Título original: A Constellation of Vital Phenomena
Traducción: Jacinto Pariente
Año: 2013
Editorial: Armaenia
Páginas: 480
Valoración: ★★★★★
Siempre he tenido una fe ciega en la capacidad del lenguaje para representar sentimientos complejos. Siempre he creído que existe una combinación exacta de vocablos capaces de encerrar cualquier significado posible. Sin embargo, de vez en cuando uno se topa con un libro que dinamita certezas fuertemente atrincheradas. Libros que hacen saltar por los aires cualquier convención, idea, o sistema preconcebido y abren ante sí un magnífico y aterrador horizonte de posibilidades inexploradas. Una constelación de fenómenos vitales es ese tipo de libro que explota entre tus manos sin pedir permiso para prender la mecha. Cuesta creer que el debut de Anthony Marra sea nada parecido a un debut. Y es que sus páginas hablan de un escritor experimentado, concienzudo y temerario que estudia cuál es la mejor forma de cincelar cada oración para que se clave lo más hondo posible en el corazón del lector.
La magistral obra de Anthony Marra se compone de los elementos necesarios para gestar una epopeya. Una guerra cruenta y despiadada (como son, por otro lado, todas las guerras). Un pueblo cercenado de la corriente histórica que por nada del mundo imaginaba verse envuelto en dos conflictos sucesivos. Una niña arrancada de los brazos de su padre que observa escondida cómo se arden los cimientos de su casa. Una red de vínculos familiares que se entrecruzan de maneras inesperadas y muchas veces desapercibidas por sus nodos. En definitiva, una constelación de fenómenos vitales. Sí, la temática de la novela se presta de por sí a viscerales arrebatos de incontinencia lacrimógena. No obstante, el verdadero corazón de la historia no se encuentra en los estragos de la batalla, sino en la humanidad de unos personajes que intentan recomponerse a sí mismos a partir de sus escombros.
«Era maravilloso desahogarse con un oído comprensivo. Pasó una hora entera antes de que la anciana sacara un cuadernillo de su bolso y le pasara una nota en la que había escrito: pensé que ya te habrías dado cuenta. Soy sorda».
La genialidad de Anthony Marra se percibe en su habilidad para estructurar una obra ambiciosa y polifónica que trata de capturar en menos de 500 páginas la plenitud de lo inabarcable. Todo el abanico de perspectivas que genera un escenario bélico es aquí explorado y exprimido hasta las últimas consecuencias. Desde la pequeña Havaa, una niña de ocho años que es acogida por su vecino Akhmed cuando los federales capturan a su padre y queman su casa, hasta la implacable Sonja, una cirujana desbordada por la escasez de recursos de su hospital que vive atormentada por la desaparición de su hermana Natasha, todos los personajes que recorren las páginas de Una constelación de fenómenos vitales, incluso los más peregrinos y en apariencia insustanciales, constituyen pilares fundamentales del colosal edificio construido por Anthony Marra en torno a las guerras que asolaron Chechenia desde 1994 en adelante.
Aunque la novela abarca solamente cinco días tras los acontecimientos que marcan el inicio de la misma, Anthony Marra extiende y manipula a merced la cronología de su obra, intercalando pasado, presente y futuro de formas completamente sorprendentes y demoledoras para que nada escape a la comprensión del lector. Así, un mismo episodio puede observarse más tarde desde varios ángulos contrapuestos para reconfigurar nuestra concepción de lo narrado y profundizar en la caracterización de unos personajes absolutamente vívidos, fascinantes y enfrentados siempre a decisiones tan cruciales como incómodas. De este modo, Anthony Marra consigue que a veces los muertos vuelvan a la vida, que la nobleza se confunda con la cobardía o que las traiciones se conviertan en actos heroicos dentro de una odisea personal y retorcida. Las experiencias sufridas, el estigma inenarrable de un infierno en forma de guerra, es revisado una y otra vez a lo largo de la novela, cobrando un significado mayor y más complejo en cada nuevo giro de la ruleta.
«Khassan caminó hasta la puerta. La abrió al viento. Volvió la cara para mirar a su hijo. Ramzan lo observaba frío e impenetrable como un estanque invernal. Eres mío. Te reconozco. Envolvemos nuestras almas alrededor de las desgracias del otro. Por eso somos familia».
Siempre he tenido una fe ciega en la capacidad del lenguaje para representar sentimientos complejos. Siempre he creído que existe una combinación exacta de vocablos capaces de encerrar cualquier significado posible. Sin embargo, de vez en cuando uno se topa con un libro que dinamita certezas fuertemente atrincheradas. Libros que hacen saltar por los aires cualquier convención, idea, o sistema preconcebido y abren ante sí un magnífico y aterrador horizonte de posibilidades inexploradas. Una constelación de fenómenos vitales es ese tipo de libro que explota entre tus manos sin pedir permiso para prender la mecha. Cuesta creer que el debut de Anthony Marra sea nada parecido a un debut. Y es que sus páginas hablan de un escritor experimentado, concienzudo y temerario que estudia cuál es la mejor forma de cincelar cada oración para que se clave lo más hondo posible en el corazón del lector.
