original: A Spool of Blue Thread
► Traducción: Ana Mata Buil
► Año de publicación: 2015
► Editorial: Lumen
► Páginas: 480
A quien tenga por costumbre seguir los movimientos del mundillo editorial anglosajón, esta portada le resultará bastante familiar. Se trata de la última novela de la escritora norteamericana Anne Tyler, galardonada con el Premio Pulitzer por su obra Ejercicios respiratorios, y que el año pasado fue finalista, entre otros, de los prestigiosos Man Booker Prize y Orange Prize (rebautizado ahora como Baileys Women's Prize for Fiction). Entenderéis que hubiera un poco de expectación.
Y aunque uno no es de piedra y se deja llevar fácilmente por la euforia colectiva, en realidad no sabía a ciencia cierta qué iba a encontrarme en esta esperada novela ni si las preocupaciones literarias de la autora encajaban con las mías. Sin embargo, la incertidumbre es una sensación que casa perfectamente con el espíritu de El hilo azul. No en vano, la historia comienza con una llamada en mitad de la noche, un elemento disonante, disruptivo, que altera la realidad cotidiana de los protagonistas y los sumerge en una inquietante nebulosa de posibilidades. Red y Abby Whitshank tienen motivos para alarmarse, y es que su hijo menor, Denny, lleva años acumulando un largo historial de escándalos, altercados y quebraderos de cabeza para la familia. Sin embargo, esta vez Denny no se ha metido en líos ni ha tenido ningún problema con las autoridades: solo ha telefoneado a casa de sus padres para anunciarles que es homosexual.
En la familia Whitshank había dos historias que se habían transmitido a lo largo de varias generaciones. Esas historias se consideraban prototípicas (en cierto modo, "definitorias") y todos los miembros de la familia, incluido el hijo de tres años de Brote, las habían oído contar una y otra vez, habían presenciado cómo los adultos las entrelazaban y conjeturaban sobre ellas infinidad de veces.
De la reacción de Red —aséptica, indiferente, incrédula— ante esta, en principio, impactante noticia se percibe gran parte del modo por el cual se rige la dinámica un tanto disfuncional del clan Whitshank, pequeña estirpe de ciudadanos norteamericanos de clase media que a lo largo de tres generaciones han ido construyendo en torno a su casa de Bouton Road una compleja y particular Teogonía, compuesta por todo tipo de historias y anécdotas que solo tienen sentido desde una perspectiva interna y constituyen en buena parte su identidad familiar. La repentina (y simulada, como llegamos a comprender) salida del armario de Denny es el hilo a partir del cual Anne Tyler empieza a tirar para ir reuniendo a los miembros de esta peculiar familia y confeccionar su minucioso retrato, por lo que no es de extrañar que surjan viejas rencillas, celos y animadversiones entre los cuatro hermanos Whitshank, además de antiguos secretos que llevaban mucho tiempo sin ver la luz.
Esto, que a simple vista parece muy interesante y prometedor, solo funciona durante la primera parte de las cuatro en que está dividida la novela, y no es que lo haga de una forma, digamos, sobresaliente. Es cierto que Anne Tyler realiza un trabajo envidiable a la hora de caracterizar a los personajes y darles profundidad, pero también es verdad que no se puede sostener el 100 % de una historia basándose exclusivamente en interacciones que carecen de interés narrativo y contribuyen más bien poco al desarrollo argumental. El hilo azul es una de esas novelas que tienen una trama casi inexistente, de acuerdo, de esas que se regodean en hechos y conversaciones insustanciales con el objetivo de homenajear lo mundanal y lo cotidiano. Pero se puede hacer bien, como por ejemplo en los casos de Munro o Alice McDermott, y se puede hacer a la manera de Anne Tyler: es decir, anodina y trivial.
En lo referente a su estructura, cada nueva parte de El hilo azul retrocede unas cuántas décadas en la genealogía familiar y, en lugar de centrarse en las vidas de los Whitshank más jóvenes, nos vemos obligados a soportar las mismas tribulaciones que ya se nos han explicado por encima en otros capítulos, solo que ahora con más detalles y subrepticias reflexiones sobre el amor, la familia, las dificultades de la vida (que pueden ir desde una enfermedad hasta una depresión económica), la muerte y la memoria. Por otra parte, los pocos eventos significativos de la novela están, bajo mi punto de vista, un poco desaprovechados, ya que apenas crean conflicto. Y para colmo, el estilo de la autora, si bien huye de sentimentalismos y florituras bucólicas, lo cual se agradece, tampoco supone un aliciente especialmente notorio como para tragarse las 480 páginas de las que consta el libro. Así pues, como podéis comprobar, El hilo azul no es una lectura que me haya aportado grandes cosas. No obstante, si al final decidís darle una oportunidad, espero que le saquéis bastante más jugo que yo.
Pues todas las reseñas que había leído eran bastante positivas, con lo que tenía bastantes ganas de leerlo, pero ahora me he quedado un poco chafada viendo tu opinión. Tendré que pensármelo bien.
ResponderEliminar¡Un abrazo!
Hola!
ResponderEliminarHabía visto el lirbo en varios canales y blogs por ahí y me llamaba bastante la atención, por eso de tratar lo mundano y lo corriente, quería probar un poco de ese tipo de literatura, pero ahora que leo tu reseña se me van un poco las ganas. Sin embargo, agradezco las referencias a las dos Alice (sobre todo a Munro, que le tengo ganas tremendas) porque parecen ser más o menos lo que yo buscaba.
Un saludo!
Creo que con tu reseña lo voy a dejar pasar.
ResponderEliminarBesotes.
A mí me gustó mucho, la cadencia y la meticulosidad narrativa me parecieron maravillosas :(
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