►Título: Espiral
►Autor: Paul McEuen
►Saga: -
►Editorial: Plaza&Janés
►Año: 2013
►Páginas: 384
►Precio: 17.90€
Océano Pacífico, 1946. Liam Connor tiene veintidós años y lleva cuatro en el ejército británico, destinado al centro de investigación de armas químicas y biológicas de Porton Down. Es ya un reputado científico cuando le piden presenciar la destrucción, con una bomba atómica, de un submarino japonés, cuya tripulación es portadora de un patógeno fúngico, letal y de contagio inmediato. Sin embargo, Liam decide conservar un frasco del agente biológico y ocultarlo en el laboratorio de una universidad americana durante más de sesenta años.
Cornell University, en la actualidad. Liam, ahora un académico renombrado y Premio Nobel de ochenta y cuatro años, sigue siendo el número uno de su especialidad. Disfruta de su trabajo y de la relación con su nieta y su bisnieto, pero un día recibe la visita de una japonesa que sabe lo que ocurrió hace tantos años y que no parará hasta conseguir lo que Liam escondió.
Opinión
Aunque el género literario al que se adscribe esta novela no suele ser santo de mi devoción porque, a grandes rasgos, las historias que mezclan asesinatos misteriosos, secretos militares, teorías conspiratorias e investigación científica me acaban pareciendo todas iguales, he de reconocer que el irresistible argumento de Espiral y la oportuna mención de armas bacteriológicas supieron presionar las teclas adecuadas para que decidiera leerlo. Y menos mal que lo hice, pues el debut literario de Paul McEuen, ingeniero físico y eminente profesor en la universidad de Cornell (donde además se desarrolla buena parte de la novela), ha sido toda una grata sorpresa que me ha mantenido pegado a sus páginas de principio a fin. A medio camino entre el tecnothriller más sugerente y la novela de divulgación, Espiral nos introduce de lleno en un apasionante mundo de enredos políticos, nanotecnología, avanzada ingeniería genética y frenéticas persecuciones en pos de un virus mortífero que se creía destruido hace mucho tiempo.
Aunque el género literario al que se adscribe esta novela no suele ser santo de mi devoción porque, a grandes rasgos, las historias que mezclan asesinatos misteriosos, secretos militares, teorías conspiratorias e investigación científica me acaban pareciendo todas iguales, he de reconocer que el irresistible argumento de Espiral y la oportuna mención de armas bacteriológicas supieron presionar las teclas adecuadas para que decidiera leerlo. Y menos mal que lo hice, pues el debut literario de Paul McEuen, ingeniero físico y eminente profesor en la universidad de Cornell (donde además se desarrolla buena parte de la novela), ha sido toda una grata sorpresa que me ha mantenido pegado a sus páginas de principio a fin. A medio camino entre el tecnothriller más sugerente y la novela de divulgación, Espiral nos introduce de lleno en un apasionante mundo de enredos políticos, nanotecnología, avanzada ingeniería genética y frenéticas persecuciones en pos de un virus mortífero que se creía destruido hace mucho tiempo.
Liam estaba orgulloso de la tradición de la universidad, entre otras cosas porque sentía particular aprecio y respeto por los menos favorecidos. En su opinión, la valía de una persona dependía de lo que era y no de cómo lo trataban los demás.
La novela comienza en el año 1946, cuando un joven científico llamado Liam Connor acude a presenciar la destrucción en pleno océano Pacífico de un submarino japonés cuya tripulación es portadora de un extraño patógeno capaz de extenderse rápidamente y aniquilar a la práctica totalidad de la población humana. Sin embargo, tras una serie de precipitadas circunstancias, Liam se convertirá en portador y guardián de una pequeña muestra del virus para su posterior estudio. En la actualidad, sesenta años más tarde, el oscuro secreto de Liam saldrá a la luz y ahora el reputado ganador del premio Nobel tendrá que afrontar las nefastas consecuencias de sus actos, tratando de evitar por todos los medios que el frasco y su letal contenido caigan en las manos equivocadas de quienes pretenden liberarlo.
Ese es, en líneas generales, el hilo principal de una historia que en realidad tiene distintas vertientes y que consigue abrirse paso hasta el lector a través de una complicada red de intereses. Narrada con intensidad, una agilidad envidiable, gran dominio del ritmo, una prosa poco imaginativa pero rotunda, salpicada de escenas bastante crudas y estructurada de manera tremendamente adictiva, Espiral se erige como una novela fresca, versátil, sorprendente y muy bien documentada que te atrapará sin remedio. Lejos de ser abrumador, el apartado más 'técnico' de la obra está tan bien explicado e introducido que resulta accesible para todo tipo de público, si bien es preferible tener una ligera base de conocimientos sobre los temas científicos que en ella se abordan.
Jake se acordó de un antiguo dicho irlandés, uno de los favoritos de Liam: "La más insignificante de las cosas vive más que el ser humano".
Los pocos personajes principales de la novela son también un punto a favor de Espiral, pues están dotados de fuerza, carisma y en mayor o menor medida, una personalidad robusta. De hecho, a lo largo de la historia se hace hincapié en numerosas ocasiones en las relaciones que unen a los personajes y cómo esos estímulos afectivos se verán reforzados ante la adversidad. La entrañable amistad de la que gozan Liam y su bisnieto Dylan nos deja algunos de los momentos más emotivos de la novela, mientras que Maggie y Jake, intrépida nieta y ayudante del anciano profesor respectivamente aportan un contrapunto romántico dotado de cierta relevancia que añade color a las páginas de Espiral. Sin embargo, a partir de la segunda mitad de la novela, y especialmente en el último tercio, la trama se va desestabilizando un poco y da la sensación de que el autor cae vez tras vez en una redundancia innecesaria que solo parece aplazar un final bastante descafeinado. Un poco más de profundidad narrativa dedicada a tapar los espacios en blanco de la novela tampoco hubiera estado nada mal, pero teniendo en cuenta que esa misma ausencia de información se invierte en aportar dinamismo y brutalidad, el defecto tiene un pase. En resumidas cuentas, se puede decir que Espiral es una opción un poco pasada de vueltas pero idónea para los amantes del suspense, el thriller policial, las ratas de laboratorio y en general todos aquellos que quieran una novela rápida y de fácil lectura con la que además se aprendan un buen puñado de cosas. ¿O acaso sabías cuántas moléculas de gas contiene una bocanada de aliento?
Espiral, Paul McEuen
buff que lastima lo del final, pero a veces hay novelas buenas que hace falta la guinda del pastel :)
ResponderEliminarbeso
No sé por qué no me termina de convencer, puede que no sea una temática que me atraiga o que la sinopsis no me convence.
ResponderEliminarUn besiño