Resumen de lecturas [Septiembre 2015]

martes, 20 de octubre de 2015

Otro año más, el otoño se ha instalado en nuestras vidas. Lluvia, melancolía y hojas marchitas. Por desgracia, mis ganas de leer no han sobrevivido al cambio de estación. Y aunque soy una persona que siempre trata de evitar las redundancias, hoy me encuentro ante la pantalla de mi ordenador tratando de resumir algo que ya de por sí es bastante reducido. Los motivos de esta apatía inconmensurable que me ha invadido durante las últimas semanas me resultan completamente ajenos. Quizá mi mente necesitaba descansar del ritmo frenético al que estaba trabajando hasta el momento. Quizá era hora de cultivar otras aficiones que tenía más descuidadas. Sea cual sea la razón, los libros habían dejado de ser mi particular e insaciable fuente de satisfacción y opté por dejarlos a un lado. A pesar de todo, no puedo permitir que este lapsus temporal se extienda más de lo necesario y se convierta en indefinido. No, no quiero permitirlo. Así que hoy regreso de manera tímida, contenida, pausada, como un ejercicio de obligación, más que de voluntariedad, compartiendo impresiones sobre las últimas lecturas que han caído en mis manos. Pero regreso, eso sí. Como el otoño, otro año más.




Ornamento, Juan Cárdenas - ★★★½

Si algo he sacado en claro tras la lectura de Ornamento es que mis incursiones esporádicas en la literatura latinoamericana deberían ser a partir de ahora mucho más frecuentes. La breve novela de Juan Cárdenas es una bellísima a la par que turbadora pieza de orfebrería narrativa donde el autor escenifica temas de candente actualidad por medio de sinuosas visiones literarias impregnadas con cierto sabor a distopía. Violencia, machismo, opresión, política, relaciones conyugales, narcotráfico, decadencia cultural y artística... muchos y muy variados temas son los que aborda el escritor colombiano en una obra surrealista e inclasificable que tiene en su exquisito lenguaje una de sus mayores bazas, una historia extraña, pero muy seductora, protagonizada por un científico que estudia en su laboratorio los efectos de una nueva droga recreativa diseñada solo para mujeres. Y aunque dudo bastante haber sido capaz de extraer en una sola lectura todo el jugo que contiene Ornamento, el satisfactorio poso que deja un título tan singular como el de Cárdenas me parece excusa suficiente para recomendarlo sin contemplaciones. 

The Fishermen, Chigozie Obioma - ★★★

Finalista de la ultima edición del Man Booker Prize, el debut literario de Chigozie Obioma es uno de esos libros que comienzan de manera muy potente pero se acaban desinflando a medida que se acercan a su final. Alabo la genial propuesta del escritor nigeriano, que trata de estructurar en torno a un turbulento entorno social y político, mezclando ciertos elementos del folclore africano, lo que a primera vista parece un relato de venganza de lo más convencional y más tarde se revela como un emocionante drama doméstico protagonizado por cuatro hermanos que caen víctimas de una sombría profecía. No obstante, a pesar de lo interesante de la premisa, del magnífico enfoque 'Bildungsroman' que le otorga Obioma a la trama y del llamativo trasfondo histórico que posee la misma, The Fishermen no es una novela que me haya terminado de cautivar.

Sexo tras unos días sin vernos, Tao Lin - ★

En mi reseña de Taipéi dije algo así como que Tao Lin era "una de las voces emergentes más interesantes de las que se puede hablar". Lo cual, ahora me he dado cuenta, es imposible de aplicar a escritos que se hubieran originado con anterioridad a aquel. Que me parta un rayo si soy capaz de calificar la alt-lit como una corriente seria y valiosa o simplemente es una gigantesca humareda de pretenciosidad indiscriminada. Lo que sí sé es que he perdido varias horas de mi vida intentando dilucidar el más mínimo atisbo de sentido en esta edición con los relatos completos de Tao Lin, autor que parece llevar el sexo desprovisto de sentimiento, las drogas sintéticas, la incomunicación y el aburrimiento existencial como bandera, pero que luego no sabe muy bien qué hacer con ellos. Cada uno de estos relatos es como una de esas tardes de domingo en las que estás solo y hastiado en el sofá de tu casa, nadie te llama, cada minuto se pasa con una lentitud agonizante y lo único que deseas es que se acabe el día de una puñetera vez, sabiendo que la próxima vez que abras los ojos será lunes por la mañana. Vamos, que de repente el suicidio no te parece tan mala idea. Ahora bien, si he de decir algo positivo (o al menos ligeramente esperanzador) sobre este Sexo tras unos días sin vernos es que su eclecticismo radical desvanece cualquier certeza que pudiera existir en lo relativo a sus partes integrantes. Un relato te puede parecer un bodrio y el siguiente una maravilla sin precedentes. Creo. A mí lo único que me ha provocado es unas cuantas pesadillas y un conato de infarto cerebral. Pero todo es cuestión de intentarlo.




