Naomi Alderman - The Power

martes, 22 de agosto de 2017



Título original: The Power
Traducción: Ana Guelbenzu
Año: 2016
Editorial: Roca Editorial
Páginas: 358
Valoración: ★★


Las estructuras de mando son un elemento cambiante de nuestra sociedad. El poder es volátil, caprichoso, pasa de unas manos a otras con sorprendente facilidad y, en la mayoría de ocasiones, por medio de una violencia extrema. El poder crece, corrompe, adopta numerosas formas. Sin embargo, por muchos partidos e ideologías que se sucedan a lo largo de la historia, las mujeres siempre han tenido que conformarse con ser el eslabón más débil de la cadena. Hasta ahora.

En ese sentido, la refrescante e innovadora novela de Naomi Alderman propone una drástica a la vez que sugerente reinterpretación de las normas que atañen al juego político. En The Power, galardonada con el Premio Bailey's 2017, Alderman imagina un futuro no muy lejano donde mujeres de todo el planeta comienzan a desarrollar habilidades sobrenaturales que les permiten generar grandes corrientes eléctricas. Este suceso, conocido como el Día de las Chicas, supone una auténtica revolución femenina que Naomi Alderman utiliza como plataforma para discutir interesantes cuestiones de género, identidad e injusticia social.

En mayor o menor medida, las tres protagonistas de The Power experimentan en sus propias carnes las consecuencias del subyugante dominio masculino. Allie es una adolescente que lleva años siendo abusada sexualmente por su padre adoptivo. Roxy es testigo de la muerte de su madre a manos de una mafia rival que quiere ajustar cuentas con la familia. Y Margot es una alcaldesa que lucha constantemente contra la desaprobación y el desprestigio que acarrea ser mujer y ostentar un cargo como el suyo. Desprovistos de su ancestral superioridad física, muchos hombres ahora se sienten desprotegidos y vulnerables ante un cambio de paradigma que les deja en una posición comprometida y temen las posibles represalias que puedan sufrir de quienes antes eran sus víctimas. En cambio, Tunde, un joven y ambicioso periodista nigeriano, intentará sacar tajada de los acontecimientos transformándose en el principal cronista de este período convulso.

La inflamable confrontación entre ambos sexos es una de las constantes que guían el desarrollo de la historia y un tema que Naomi Alderman explora con bastante profundidad. A medida que el poder, la influencia y la temeridad femeninas crecen hasta eclipsar por completo el papel del hombre en la sociedad (reduciéndolo a una facultad meramente reproductiva), la novela de Alderman se convierte en un excepcional ejercicio de fabulación que no tiene ningún interés en reprimir sus posibilidades. En un mordaz giro de las tornas, The Power describe numerosas escenas de violencia sexual, física y psicológica donde los hombres se convierten por una vez en el objetivo de atrocidades que hoy día se cometen contra miles de mujeres. Así, Alderman no solo pone a prueba nuestra sensibilidad, sino que plantea un incómodo debate moral que posiblemente llevemos tiempo evitando.

Aunque cuenta con una premisa muy potente y una ágil estructura, la lectura de The Power transmite sensaciones encontradas. La espectacularidad de su puesta en escena y la relevancia de sus planteamientos pasan por encima de otros elementos esenciales como la construcción de personajes y la distinción de las diversas voces narrativas. A pesar de la monumental progresión que tienen sus roles en la historia (Allie se convierte en líder de un importante movimiento religioso, Roxy en una fría mercenaria que trafica con drogas sintéticas y Margot en una influyente senadora que se encarga de instaurar campos de entrenamiento para que las chicas aprendan a controlar su poder), dicha evolución en ocasiones parece simplista y atropellada. En general, la narración desprende un agridulce regusto a Young Adult que impregna la novela con sus características más desafortunadas. Por suerte, Naomi Alderman cuenta con recursos suficientes como para compensar sus desaciertos y nos ofrece un relato, en su mayor parte, contundente, estimulante y vertiginoso que habla sobre las intrincadas relaciones de poder y las responsabilidades que conlleva su uso. Al fin y al cabo, de ello depende la posibilidad de construir un mundo mejor.      

1 comentarios :

  1. Lo primero es lo primero, hartito estoy de esa manía de no traducir los títulos, en un país donde le damos patadas con sañas a la lengua de Shakespeare resulta ridículo conservar los títulos en inglés cuando tienen una traducción literal en español que suena igual de bien.
    En este caso conservar el título en inglés no aporta absolutamente nada. Luego cuando tienen títulos en inglés que por ser nombres propios o topónimos conviene conservar el título van y se descuelgan con originales sandeces como titular Mi nombre era Eileen (Eileen en el original) o ya rizando el rizo proponer nombres de telefilme de sobremesa como Las lecciones peligrosas para un título que suena estupendamente como Tampa.
    Y una vez soltado el rollo vamos con la novela de Alderman. Diría que la reseña me sorprende muchísimo si no coincidiera totalmente con casi todo lo que he leido sobre la novela. Da la impresión de que a los lectores españoles les ha impactado bastante menos que a los anglosajones.
    Los comentarios suelen ir por idea original e interesante, escaso desarrollo de personajes y desperdicio del potencial de la historia, todo aderezado con un toque young adult (que a priori no es lo que tocaba).
    El Baileys es un premio que suele sorprender con el ganador, el año pasado estaban nominadas Tan poca vida y El camino de los Madigan y sin embargo ganó Los pecados gloriosos. Después de haber leido las tres yo diría que acertaron de pleno.
    Este año entre las nominadas había una finalista del Booker (Madeline Thiem) y una del Pulitzer (C E Morgan), sin embargo la victoria de Alderman no puede considerarse propiamente una sorpresa porque todas las casas de apuestas la daban como ganadora.
    Desde luego esa unanimidad contrasta mucho con los comentarios que he leido últimamente (que como digo coinciden con los de sub_zero) que son más en la onda de "sí está bien, pero no es para tanto"

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