Legión y El alma del emperador, Brandon Sanderson
Fantascy - 240 páginas - 14.90 € - ★★★★
Lo mío con Brandon Sanderson podría definirse como una especie de amor platónico postergado hasta la extenuación por caprichosos avatares del destino, un espejismo idílico que, sobrealimentado por las excelentes críticas y las incesantes recomendaciones de muchos lectores, ha terminado difuminándose ante la demoledora realidad de una primera cita. Y todas estas expectativas medio frustradas se traducen en que los dos relatos del escritor norteamericano recogidos en este volumen no han conseguido deslumbrarme de manera tan contundente como cabría esperar, si bien es innegable su desbordante originalidad y el despampanante manejo de Sanderson a la hora de plasmar universos propios y nuevos usos del lenguaje. En Legión, un relato mucho más próximo a la ciencia-ficción que a la fantasía tradicional, les seguiremos la pista al extraordinario Stephen Leeds y a sus múltiples personalidades subyacentes en una vertiginosa contrarreloj que tiene como objetivo recuperar una cámara capaz de fotografiar escenas del pasado. Por otro lado, El alma del emperador nos sumerge en un escenario de profunda inestabilidad política donde a la protagonista, una reputada falsificadora de obras de arte, le será encomendada la tarea de estudiar los recuerdos, la personalidad y el comportamiento del actual emperador (en coma tras un desgraciado ataque) para construir una réplica de su alma que resulte indistinguible de la original. Frescura, intensidad narrativa y una soberbia caracterización de personajes podrían ser los alicientes más inmediatos para hacerse con un libro que no me ha cautivado, pero que resulta enormemente recomendable.
Las vírgenes suicidas, Jeffrey Eugenides
Anagrama - 232 páginas - 8.90 € - ★★★★★
Lo de Eugenides es harina de otro costal. Mira que me lo habían advertido, pero ni todos los analgésicos del mundo podrían haberme preparado para resistir la tremenda, arrolladora, mitológica embestida que propina el tito Jeffrey en su primera novela. La historia, que gira en torno a la fatídica y casi legendaria cadena de suicidios que emprendieron cinco hermanas adolescentes en el transcurso de un solo año, resulta todo lo estremecedora e inquietante que podría uno imaginarse. Reconstruida dos décadas más tarde a partir del testimonio silencioso de vecinos, compañeros de clase y jóvenes perdidamente enamorados de estas ninfas inalcanzables, Las vírgenes suicidas supone tanto un alarde de creatividad literaria como un incomparable ejercicio de evocación, una oda al recuerdo de cinco muchachas prisioneras de un hogar sin afecto, compuesta por quienes sufrieron su enigmático influjo en los años dorados de la pubertad. Recuerdo pocos libros que me hayan tenido tan enganchado como este y en los que al finalizar su lectura te embargue una mayor sensación de vacío. Esta novela literalmente me dio escalofríos durante algunos pasajes, no sé si por la arrebatadora prosa de Eugenides o por el carácter grotesco de la propia premisa y la violencia implícita en cada uno de sus drásticos cambios de ritmo. Brutal, incontestable, etérea. Una novela deliciosa que se precipita de forma inevitable hacia un final que sabemos de antemano, pero cuyo efecto difícilmente se puede pronosticar.
Canadá, Richard Ford
Anagrama - 512 páginas - 24.90 € ★★★★½
No es muy habitual encontrar un libro donde destripen el contenido básico de la historia desde la mismísima primera página. De hecho, es una estrategia narrativa bastante arriesgada. En un mercado que solo busca complacer al lector poco espabilado, impaciente, de concentración laxa, la sola idea de atravesar 500 páginas de absoluta aridez argumental despierta un inaguantable sopor. A no ser, claro, que seas Richard Ford y tu novela se titule Canadá. En ese caso, no importa que el más impactante cliffhanger de toda la obra se situé al inicio del primer capítulo, no importa que las cartas estén siempre descubiertas sobre la mesa, ni importa tampoco que el hilo conductor de la historia sea en realidad una espiral que no cesa de dar vueltas sobre el mismo e inamovible eje. Porque ahí, amigos, es donde reside el auténtico encanto de esta maravillosa novela. Canadá proporciona un tipo de placer literario que no es apto para todos los públicos: un placer que se degusta lentamente y que proviene del excepcional relato narrado por un viejo profesor ya jubilado. El periplo existencial que emprendió Dell Parsons en su juventud a raíz del atraco cometido por sus padres es todo cuanto Ford esconde entre las páginas de su último trabajo; pero lo hace tan bien, de forma tan concienzuda, lúcida y sincera, a tantos y tan variados estratos, que no necesitarás nada más para captar a plenitud la desoladora así como emocionante vivacidad de esos momentos que tienen la capacidad de cambiarte la vida para siempre. Puede que Canadá no sea una novela espectacular en ninguno de los sentidos que priman en la industria, pero su tremenda puesta en escena, la profundidad y encanto de sus personajes o su absorbente y fatídica atmósfera boreal la convierten en una opción sencillamente imprescindible.
¡Hola!
ResponderEliminarTengo muchas ganas de leer algo de Brandon Sanderson desde hace tiempo. Las vírgenes suicidas no lo he leído pero he visto la adaptación cinematográfica hace años. Ahora no descarto hacerme con el libro. Y Canadá me lo he apuntado porque tiene muy buena pinta.
Un beso
¡Hola!
ResponderEliminarPues me llama la atención Las vírgenes suicidas, ¡me lo apunto a mi lista de pendientes!
Gracias por las mini-reseñas ^^
Besos
Hola! El segundo libro me llama la atención así que me lo apunto para próximas lecturas. Gracias por las reseñas, besos!
ResponderEliminarLos tres son bastante apetecibles :)
ResponderEliminarLos tres tienen buena pinta, pero sobre todo tengo ganas de probar a Brandon Sanderson.
ResponderEliminarYo creo que si Sanderson publicara un recopilatorio de "relatos escritos en una servilleta después de tomar 10 cervezas en un bar" lo compraríamos todos xDD no sé, todo lo que escribe es tan genial que... :3
ResponderEliminarDe los otros dos igual me apunto Las vírgenes suicidas, aunque no tengo muy claro que vaya a ser el tipo de novela que me gusta, por lo menos me llama la atención.