Robert Stone - Dog Soldiers

martes, 21 de mayo de 2019



Título original: Dog Soldiers
Traducción: Mariano Antolín, Inga Pellisa
Año: 1974
Edición: Malastierras (2019)
Páginas: 382


La editorial Malastierras inauguraba el mes pasado su prometedor catálogo con la muy aclamada Dog Soldiers, mítica novela de Robert Stone que fue galardonada en 1975 con el National Book Award y cuya traducción a cargo de Mariano Antolín e Inga Pellisa, con prólogo de Rodrigo Fresán, ya fue publicada en 2010 por la desaparecida Libros del Silencio. El protagonista de Dog Soldiers es un escritor de medio pelo llamado John Converse que se desplaza hasta Saigón con el objetivo de documentarse para su próxima novela, pero que ha terminado inmerso en el mundo del hampa vietnamita. Converse, que transporta de un lado para otro un maletín cargado de heroína, describe la degradación y el infierno provocado por la guerra con sorprendente sobriedad, sin recrearse de manera exhibicionista en las atrocidades del conflicto, pero haciendo muchísimo hincapié en las devastadoras consecuencias que se derivan de presenciarlas. 

Tras una serie de peripecias que involucran casas de prostitución y un atentado contra las oficinas de Hacienda que le podría haber costado la vida, Converse se pone en contacto con un exmarine y antiguo compañero llamado Ray Hicks, nihilista acérrimo y lector incondicional de Nietzsche, al que delega su mercancía para que la custodie durante el tiempo que tarde Converse en regresar a casa. Ya de vuelta en América, Converse descubre que su mujer, Marge, y su amigo Hicks, perseguidos por un grupo de federales corruptos, se han dado a la fuga con el paquete, dando el pistoletazo de salida a un frenético recorrido por California en el que Robert Stone ofrece su visión sin paliativos del escenario alucinógeno en el que Estados Unidos se hallaba inmerso tras su desastrosa gestión del conflicto bélico.

A lo largo de Dog Soldiers, Robert Stone refleja de manera perfecta el impacto que supuso para la sociedad estadounidense la guerra de Vietnam y estructura su novela como una suerte de road movie cuyos protagonistas afrontan la misma ordalía lisérgica que los soldados en el frente. La paranoia y la angustia existencial que consumen a los personajes no son tanto producto de sus adicciones (que también), sino consecuencia lógica del dinamitado sueño americano. En Dog Soldiers, Estados Unidos aparece magníficamente representado como una extensión mental de la jungla vietnamita, un territorio demencial y despojado de toda moral que parece puntuar como campo de batalla mucho más alto que el propio país asiático.

La propuesta de Robert Stone es sólida y tremendamente amena. Los personajes, desorientados y sin rumbo, siempre al límite de la desesperación y la derrota, entierran su preocupación por el futuro incierto bajo sublimes chutes de ácido que les mantienen solo un paso por delante de la muerte. «Si pudiera rezar», confiesa Marge en cierto momento de la novela, «le pediría a Dios que dejara caer la bomba encima de todos nosotros, de nosotros y de nuestros hijos, y nos aniquilara por completo. Así dejaríamos de necesitar esto y de necesitar lo otro. De necesitar droga y de necesitar amor y de necesitar las gilipolleces de los demás y sus putos rollos, joder». Por medio de una prosa hierática y a la vez mordaz, Stone deja entrever momentos de auténtico pánico al contemplar el deslucido rostro de la Norteamérica perdedora y manifiesta esa evidencia ante la que Converse, Hicks y Marge se niegan continuamente a rendirse: que el verdadero enemigo está más cerca de lo que creen.


«En cuanto a la droga, pensó Converse, y a los adictos..., si en el mundo va a seguir habiendo elefantes perseguidos por hombres que vuelan, la gente naturalmente va a querer colocarse». 


PUNTUACIÓN: ★★★☆
    

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