«Sin embargo, aunque no tenía experiencia suficiente del mundo para demostrarlo, ya entonces sospeché que los detalles más extraños eran los más prosaicos, y que lo que contamos a los demás para escandalizarlos solo los preparará para percibir lo realmente extraordinario».
►Título original: The People in the Trees
►Traducción: Regina López Muñoz
►Año: 2013►Editorial: Lumen
►Páginas: 224
Menciona Rachel Cusk en Prestigio, su novela más reciente, que «la literatura negativa toma buena parte de su poder de un uso temerario de la honestidad». La obra de Hanya Yanagihara (Los Ángeles, 1974) queda definitivamente enmarcada en el ámbito de esta «literatura negativa» en la que nada ni nadie se salva de una honesta y brutal escabechina. Fuimos testigos de ello en Tan poca vida, una de las obras más retorcidamente crueles de la narrativa contemporánea. Ahora, aprovechando el tirón de aquella, Lumen recupera La gente en los árboles, su fantástico debut como escritora. Ya desde sus inicios, Yanagihara bucea en los terrenos más pantanosos de la naturaleza humana para elaborar un estremecedor relato que pone de manifiesto, no solo su talento como artífice de historias, sino su afición por elevar la temperatura del debate.
Nos encontramos aquí con la biografía novelada de A. Norton Perina, un eminente médico que fue galardonado con el Premio Nobel por sus estudios sobre una tribu cuyos miembros gozaban de una incomprensible longevidad. No obstante, sus impresionantes logros y su incomparable contribución a la comunidad científica no evitan que la vida de Norton Perina dé un vuelco cuando uno de sus hijos lo denuncia por un delito de abusos sexuales. El escándalo que suscitan tales acusaciones sirve como punto de partida para que Norton, en colaboración con su colega y amigo Ronald Kubodera, publique unas memorias tan apasionantes como polémicas en las que trata de limpiar su reputación, al tiempo que repasa algunos de los acontecimientos más relevantes de una vida marcada por los hallazgos realizados en la isla que le dio la fama.
Enclavada en mitad del Pacífico, Ivu'ivu es la cuna de una sociedad primitiva que ha logrado prolongar su vida de manera casi milagrosa ingiriendo una especie autóctona de tortuga. Poco a poco, se convertirá además en el refugio de Perina, quien, encandilado por los brutales ritos de la tribu y unos misterios que desafían su fe incondicional en la ciencia, irá estableciendo un vínculo con los indígenas que trasciende la esfera de lo profesional. La narración de Yanagihara, aunque peca de recargada y prolija, transmite un sobrecogedor sentido de la maravilla que nos impulsa a seguir leyendo aun cuando los pasajes de la novela exceden lo turbio. Los padecimientos de Perina, personaje narcisista y problemático donde los haya, se acaban transformando en los nuestros: su secreto y platónico enamoramiento por el director de la expedición, la tormentosa relación con su hermano Owen o el desprecio apenas disimulado que siente por quienes tratan de explotar con fines comerciales un entorno que él considera sagrado.
Así, bajo el disfraz de una obra testimonial, Yanagihara emprende un extenso recorrido por la vida de Perina que pretende realzar las luces y difuminar las sombras. Este detenimiento selectivo nos hace sospechar de la credibilidad de lo narrado de una forma que no pone en duda la veracidad de los hechos, sino la interpretación de los mismos. Yanagihara juega de manera sublime con el dilema de la perspectiva: lo que parece fascinante y digno de estudio en un entorno salvaje, virgen, completamente inexplorado y, por tanto, sujeto a sus propias leyes, es capaz de convertirse en algo deplorable cuando modificamos el contexto.
Está claro; la tibieza no es uno de los rasgos característicos de Hanya Yanagihara. Las cuestiones que plantea en La gente en los árboles son lo suficientemente candentes como para levantar el mismo número de pasiones que de odios. Independientemente del lado de la balanza por el que cada uno quiera decantarse, es innegable que la literatura de Yanagihara despierta sentimientos intensos. El suyo es un estilo convencional, pero al mismo tiempo sugerente, lleno de matices y dobleces. Su dedo señala con osadía hacia rincones oscuros que el resto de los mortales tratamos de no mirar. La gente en los árboles, si bien no es igual de brillante en todos sus tramos, constituye una lectura absorbente y compleja que nos sumerge de lleno en una historia ante la cual es imposible permanecer indiferente.
PUNTUACIÓN: ★★★☆
Tan poca vida es una novela tan rematadamente sádica que hace que me piense mucho antes de adentrarme en otra novela de Yanagihara por muy atractiva que parezca a priori.
ResponderEliminarMe da que Yanagihara es una escritora de extremos, Tan poca vida despertó tanto adhesiones entusiastas como odios enconados (a mí me suscitó ambas a ratos).
Por cierto que parece que una de las novelas que estaba en la lista 12 novelas que deseabas que se publicaran este año, Goodbye vitamin parece que se publicará en Planeta, aunque de momento solo aparece en formato digital y para México. Supongo (y espero) que al final también se acabe publicando aquí (y en papel), y lo mismo para Marlena de Julie Buntin (que aparece también solo en formato digital y para México de momento)
¡Sí! Yo también me quedé estupefacto con lo de Goodbye Vitamin cuando lo vi. En la misma situación estaba Los inmortales, de Chloe Benjamin, y se acabó publicando también en España un par de meses después, así que tengo esperanzas. Un saludo!
EliminarPues espero que sea así (no hay motivo para que no fuera así dado que ambas novelas dieron bastante que hablar cuando se publicaron y la verdad es que me apetece mucho leerlas)
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