► Título: La guerra más fría
► Autor: Ian Tregillis
► Año de publicación: 2013
► Género: Novela, fantasía, ciencia-ficción
► Editorial: Random
► Páginas: 464
► PVP: 11.95 €
► ISBN: 9788415725091
1963. La Unión Soviética ha reemplazado al Tercer Reich como enemigo a batir y Gran Bretaña fragua la más extraña de las alianzas para evitar su destrucción.
Durante décadas, los brujos británicos han sido lo único que se interponía entre el Imperio Británico y la Unión Soviética, que ahora se extiende desde el océano Pacífico hasta el Canal de la Mancha. Pero una serie de asesinatos está diezmando sus filas y la seguridad nacional del país se ve día a día más comprometida. Mientras tanto, dos hermanos —víctimas en su día de un retorcido experimento nazi para dotar de superpoderes a simples mortales— escapan de su cautiverio más allá del Telón de Acero en dirección a Inglaterra. Allí les espera Gretel, una poderosa clarividente.
Opinión
Si habéis leído la reseña de Semillas amargas que publicamos por aquí hace un par de meses, sabréis que la primera parte de El tríptico de Asclepia me pareció una apuesta sumamente rompedora, oscura y muy bien ejecutada, una novela de fantasía bélica en la que Ian Tregillis nos hace retroceder a los albores de la Segunda Guerra Mundial para desarrollar una historia alternativa en la que abominables invenciones científicas se enfrentan a una horda de poderosos espíritus elementales. El planteamiento desde luego no podía ser más interesante ni prometedor, pero lo mejor de todo es que el asombroso debut literario de este escritor británico (ensalzado por el mismísimo George R.R. Martin) no solo cumple adecuadamente con las expectativas, sino que dejaba planteada una serie de interrogantes al término de la misma que nos hacían ansiar casi con desesperación sus respectivas continuaciones. Así pues, teniendo en cuenta que el sello encargado de publicar esta saga en España ha tenido la infinita y poco habitual consideración de hacernos llegar los tres libros que la componen con un apenas unos meses de diferencia, ya no tienes excusa para perderte esta sensacional ucronía repleta de acción, intriga y criaturas sobrenaturales.
Aunque en esta segunda parte de la trilogía encontraremos prácticamente a los mismos personajes que ya conocimos en su anterior entrega, La guerra más fría nos traslada décadas después de lo sucedido en Semillas amargas. Tras una devastadora guerra en la que numerosos combatientes y civiles de ambos bandos perdieron la vida, parece que las aguas diplomáticas en Europa han vuelto a su cauce, pero la realidad es que la imponente potencia alemana comandada por los nazis ha sido sustituida por la no menos temible Unión Soviética como enemigo de los propósitos británicos. William Beauclerk, que ya no es precisamente un muchacho ni el poderoso mago que un día luchó en las tropas inglesas, solo quiere enterrar su pasado en el olvido y enmendar de alguna manera todo el daño causado por los espíritus que decidieron el transcurso de la guerra mediante costosos sacrificios. Raybould Marsh, antiguo funcionario del servicio de inteligencia británico, trata de recuperar su desaparecida estabilidad familiar a cualquier precio, pero el ferviente odio que le profesa su mujer y los agotadores cuidados que requiere su hijo discapacitado impedirán enormemente el éxito de sus planes. Mientras tanto, la escurridiza Gretel y su inseparable hermano Klaus deambulan por medio continente a expensas de un objetivo poco claro, esquivando constantemente los peligros que se interponen en su camino, formando las más inesperadas alianzas y repasando los detalles de un retorcido proyecto cuyos engranajes apenas comienzan a entreverse.
En líneas generales, La guerra más fría es una novela mucho más oscura, compleja e intimista que su antecesora. Aunque no falta en ella una buena dosis de tensión, persecuciones y acción a raudales, en esta segunda parte se percibe un mayor dominio del espionaje o del intercambio de información entre bandos rivales y se recalca la importancia de proteger una serie de secretos que afortunadamente se terminan revelando al lector. Ian Tregillis sabe cómo desarrollar una trama enrevesada, ambiciosa, adictiva y sembrada de giros constantes e inesperados que abran sorprendentes perspectivas argumentales sin caer nunca en el tedio ni rebajar la calidad de su prosa en ningún momento. El estilo tétrico, lírico y descarnado del que hace gala el escritor británico casa a la perfección con la atmósfera plomiza que pesa sobre la novela y nos permite adentrarnos con mayor profundidad en los intrincados dilemas morales que atormentan a nuestros protagonistas.
Precisamente ese es uno de los aspectos más logrados de La guerra más fría: los personajes resultan atractivos, sinceros, dotados de matices y caracterizados de forma que se ganen el odio o las simpatías del lector con pasmosa facilidad gracias a su innegable magnetismo y su inconfundible voz narrativa. Sin embargo, si algo he podido echar en falta en esta segunda novela es algo de variedad en el guión que sustenta la historia, algún que otro registro adicional que se salga de lo ya aparecido en Semillas amargas. Aunque el impresionante y arriesgado viraje que toman los acontecimientos al final de La guerra más fría ayuda a paliar esa molesta sensación de monotonía que trasciende de su lectura, espero que el autor se atreva a reinventar sus propios esquemas en la última entrega de esta interesante trilogía fantástica y sepa convertir el Tríptico de Asclepia en algo más que un simple producto de entretenimiento pasajero. De momento, el simple hecho de constituir una apuesta amena, original, fascinante y espectacular en muchos sentidos hacen que zambullirse en las páginas de La guerra más fría sea una experiencia totalmente recomendable y que merezca sin duda la pena vivir esta aventura. ¿Acaso te la vas a perder?
