141. Yiyun Li - Más generoso que la soledad
La más reciente obra de Yiyun Li orbita sobre un misterio, o más bien una sospecha, que pesa sobre sus protagonistas. Boyang, Ruyu y Moran son tres jóvenes que forjaron una peculiar aunque sólida amistad en la China de los años 90. Sin embargo, por aquel entonces se vieron involucrados en un accidente que arruinó por completo la vida de una persona y que marcaría su relación para siempre. Veinte años después, la muerte de esta víctima inocente remueve recuerdos y sentimientos complejos en el interior de unos personajes cuyos caminos han tomado direcciones opuestas, pero que tienen ante sí la posibilidad de reconciliarse con su traumático pasado. Yiyun Li aprovecha de manera magnífica esta tesitura para elaborar una historia centrada profundamente en el estudio de sus protagonistas, una obra meditativa y fría que cava hasta lo más hondo del corazón para intentar dar una respuesta plausible a las incógnitas que rodean la trama. Dividida en dos líneas temporales que se entrecruzan continuamente, Más generoso que la soledad nos permite examinar los hechos desde una perspectiva privilegiada, haciendo más palpable si cabe el abismo que media entre las distintas versiones de cada personaje, individuos que se mueven en un inconsolable desarraigo, la más aséptica apatía existencial o el descontento que conlleva el incumplimientos de las expectativas. Todo ello narrado a fuego lento, demostrando un implacable dominio del lenguaje y dibujando por el camino un retrato de dos países (China y Estados Unidos) tan dispares como semejantes en sus marcados contrastes y contradicciones. Una lectura y una autora más que recomendable.
★★★½
142. Ann Beattie - Paseando con hombres
No sé a qué se debe exactamente, pero lo cierto es que la lectura de Paseando con hombres me ha dejado muy descolocado. Igual me han traicionado las expectativas... o igual es que no estoy acostumbrado a este tipo de narrativa deshilachada e irreflexiva. Sea como sea, el contenido de este libro que apenas sobrepasa el centenar de páginas no se corresponde en absoluto con el que esperaba encontrar y, por desgracia, he salido perdiendo al cambio. Estamos en el Nueva York de 1980 y Ann Beattie nos pone en la piel de Jane, una chica joven, ingenua, recién licenciada, que se enamora de un hombre mucho mayor que ella, embarcándose (o más bien debería decir lanzándose) sin apenas percatarse de ello en una relación tóxica, fraudulenta, de dependencia y sumisión absoluta que acaba anulando completamente su carácter aun cuando ella está convencida de lo contrario. Sin embargo, lejos de desarrollar una trama de manera convincente o esbozar un estudio de los personajes, Beattie prorrumpe en un sinfín de escenas y conversaciones fragmentadas que nos llevarán por diversos lugares, realizando observaciones puntuales sobre el ambiente neoyorquino y las relaciones sentimentales que, opino, confieren al relato el poco encanto que tiene. Más allá de eso, no he entendido el propósito de la obra ni me ha dejado ningún poso, aunque no descartaría —por su extrema brevedad— una futura relectura que me pueda despejar todas esas dudas que ahora tengo.
★★
143. Rachel Cusk - A contraluz
La novela de Rachel Cusk es con toda seguridad uno de los libros más originales, inteligentes y provocadores que he leído en lo que va de año. A pesar de su aparente sencillez y brevedad, tanto la idea de la que parte como su ejecución me parecen asombrosas y brillantes a partes iguales. Bien pensado, quizá es precisamente esta simplicidad narrativa lo que permite destacar a las magníficas reflexiones que elabora Cusk sobre las relaciones humanas y su capacidad para definir, e incluso modificar con el paso del tiempo, nuestros propios contornos como individuos. Y es que, ¿podríamos sobrevivir acaso sin la gente que se cruza en nuestro camino? ¿Sabríamos explicarnos sin tomar a otros como punto de referencia? Esas son algunas preguntas que trata de responder Rachel Cusk en su novela, y lo hace apuntando con el foco a su silenciosa protagonista, una escritora de la que apenas conocemos datos, salvo que se dirige a Atenas con la intención de impartir un taller. Por el camino se topa con multitud de personajes, hombres y mujeres, amigos y desconocidos, que se abren ante ella relatando historias personales, íntimas, alocadas, incongruentes, aparentemente inofensivas, pero que sirven para revelar de manera colateral el trasfondo de quien la escucha. Narrada con extrema pericia y un estilo que cabalga entre la desnudez emocional y la intelectualidad académica, A contraluz ha resultado ser una sorpresa maravillosa, un libro que he disfrutado de cabo a rabo con la apasionada intensidad que merecen este tipo de fenómenos literarios. Ojalá que no pase desapercibido.
★★★★
144. Jhumpa Lahiri - El intérprete del dolor
En esta colección de relatos, por la que Lahiri obtuvo el premio Pulitzer en el año 2000, la autora logra orquestar un excepcional coro de voces que nos sumergen en la vida de diversos personajes atados de un modo u otro a la cultura india. Los hombres y mujeres involucrados en las historias de Lahiri afrontan situaciones de inmenso calado emocional (pérdida de un ser querido, rupturas sentimentales, rechazo social, añoranza por el hogar, consecuencias de la guerra) que, de un modo especialmente demoledor, hacen reverberar sus más profundas convicciones, creencias y convenciones culturales. La autora demuestra una habilidad pasmosa a la hora tanto de construir la tensión narrativa como de resolver los conflictos que se plantean, conflictos que en muchas ocasiones apelan a la ruptura con los valores tradicionales y, gracias a la globalización, el sometimiento de lo ya asimilado a nuevas perspectivas capaces de hacer aflorar preguntas incómodas. Este predominio absoluto de lo visceral, de la política del estallido, se sustenta sorprendentemente sobre un lenguaje conciso, diáfano, carente de florituras, que transmite en todos las historias una hermosa melancolía y una conexión casi inmediata con los personajes, sumidos casi siempre en ensoñaciones vitales que tienen lugar durante procesos cotidianos. Sobrepasando cualquier tipo de expectativa, El intérprete del dolor me ha parecido, no solo un debut sobresaliente, sino una obra compleja, enriquecedora y repleta de matices que no puedo recomendar lo suficiente.
