Reseña "Los horrores del escalpelo"

lunes, 24 de septiembre de 2012

Aún recuerdo la primera vez que este libro se apareció ante mí, porque lo que me ha ocurrido con esta novela no puede calificarse de otro modo más que de "aparición". Ahí estaba yo, dando vueltas por la librería cuando de repente me fijo en un ejemplar de Los horrores del escalpelo, un libro muy voluminoso, con un título que no me atrajo en absoluto, enfundado en una portada que más bien me echaba para atrás y escrita por un autor de cuyo nombre no había oído hablar en mi vida. Investigaciones posteriores me llevaron a descubrir que este libro había sido objeto de una lectura conjunta tremendamente desastrosa, y por si fuera poco, las escasas reseñas que circulan por la red no eran demasiado entusiastas, hasta el punto de haber leído auténticas calamidades sobre él. ¿Chasco? Todo lo contrario. Si bien Los horrores del escalpelo es un libro que adolece de ciertos fallos, nos encontramos ante una extraordinaria novela que disecciona con pericia profesional el episodio más oscuro de la historia criminal inglesa: los asesinatos de Jack el Destripador. 

Título: Los horrores del escalpelo
Autor: Daniel Mares
Año de publicación: 2010
Género: Novela, policíaca
Editorial: Grupo Ajec
Páginas: 832
PVP: 27.60
ISBN: 9788415156123

Sinopsis

Otoño de 1888.
El ingeniero español Leonardo Torres Quevedo se halla en Londres en pos del mítico ajedrecista de Maelzel, un autómata mecánico que se creía perdido desde hacía décadas. En compañía de Raimundo Aguirre, monstruoso ladrón y asesino, quien dice tener la pista del perdido autómata, inicia la búsqueda a través de los bajos fondos londinenses y alta sociedad victoriana. Pero la búsqueda es interrumpida por el horror: las calles del deprimido barrio de Whitechapel amanecen con cadáveres de prostitutas abiertas sobre el adoquinado. Y Torres Quevedo y su compañero Aguirre se ven implicados en la caza de un asesino que firma sus crímenes como Jack el Destripador, entrando en una compleja partida de ajedrez con  oscuras conspiraciones, el misterio y la muerte como piezas principales.

Opinión

La historia de Los horrores del escalpelo comienza cuando una suerte de periodistas llamados Alto y Lento (sí, habéis leído bien) acuden a la residencia donde Raimundo Aguirre pasa sus últimos días bajo los cuidados intensivos e ininterrumpidos que su enfermedad requiere. Con la excusa de recabar cierta información para escribir una novela sobre los asesinatos que asolaron la capital británica a finales del siglo XIX, estos dos personajes acuden al comienzo de lo que será una extensísima crónica sobre la vida de Aguirre, un desapacible relato plagado de horror y muerte que podría aportar nuevos detalles de suficiente relevancia como para resolver los que posiblemente sean los crímenes más famosos de la historia. Así pues, Daniel Mares nos transporta ya en el primer capítulo a la Guerra de Secesión norteamericana para conocer no solo el lado más sórdido de la naturaleza humana, sino también a algunos de los personajes que posteriormente tendrán un papel especial en el desarrollo de los acontecimientos.
     De forma lenta pero segura, el escritor madrileño va urdiendo la trama de su novela en torno a las  andanzas de Raimundo Aguirre y de cómo sus erráticos pasos por los suburbios londinenses se acabaron  cruzando casi de manera milagrosa con los de Leonardo Torres, ingeniero español que tras una extensa gira europea se halla ahora en ese misma ciudad, aunque por motivos bien diferentes.

"Soy un hombre de ciencia y creo que la ciencia no puede ofender a Dios nunca, puesto que no es más que el conocimiento de la obra del creador, y ese conocimiento no provoca en nosotros otra cosa que no sea reverencia y admiración."