-¿Sois conscientes de lo que poseéis? ¿Habéis olvidado el significado de ese arnés? Cómo vais a apreciar lo que nunca habéis echado de menos... Sin esas baterías, tú, yo y ella... -Señaló a Gretel con un movimiento brusco-. No somos nada. Pero con ellas, somos dioses.
Aunque en esta segunda parte de la trilogía encontraremos prácticamente a los mismos personajes que ya conocimos en su anterior entrega, La guerra más fría nos traslada décadas después de lo sucedido en Semillas amargas. Tras una devastadora guerra en la que numerosos combatientes y civiles de ambos bandos perdieron la vida, parece que las aguas diplomáticas en Europa han vuelto a su cauce, pero la realidad es que la imponente potencia alemana comandada por los nazis ha sido sustituida por la no menos temible Unión Soviética como enemigo de los propósitos británicos. William Beauclerk, que ya no es precisamente un muchacho ni el poderoso mago que un día luchó en las tropas inglesas, solo quiere enterrar su pasado en el olvido y enmendar de alguna manera todo el daño causado por los espíritus que decidieron el transcurso de la guerra mediante costosos sacrificios. Raybould Marsh, antiguo funcionario del servicio de inteligencia británico, trata de recuperar su desaparecida estabilidad familiar a cualquier precio, pero el ferviente odio que le profesa su mujer y los agotadores cuidados que requiere su hijo discapacitado impedirán enormemente el éxito de sus planes. Mientras tanto, la escurridiza Gretel y su inseparable hermano Klaus deambulan por medio continente a expensas de un objetivo poco claro, esquivando constantemente los peligros que se interponen en su camino, formando las más inesperadas alianzas y repasando los detalles de un retorcido proyecto cuyos engranajes apenas comienzan a entreverse.
El hilo de aquel pensamiento se interrumpió. Las sombras que proyectaban en el techo los fluorescentes se marchitaron y tiritaron. El suelo cabeceó. El aire tomó la consistencia de la materia podrida y el tacto de la loción de afeitar, volviendo trabajosa la respiración. Una vasta consciencia llenó la sala. Fría y aplastante, más oscura que el fondo del mar.
En líneas generales, La guerra más fría es una novela mucho más oscura, compleja e intimista que su antecesora. Aunque no falta en ella una buena dosis de tensión, persecuciones y acción a raudales, en esta segunda parte se percibe un mayor dominio del espionaje o del intercambio de información entre bandos rivales y se recalca la importancia de proteger una serie de secretos que afortunadamente se terminan revelando al lector. Ian Tregillis sabe cómo desarrollar una trama enrevesada, ambiciosa, adictiva y sembrada de giros constantes e inesperados que abran sorprendentes perspectivas argumentales sin caer nunca en el tedio ni rebajar la calidad de su prosa en ningún momento. El estilo tétrico, lírico y descarnado del que hace gala el escritor británico casa a la perfección con la atmósfera plomiza que pesa sobre la novela y nos permite adentrarnos con mayor profundidad en los intrincados dilemas morales que atormentan a nuestros protagonistas.
Precisamente ese es uno de los aspectos más logrados de La guerra más fría: los personajes resultan atractivos, sinceros, dotados de matices y caracterizados de forma que se ganen el odio o las simpatías del lector con pasmosa facilidad gracias a su innegable magnetismo y su inconfundible voz narrativa. Sin embargo, si algo he podido echar en falta en esta segunda novela es algo de variedad en el guión que sustenta la historia, algún que otro registro adicional que se salga de lo ya aparecido en Semillas amargas. Aunque el impresionante y arriesgado viraje que toman los acontecimientos al final de La guerra más fría ayuda a paliar esa molesta sensación de monotonía que trasciende de su lectura, espero que el autor se atreva a reinventar sus propios esquemas en la última entrega de esta interesante trilogía fantástica y sepa convertir el Tríptico de Asclepia en algo más que un simple producto de entretenimiento pasajero. De momento, el simple hecho de constituir una apuesta amena, original, fascinante y espectacular en muchos sentidos hacen que zambullirse en las páginas de La guerra más fría sea una experiencia totalmente recomendable y que merezca sin duda la pena vivir esta aventura. ¿Acaso te la vas a perder?
Puntuación
La guerra más fría
Sin duda es una gran trilogía donde yo estoy empezando a odiar a todos destacando a Gretel. Lo único que me deja un poco mosqueada es la edad. Supuestamente Gretel y Klaus rondan los cincuenta años eso debería provocar secuelas en ellos es decir ni de broma pueden tener la misma vitalidad que un adolescente o un crió que apenas haya salido de ella y ya no hablemos de la fuerza. No sé me raya imaginarme a todos los personajes con edades tan avanzadas.
ResponderEliminarNo me he leído la primera porque todo lo relativo a el tema Nazi me hace temblar, aunque la verdad es que es bastante interesante la reseña. Me lo replantearé.
ResponderEliminarUn saludo.
Ya tengo el tercero!!! :D Claro que ahora es cuando me entra la penita por terminarlo xDDD pero me puede la curiosidad así que lo devoraré cuanto antes...
ResponderEliminarUna saga fantástica!!!
Lo pones tan bien al igual que a su primera parte que...dan ganas de comprárselo ahora mismo! Además, la opinión de George R.R Martin tira mucho.
ResponderEliminarUn beso :)
Buaa yo quiero que estos libros esten en mi pais >_<
ResponderEliminarPues mira, como el tercero creo que está por ahí pululando puede que me haga con los tres (dime que son solo tres) de golpe y a leer que son dos días XD
ResponderEliminarWow, por lo que leo parece que va mejorando en cada libro. Me he traído el primero, así que espero leerlo pronto y poder tener dinero para comprar los otros dos. Desde luego, parece que es una serie bastante buena.
ResponderEliminarBesos