«A menudo lo pienso aún: si en ese tiempo hubiera sido feliz, como quería, hoy estaría muerto. Y nunca tengo la certeza de qué prefiero».
Sin atender a razones de época y lugar, la homosexualidad ha acarreado consigo numeroso estigmas. Desde la humillación y el rechazo social hasta la condenación religiosa, sentirse atraído por personas del mismo sexo supone exponerse a un alud de padecimientos que no todo el mundo está preparado para soportar. En su último libro, una suerte de autobiografía novelada que explora sin tapujos aspectos íntimos y sórdidos relacionados con su identidad sexual, Luisgé Martín profundiza en las raíces de todos estos miedos compartidos. Sin duda influenciado por su férrea educación religiosa y la moral ultraconservadora que predominaba en la España de los años 70 y 80, Luisgé narra de manera desoladora los sentimientos de culpabilidad y extrañeza que empezaron a embargarlo durante la niñez, cuando sintió en su interior el nacimiento de esa pulsión maldita que lo acompañaría el resto de su vida.
El temor casi patológico a ser descubierto y la imposibilidad de asimilar su orientación sexual son los dos principios que guían la narración durante estos primeros compases de la historia, una adolescencia, como reconoce el propio autor, malgastada en tratar de luchar contra la naturaleza de sus impulsos carnales mientras el resto del mundo se embarcaba sin contemplaciones en amoríos lícitos. Fue este un tiempo precioso y jamás recuperado que hizo fermentar en el seno del escritor madrileño diversos trastornos y asperezas que moldearon su carácter y dificultaron enormemente la tan ansiada búsqueda de la felicidad. Porque si de algo trata El amor del revés, más que de las hercúleas luchas personales del autor, es precisamente de esa inalcanzable felicidad a la que aspiran, sin importar edad o condición, quienes han sido víctimas de pasiones prohibidas.
Luisgé Martín ha elaborado en El amor del revés una emocionante y universal crónica de los sufrimientos que conlleva el amor y de las estructuras que construimos en torno a su ideal perfecto, un mapa emocional surcado de profundas simas y desfiladeros desde los que muchas veces, en lugar de esperanza, se contempla un vacío infinito. Luisgé habla largo y tendido de los hombres que, con mayor o menor trascendencia, han pasado por su vida y lo hace siempre sin restricciones ni perímetros de seguridad, enfocando justo al centro de la herida en un valeroso ejercicio de honestidad y generosidad personal. Lejos de mostrarse indulgente o autocompasivo, Luisgé se desnuda con la naturalidad que proporciona la experiencia y nos invita a hacer un recorrido por los cuartos oscuros de su corazón, donde se acumulan a partes iguales recuerdos y efluvios.
Así pues, entre pornográficas diapositivas de la escena madrileña y trágicas relaciones de amor no correspondido, asistimos al paulatino pero firme proceso de transformación que sufre el autor a lo largo de sus memorias: una espectacular metamorfosis inversa en la que pasa de ser una asquerosa cucaracha repudiada incluso por sí misma hasta un ser humano pleno, digno y que, aun a pesar de su enconada descreencia en el triunfo del amor, ha acariciado la felicidad y ha soñado intensamente todo lo que no pudo vivir.
El temor casi patológico a ser descubierto y la imposibilidad de asimilar su orientación sexual son los dos principios que guían la narración durante estos primeros compases de la historia, una adolescencia, como reconoce el propio autor, malgastada en tratar de luchar contra la naturaleza de sus impulsos carnales mientras el resto del mundo se embarcaba sin contemplaciones en amoríos lícitos. Fue este un tiempo precioso y jamás recuperado que hizo fermentar en el seno del escritor madrileño diversos trastornos y asperezas que moldearon su carácter y dificultaron enormemente la tan ansiada búsqueda de la felicidad. Porque si de algo trata El amor del revés, más que de las hercúleas luchas personales del autor, es precisamente de esa inalcanzable felicidad a la que aspiran, sin importar edad o condición, quienes han sido víctimas de pasiones prohibidas.
Luisgé Martín ha elaborado en El amor del revés una emocionante y universal crónica de los sufrimientos que conlleva el amor y de las estructuras que construimos en torno a su ideal perfecto, un mapa emocional surcado de profundas simas y desfiladeros desde los que muchas veces, en lugar de esperanza, se contempla un vacío infinito. Luisgé habla largo y tendido de los hombres que, con mayor o menor trascendencia, han pasado por su vida y lo hace siempre sin restricciones ni perímetros de seguridad, enfocando justo al centro de la herida en un valeroso ejercicio de honestidad y generosidad personal. Lejos de mostrarse indulgente o autocompasivo, Luisgé se desnuda con la naturalidad que proporciona la experiencia y nos invita a hacer un recorrido por los cuartos oscuros de su corazón, donde se acumulan a partes iguales recuerdos y efluvios.
Así pues, entre pornográficas diapositivas de la escena madrileña y trágicas relaciones de amor no correspondido, asistimos al paulatino pero firme proceso de transformación que sufre el autor a lo largo de sus memorias: una espectacular metamorfosis inversa en la que pasa de ser una asquerosa cucaracha repudiada incluso por sí misma hasta un ser humano pleno, digno y que, aun a pesar de su enconada descreencia en el triunfo del amor, ha acariciado la felicidad y ha soñado intensamente todo lo que no pudo vivir.
Autor: Luisgé Martín
Año: 2016
Editorial: Anagrama
Páginas: 280
Valoración: ★★★★★
No he leído nada de Luisgé Martín, pero tomé nota de este título desde que tuve noticias de su publicación. Sin pasar de la sinopsis ya nació en mí la sospecha de que podría ser una lectura interesante. Ahora he leído con calma tu reseña y creo que no me equivoqué. Ojalá tenga ocasión de leerla pronto.
ResponderEliminar¡Un abrazo!
Este libro me va a emocionar...creo que me lo voy a pedir para regalo de reyes. Estos son los libros que me gustan, los que me hacen pensar y reflexionar.
ResponderEliminarLa Estupenda
Kiss