Trece monos, César Mallorquí - ★★

Amparado por las buenas críticas, mi propia experiencia previa con el autor y su tan laureada trayectoria literaria, confieso que el super regreso de Mallorquí a la mesa de novedades era uno de los títulos que más codiciaba leer de los últimos tiempos. Sin embargo, supuso una pequeña decepción descubrir que la mayoría de relatos incluidos en Trece Monos no son más que versiones 2.0 de cuentos que por diversos y pintorescos motivos el escritor catalán ha ido rescatando del trastero. La decepción pasó a ser mayúscula cuando, tras un primer cuento bastante notable, el resto de piezas denotaban una sistemática falta de contundencia y desarrollo de las ideas propuestas, así como un insoportable olor a rancio (consecuencia de pasar largo tiempo en el trastero, supongo). Sí, muchas premisas con potencial, muchos guiños y chistecitos que solo un público muy específico sería capaz de encontrar graciosos, mucha parafernalia posthumanista y mucha sátira endiablada contra ciertos preceptos religiosos, pero nada de innovación, nada de profundidad, nada de frescura y muy poco que medianamente se pueda rescatar. Si esto es lo mejor que ha parido la ciencia ficción española en las últimas décadas, avisadme, que me bajo del carro.   

Madame de Treymes, Edith Wharton - ★★★½

Si hay algo que me gusta de los libros de Impedimenta es que casi siempre son tan preciosos por dentro como por fuera. Abrir un título de esta editorial supone embarcarse en un viaje repleto de elegancia, sofisticación y decadencia a partes iguales, un trayecto que, de cualquier modo, merece mucho la pena recorrer. En el caso concreto de Madame de Treymes, primer y tímido acercamiento que hago a la obra de Edith Wharton, este paseo por las calles y clases de una París misteriosa, indescifrable, crepuscular, pone de manifiesto el brutal choque de ideales que existía entre la sociedad norteamericana de finales del XIX y la alta sociedad francesa, anclada a una arcaica y enrevesada maraña de convencionalismos y falsas apariencias. Haciendo gala de una exquisita ironía y una mordacidad francamente pasmosa, Wharton nos deleita con una novela breve, pero placentera de principio a fin, por donde desfilan personajes carismáticos e inolvidables que mantienen un tenso pulso entre modernidad y puritanismo, entre claridad y voluptuosidad, entre el individuo y la casta. El resultado, como no podía ser de otra manera, es una estupenda obra que debería servir para conocer -quien aún no lo haya hecho- a una de las mejores narradoras del pasado siglo.

Las estatuas de agua, Fleur Jaeggy - ★★★

Yo pensaba que mi cupo de 'libros más raros que un perro verde' estaba cubierto de aquí a varias vidas más. Pero se ve que no. De hecho, empiezo a estar tan acostumbrado a toparme con este tipo de lecturas tan... singulares que hasta he sido capaz de clasificar los distintos grados de psicodelia narrativa que pululan por ahí. Y creedme: Las estatuas de agua es de los que se encuentran en la parte alta de la tabla. Podría releer una y mil veces las ciento doce páginas de la novela que yo seguiría enterándome de lo mismo: o sea, de nada. ¿Supone esto un problema? Al contrario. Desprovisto de argumento o tensión narrativa alguna, el libro de Jaeggy resplandece como un arbolito de Navidad gracias al exuberante estilo de su autora, capaz de componer imágenes de insondable devastación emocional sin ninguna de las herramientas habituales. Tan solo la contundencia estética de un huérfano encerrado en un sótano con sus estatuas, a las que llama por nombre y les cuenta sus miserias. Por supuesto, no es un libro accesible en absoluto. Las estatuas de agua es más bien un libro diseñado al milímetro para todos aquellos que puedan prescindir de una historia convencional, de unos personajes entrañables y de toda esa estridente parafernalia que consume el público mayoritario. Para todos aquellos que prefieran paladear cada frase, cada palabra, cada sensación y deleitarse con el rocambolesco ensamblaje que estos forman.


4 comentarios :

  1. Uff....que notas más bajas no? Pero bueno, los que yo estoy reseñando este mes también están siendo un tanto peculiares.

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  2. No te compliques, hombre, que estas cosas nos pasan a todos varias veces al año. Si te sirve, piensa que tus lapsus son mis meses normales :P Eso sí, de los libricos de este mes, solo me llama el de la Wharton, por ser ella quien es,

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  3. No conocía ningún libro de los que has mencionado y tampoco es que me llamen la atención... :(

    Saludos!

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  4. a mi solo me llama el de la wharton jajaja :)

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