Reseña "Desconexión"

Parece que es pronunciar la palabra "distopía", término que últimamente está muy de moda, y lo primero que se nos viene a la cabeza es la archiconocida trilogía de Suzanne Collins que tanto está dando de qué hablar por todo el mundo. En esta sociedad frenética, vertiginosa y mediatizada en la que vivimos, donde el futuro de hoy es el ayer de mañana y la peor bazofia novelística puede convertirse en un fenómeno absoluto de ventas en cuestión de días, a veces se nos pasa por alto recordar que existía vida en este género mucho antes de Los Juegos del Hambre. Sin embargo, si hay algo por lo que debamos estar agradecidos a la escritora norteamericana es sin duda su inestimable contribución a la hora de rescatar otras muchas obras que abordan los mismos temas de forma incluso más contundente. Y por supuesto, Desconexión, es una de ellas.


Título: Desconexión
Autor: Neal Shusterman
Año de publicación: 2012
Género: Juvenil, distopía
Editorial: Anaya
Páginas: 416
PVP: 16.00
ISBN: 9788467829396

Sinopsis

La Segunda Guerra Civil de Estados Unidos, también conocida como «Guerra Interna», fue un conflicto prolongado y sangriento que concluyó con una resolución escalofriante: la vida humana se considerará inviolable desde el momento de la concepción hasta que el niño cumpla los trece años, entre los trece y los dieciocho años de edad, sin embargo, los padres pueden decidir «abortar» a su hijo de modo retroactivo... con la condición de que el hijo, desde un punto de vista técnico, no muera. Al proceso por el cual se acaba con él al mismo tiempo que se le conserva con vida se le llama «desconexión». Actualmente, la desconexión es una práctica frecuente y socialmente aceptada.

Opinión

Con casi seis años de retraso, por fin llega a España Desconexión, la aclamada obra de un autor al que ya conocíamos en nuestro país por otras novelas como Everlost. En esta ocasión, Neal Shusterman nos presenta un futuro post-bélico en el que las dos fuerzas en conflicto, denominadas Pro-Aborto y Pro-Vida, se enzarzaron en una guerra civil que culminó con la firma del Tratado Vital, un documento que respeta la vida de cualquier ser humano hasta que alcance la edad de entre trece y dieciocho años, momento en el cual un joven puede ser desconectado si sus padres así lo desean. En esta sociedad futura concebida por Shusterman, gracias a la desconexión ya no existen problemas como el aborto o ciertos tipos de malformaciones físicas, y cuando una madre no puede hacerse cargo de su bebé, lo único que debe hacer es entregarlo a una familia que por ley se verá obligada a cuidar de él. Connor, Risa y Lev, los tres protagonistas de esta historia, se han convertido en desconectables por motivos diversos y afrontan su fatal destino de muy distinta forma. Los padres de Connor no podían seguir aguantando su mal carácter y sus arrebatos de ira, Risa se ha convertido en un estorbo para el gobierno desde que falló en la prueba para asegurarse su futuro y Lev será ofrecido como sacrificio a Dios por haber nacido el décimo en el seno de una familia religiosa, conservadora y totalmente entregada a los designios de un gobierno al que no le importa traficar con sus ciudadanos.

"Yo no iba a llegar muy lejos; pero ahora, según las estadísticas, hay más probabilidades de que alguna parte de mí, en alguna parte del mundo, se convierta en algo excelente. Y prefiero ser parcialmente excelente que enteramente inútil."

Sin embargo, incapaces de aceptar una serie de decisiones que otros han tomado por ellos, estos tres jóvenes emprenden una cruzada contra todo lo establecido hasta el momento, huyendo de la policía que trata de capturarlos e infiltrándose en una comunidad de fugitivos donde aguardan el momento de cumplir los dieciocho y evitar la desconexión. Aunque la historia es de por sí bastante llamativa y da lugar a diversas interpretaciones, Desconexión triunfa donde otras distopías no lo hacen gracias a su trepidante ritmo narrativo, la arrebatadora personalidad que el autor sabe imprimir a sus personajes y la gran variedad de temas que toca la novela desde su perspectiva adulta, profunda y mordaz. Shusterman no se anda con rodeos a la hora de indagar en cuestiones poco éticas, polémicas o de dudosa moralidad, sino que fomenta el debate y llama abiertamente a la reflexión con una habilidad envidiable.
    Otro de los motivos que hacen de Desconexión una novela más que merecedora de un sitio en nuestra estantería es el buen desarrollo de sus personajes. Tanto Connor como Risa o Lev, están perfectamente bien definidos, tanto sus motivaciones como sus personalidades, y todos resultan igualmente atractivos en su papel, por no hablar del amplio elenco de personajes secundarios que en mayor o menor medida constituyen una interesante fuente de conflictos. A pesar de su carácter oscuro y deprimente, en la novela de Neal Shusterman también hay espacio para la amistad, el compañerismo, el valor de sacrificarse por los demás y como no podía ser de otra forma, el amor. Pero no hay por qué preocuparse, pues se trata de un amor altruista, muy cuidado, que se aleja de los irritantes estereotipos presentes en la mayoría de novelas juveniles y que además ocupa un espacio irrisorio en comparación con otros libros del mismo género.

"Hay algo que aprende uno cuando ha vivido tanto como yo: que la gente no es completamente buena o completamente mala. Nos pasamos la vida entrando y saliendo de la oscuridad y la luz."

Sobra decir que Desconexión es un libro que me ha gustado bastante, entre otras cosas por su atractivo argumento, su excelente desarrollo y la facilidad con que se pasan las páginas, pues está narrado desde el punto de vista de varios personajes y los capítulos son cortos, dejándote con la intriga de saber qué pasará en el siguiente y describiendo poco a poco cada vez más detalles sobre ese mundo extraño en el que los niños deben ser desconectados para que el mantenimiento de la sociedad sea sostenible. Por otro lado, la gran totalidad de la novela está muy bien narrada, cargada de significativas metáforas sobre el bien y el mal, el destino o la naturaleza del alma. El impactante final de la novela se podría decir que es cerrado, aunque el autor deja abiertas algunas tramas a partir de las cuales desarrollar el resto de entregas de la (cómo no) trilogía y para terminar, diré que sí, yo también estoy un poco saturado de mundos post-apocalípticos, gobiernos represivos, sociedades controladoras y órdenes totalitarios, pero si aún no has alcanzado tu límite, aquí tienes un magnífico ejemplo de cómo tiene que ser una buena distopía.

Puntuación

Desconexión