★★★★
145. Rosa Montero - La carne
He de reconocer que esta novela me llamaba mucho más la atención por su autora que por la historia en sí. Ya había leído otras obras de Rosa Montero con bastante grado de satisfacción y me apetecía comprobar hasta qué punto se pueden hacer milagros partiendo de una premisa imposible; a saber, la de una mujer de 60 años que decide contratar los servicios de un gigoló con el objetivo de dar celos a su amante, que la ha abandonado para estar con otra. Sin embargo, lo que empieza siendo un simple juego de deslealtades se convierte rápidamente en algo más complejo cuando clienta y empleado se ven envueltos en un sangriento accidente que los unirá de un modo inesperado. Y es entonces cuando la novela se convierte en un gender bender de Pretty Woman en el que la protagonista se enamora hasta las trancas del atormentado prostituto ruso mientras se lamenta capítulo tras capítulo de sus miserables arrugas y la flacidez de su carne. Con unas cantidades industriales de autocompasión impregnando cada página, una prosa que ya quisiera Danielle Steel para ella, absurdas decisiones narrativas e incoherencias varias, además de una imperdonable ausencia de trama y/o personajes mínimamente interesantes, La carne ha puesto a prueba mis niveles de eyerolling como ningún otro libro en varios meses. La lectura de esta novela, no obstante, se me ha hecho mucho menos insufrible de lo que pudiera parecer en un primer momento gracias a las breves anécdotas protagonizadas por los denominados 'escritores malditos' que Rosa Montero incluye en la historia como parte de un proyecto artístico que emprende la protagonista. Por lo demás, un libro inane, prescindible y repleto de carencias que se olvida tan pronto como se cierra la última página.
★★
146. Beatriz Rodriguez - Cuando éramos ángeles
En su segunda novela, la escritora sevillana Beatriz Rodriguez nos traslada al ficticio pueblo de Fuentegrande: un asfixiante y opresivo entorno rural que durante años ha sido testigo de cómo se iba entretejiendo una auténtica red de secretos, rencillas e intrigas varias alrededor de sus vecinos. El descubrimiento del cadáver de Fran Borrego, propietario de la mayoría de tierras que rodean a la comunidad, supondrá el punto de partida de una investigación periodística liderada por Clara, una joven viuda que procesa su particular duelo en forma de suculentas recetas caseras y sesiones de sexo desenfrenado (combinación sin duda explosiva que hace pensar en Laura Esquivel y su Como agua para chocolate). La novela intercala las investigaciones de Clara con un recorrido por la historia reciente del pueblo y sus habitantes, especialmente de aquellos sobre los que pesan las consecuencias del crimen, conformando ambos relatos una notable exploración del deseo, el despertar sexual, la pérdida de la inocencia y las relaciones de poder que de un modo u otro se establecen entre los individuos. De Cuando éramos ángeles me ha gustado especialmente el carácter desenfadado y libidinoso de Clara, su protagonista, así como la prosa diáfana, seductora y en ocasiones sombría de la que hace gala Beatriz Rodriguez a la hora de retratar el ambiente retrógrado, mostrando profundo desprecio hacia lo que trasciende sus fronteras, que es característico de estos escenarios. En definitiva, una historia sencilla, resuelta de manera correcta, que no pasará a los anales de la historia pero que tampoco decepciona.
★★★
147. Connie Willis - El apagón
Connie Willis es actualmente una de las voces más respetadas dentro de la ciencia ficción y tiene en su haber la friolera de 10 premios Hugo por diversos relatos y novelas. Una de ellas es precisamente El apagón, obra que junto a Cese de alerta conforma un voluminoso díptico sobre historiadores que viajan en el tiempo desde el año 2060 para experimentar de primera mano importantes sucesos mundiales. La premisa parece prometedora. Sin embargo, a medida que avanza la novela te vas dando cuenta de que aquí la autora emplea el recurso de los viajes temporales como mera excusa para sumergirnos en una ambiciosa y prolija —pero poco interesante— recreación de la vida en Inglaterra durante los convulsos días del Blitz. La acción en esta novela es extremadamente lenta y los personajes apenas una construcción difuminada que se limitan a cumplir su funcionamiento en el desarrollo de la trama, entroncada alrededor de un misterioso e inexplicable desplazamiento que ha provocado la aparición tardía de los tres historiadores protagonistas en sus respectivos períodos. Reconozco que me ha gustado bastante el enfoque que da Connie Willis a un tema tan recurrente en la literatura de género y el modo en que resuelve las siempre complicadas paradojas temporales. No obstante, a efectos narrativos, la novela apenas ofrece alicientes para afrontar su longitud. Por otra parte, la separación en dos volúmenes de esta historia no obedece a lógica ni justificación alguna y al final la sensación que transmite El apagón es la de haber leído un preludio de 600 páginas que por sí solo carece de sentido y que termina con un abrupto tajo. Probaré suerte con otros libros de la autora, pero lo cierto es que El apagón ha supuesto para mí una decepción mayúscula.
★★
¡Con ganas de hacerme con «La carne» y «Cuando éramos ángeles»! A ver si los puedo leer pronto...
ResponderEliminarhttp://moon-reader.blogspot.com.es/
¿Me sigues? Soy nueva por aquí ;) ¡Nos leemos! <3