El caso es que desde el mismo momento en que se conocen, tanto Raimundo como Leonardo quedarán condenados a encontrarse, a veces en las situaciones más indeseables que se puedan imaginar. Uno, respetable y con contactos en las más altas esferas sociales, el otro, poco más que un criminal deforme y perseguido por el infortunio, pero ambos se verán envueltos en la búsqueda de un misterioso prodigio mecánico, un autómata conocido como el ajedrecista de Maelzel, capaz de derrotar en dicho juego a cualquiera que se le ponga por delante. Sin embargo, la partida contra el increíble artilugio no acaba del todo bien, lo que provocará el regreso de Leonardo a España y la perdición de Raimundo entre los estratos más inmundos de la capital británica. Tras un lapso de 10 años, Raimundo le escribe al ingeniero una carta en la que de manera solícita, le asegura poseer información importante sobre lo ocurrido hace una década y le pide que regrese inmediatamente. Como no podía ser de otra manera, la reaparición de Leonardo en escena no es más que una excusa utilizada por el autor para destapar una auténtica red de asesinatos, crímenes, peleas entre bandas y traiciones en el seno de una poderosa familia venida a menos, una serie de acontecimientos que no serán nada fáciles de desentrañar.
     Por otro lado, Los horrores del escalpelo es un libro que abarca gran cantidad de géneros y que ofrece multitud de situaciones de lo más variopinto, ya sea entre los lujosos pasillos de un palacio o en el más asqueroso de los callejones en compañía de pervertidos, monstruos de circo, prostitutas y demás fauna cosmopolita. Por eso, no es de extrañar que de vez en cuando aparezcan escenas bastante subiditas de tono, explícitas y hasta cierto punto desagradables. Teniendo en cuenta lo anteriormente mencionado, he de decir que Los horrores del escalpelo no es un libro en absoluto fácil de leer. Entre sus principales obstáculos se encuentran el ritmo lento de la novela, los capítulos son en su mayoría excesivamente largos, lo cual provoca esa incómoda sensación de no avanzar en la lectura, la trama es en ocasiones difíciles de seguir por la complejidad estructural de la obra, el tema principal de la novela es demasiado específico como para interesar al gran público y por si fuera poco, mucha gente pudiera no acostumbrarse al estilo tan particular de Daniel Mares, un estilo que bajo mi punto de vista peca no pocas veces de ampuloso y sobreadjetivado.

"Podemos crear belleza, podemos amar, ser generosos, perdonar y mostrar la misericordia de un santo, pero en el interior, en el fondo de nuestros corazones crece el mal y la locura."

Aun pesar de esa interminable retahíla de pegas, no puedo decir que el libro no me haya gustado. De hecho, me ha satisfecho bastante. No sé si será por su agudo dominio del lenguaje, por la capacidad del escritor para dar una intrincada vuelta al desarrollo de la trama, por la inolvidable galería de personajes que pueblan las páginas de este libro o por la inteligencia que desborda constantemente la pluma de Daniel Mares. El caso es que Los horrores del escalpelo ha superado de forma amplia mis expectativas, aunque por supuesto hay cosas de él que no me han gustado nada, concretamente ese inexplicable final a caballo entre la ciencia-ficción y el steampunk que aunque no se preveía, no hay por dónde cogerlo. Dejando de lado ese pequeño escollo, solo me queda decir que estamos ante una novela entretenida, compleja y fiel a la estética victoriana en la que tan bien se desenvolvía Jack, el Destripador. ¿Llegaremos algún día a conocer su verdadera identidad? ¿El motivo de los horrores que cometió? Si no te atreves con este libro, nunca podrás saberlo.

Puntuación

Los horrores del escalpelo



5 comentarios :

  1. Mmm por lo que dices mejor no me acerco a este libro. La portada, sin embargo, se tiene que reconocer que atrae mucho.
    Muchas gracias por la reseña
    Un beso

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    Respuestas
    1. A mí sí me ha gustado, pero no es en absoluto lo que se dice una lectura ligera. Este libro es idóneo si tienes tiempo y ganas de centrarte exclusivamente en él, además de si te gusta el género. Para otros casos, la verdad es que no lo recomiendo.

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  2. La época en la que se ambienta me atrae muchísimo, no me importaría para nada leerlo, a pesar de los peros.

    Un beso!!

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  3. Me han hablado de éste libro hace relativamente poco, pero la verdad es que no sabía de qué iba.
    El tema me atrae mucho, en realidad, así que creo que no estaría de más echarle un ojo.

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