La magistral obra de Anthony Marra se compone de los elementos necesarios para gestar una epopeya. Una guerra cruenta y despiadada (como son, por otro lado, todas las guerras). Un pueblo cercenado de la corriente histórica que por nada del mundo imaginaba verse envuelto en dos conflictos sucesivos. Una niña arrancada de los brazos de su padre que observa escondida cómo se arden los cimientos de su casa. Una red de vínculos familiares que se entrecruzan de maneras inesperadas y muchas veces desapercibidas por sus nodos. En definitiva, una constelación de fenómenos vitales. Sí, la temática de la novela se presta de por sí a viscerales arrebatos de incontinencia lacrimógena. No obstante, el verdadero corazón de la historia no se encuentra en los estragos de la batalla, sino en la humanidad de unos personajes que intentan recomponerse a sí mismos a partir de sus escombros.
«Era maravilloso desahogarse con un oído comprensivo. Pasó una hora entera antes de que la anciana sacara un cuadernillo de su bolso y le pasara una nota en la que había escrito: pensé que ya te habrías dado cuenta. Soy sorda».
La genialidad de Anthony Marra se percibe en su habilidad para estructurar una obra ambiciosa y polifónica que trata de capturar en menos de 500 páginas la plenitud de lo inabarcable. Todo el abanico de perspectivas que genera un escenario bélico es aquí explorado y exprimido hasta las últimas consecuencias. Desde la pequeña Havaa, una niña de ocho años que es acogida por su vecino Akhmed cuando los federales capturan a su padre y queman su casa, hasta la implacable Sonja, una cirujana desbordada por la escasez de recursos de su hospital que vive atormentada por la desaparición de su hermana Natasha, todos los personajes que recorren las páginas de Una constelación de fenómenos vitales, incluso los más peregrinos y en apariencia insustanciales, constituyen pilares fundamentales del colosal edificio construido por Anthony Marra en torno a las guerras que asolaron Chechenia desde 1994 en adelante.
Aunque la novela abarca solamente cinco días tras los acontecimientos que marcan el inicio de la misma, Anthony Marra extiende y manipula a merced la cronología de su obra, intercalando pasado, presente y futuro de formas completamente sorprendentes y demoledoras para que nada escape a la comprensión del lector. Así, un mismo episodio puede observarse más tarde desde varios ángulos contrapuestos para reconfigurar nuestra concepción de lo narrado y profundizar en la caracterización de unos personajes absolutamente vívidos, fascinantes y enfrentados siempre a decisiones tan cruciales como incómodas. De este modo, Anthony Marra consigue que a veces los muertos vuelvan a la vida, que la nobleza se confunda con la cobardía o que las traiciones se conviertan en actos heroicos dentro de una odisea personal y retorcida. Las experiencias sufridas, el estigma inenarrable de un infierno en forma de guerra, es revisado una y otra vez a lo largo de la novela, cobrando un significado mayor y más complejo en cada nuevo giro de la ruleta.
«Khassan caminó hasta la puerta. La abrió al viento. Volvió la cara para mirar a su hijo. Ramzan lo observaba frío e impenetrable como un estanque invernal. Eres mío. Te reconozco. Envolvemos nuestras almas alrededor de las desgracias del otro. Por eso somos familia».
Leer Una constelación de fenómenos vitales ha sido un enorme placer que se disfruta en cada página, no solo por el excepcional estilo de Anthony Marra, adaptable y virtuoso en todas las formas que adopta, sino por la constante progresión y profundidad de la trama y la inmersión en unos personajes dolorosamente nítidos, marcados por conflictos internos que no palidecen en comparación con los que tienen lugar a su alrededor. Muerte, desaparición, sufrimiento, exilio, olvido... y en mitad de todo ello un pequeño espacio para el humor, la fantasía, la vida y la esperanza. El debut de Marra es una novela épica, monumental, extraordinaria... una obra emocionante e imprescindible en el sentido más urgente de la palabra. Espero haberos picado la curiosidad aunque sea solo un poco y que os decidáis a leerla, porque para mí Una constelación de fenómenos vitales ha sido sin duda alguna uno de los descubrimientos más importantes de este año. Ojalá que también sea el vuestro.
Wow.
ResponderEliminarA mí sí que me has antojado de leerla :). Me gustan mucho este tipo de libros tan humanos, que abarcan tantas sensaciones de una manera inolvidable. No sé qué más decir, de verdad, aparte de que tras leer tu reseña me quedé con una sonrisita en el rostro.
Ahora solo me queda esperar a que por obra y magia, o lo que sea, lo traigan a mi país.
Yo me la compré pero aun no la he leido. Este año he tenido suerte de que por fin se han publicado algunas novelas que llevaba tiempo esperando y que ya estaba perdiendo la esperanza de que se tradujeran (aunque me da que la traducción de El eterno intermedio de Billy Lynn se la tendré que agradecer a Ang Lee que ha tenido a bien hacer la película).
ResponderEliminarMarra en principio es uno de los jóvenes narradores norteamericanos de los que más se habla. Su segundo libro, la colección de relatos The tzar of love an techno fue finalista del premio del círculo de críticos, así que ya ha pasado la prueba de la segunda obra que tanto se suele atascar cuando se ha tenido éxito con la primera.
Espero leerlo en los primeros meses de 2017 y espero compartir el entusiasmo de la reseña
Maravillosa reseña, emocionante libro, literatura magistralmente construida. Un viaje intenso
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