► Título: El año de Saeko
► Autor: Kyoichi Katayama
► Editorial: Punto de lectura
► Páginas: 238 páginas
► Precio: 7,99€
El amor es hermoso incluso en los abismos. Shun’ichi es programador informático y aficionado a fotografiar gatos, y Saeko, su mujer, se encarga de la reposición y el mantenimiento de tres máquinas expendedoras. Se conocieron hace cinco años, cuando eran vecinos, y él se enamoró de su llanto. Desde entonces llevan una vida apacible, hasta que una petición de la hermana de Saeko trastocará su mundo cotidiano.
Tras una corta pero intensa parada entre mis manos de Un grito de amor desde el centro del mundo, me prometí a mi misma que si alguna vez se traducía algo más de este autor, o si tenía la oportunidad de volver a gozar de su estilo sencillo, poético y desenfadado, que sin embargo fluye con la suficiente fuerza para arrastrarme, no dudaría en hacerlo. Pues aunque mi indiscutible favorito en el terreno de la literatura japonesa por ahora sea Murakami, tengo que reconocer que Katayama tiene un encanto especial que no me deja indiferente.
A diferencia de la belleza un tanto trágica del primer amor que encerraba con cuidado en su anterior novela, en esta ocasión y a pesar de que la esencia no haya sufrido un cambio realmente significativo, Katayama opta por una historia con unos personajes un poco más maduros. Y aunque las primeras páginas pueden no despertar gran interés en el lector, pasadas unas pocas páginas más, puedes darse cuenta de que El año de Saeko es una novela que tiene una belleza propia y diferente, marcada fuertemente por esos sentimientos que tanto les gusta explorar a los autores japoneses, y que saben impregnar tan bien a sus obras. Saeko, la indiscutible protagonista de la novela y entorno de la cual girará todo, es una mujer aparentemente sencilla y que como ya decía, no despierta mucho el interés en un principio. Tampoco su marido, Shun`ichi, es que posea unos rasgos que le impriman una personalidad propia o diferente, es aficionado a fotografiar gatos, leer libros o dar paseos con su mujer por el barrio los días de fiesta.
Por lo tanto, la caracterización de los personajes puede defraudar un poco al menos en un principio, pero la realidad es bien distinta. Y es que la verdadera historia de Saeko, se hará esperar un poco más, por lo tanto animo al lector que no se defraude con facilidad y espere un poco. De hacerlo, descubrirá una historia conmovedora, triste y realista. Aunque la historia de Saeko se pueda calificar de muchos modos, en verdad, su belleza real recae en la recreación de unos sentimientos nacidos de la ausencia de algo tan fundamental para algunas personas y tan poco importante para otras. Y es que hay que reconocer que Katayama supo plasmar con maestría los sentimientos de los pocos personajes de su novela, y con notable precisión además. Un dolor casi palpable en tu propia piel, una verdad escondida, la indiferencia o la locura, son muchas las cosas con las que juega y entremezcla el japonés para dar lugar a esta historia cruda pero sobrecogedora a partes prácticamente iguales, que consigue con pasmosa facilidad su propósito final, llegar al lector.
Por lo tanto, la caracterización de los personajes puede defraudar un poco al menos en un principio, pero la realidad es bien distinta. Y es que la verdadera historia de Saeko, se hará esperar un poco más, por lo tanto animo al lector que no se defraude con facilidad y espere un poco. De hacerlo, descubrirá una historia conmovedora, triste y realista. Aunque la historia de Saeko se pueda calificar de muchos modos, en verdad, su belleza real recae en la recreación de unos sentimientos nacidos de la ausencia de algo tan fundamental para algunas personas y tan poco importante para otras. Y es que hay que reconocer que Katayama supo plasmar con maestría los sentimientos de los pocos personajes de su novela, y con notable precisión además. Un dolor casi palpable en tu propia piel, una verdad escondida, la indiferencia o la locura, son muchas las cosas con las que juega y entremezcla el japonés para dar lugar a esta historia cruda pero sobrecogedora a partes prácticamente iguales, que consigue con pasmosa facilidad su propósito final, llegar al lector.
No olvides que te buscaba. Que vivía buscándote. Acuérdate, siempre, de esto.
Además, llegados a la segunda mitad se produce una notable mejoría, y poco a poco esos personajes que en un principio no parecían tener mucha fuerza propia resultarán ser bastante atractivos a nivel de complejidad. Sobre todo Saeko, que sufre una transformación sorprendente a medida que van pasando las páginas otorgándole un atractivo que no te esperabas desde un principio, y en ese aspecto debo decir que me he sorprendido bastante. Si la historia de amor tampoco os había gustado mucho, descubriréis la realidad oculta detrás de todo lo que habíais leído hasta ahora muy poco antes de llegar al final, por lo tanto, una vez cerrado el libro seguramente volveréis a ver la historia de un modo bien distinto.
Aunque la historia en sí no tiene mayor complejidad ni merece más mención de la que hay en la sinopsis, considero que es una novela que si sabes interpretarla bien, puede que te llegue bien hondo. Ayudado en parte por el estilo de su autor, que aunque en general se lee con gran facilidad, en algunos pasajes se vuelve una completa delicia para la vista. Y tampoco es que sea una novela excesivamente larga, por lo que quizás esconder la verdadera historia y que te permite bucear de lleno en los sentimientos que toda alma humana esconde a lo largo de su existencia quizás resulte incluso un poco más difícil.
El año de Saeko es pues una historia melancólica, tanto sobre la vida misma que se refleja página por página y que fluye con facilidad a través de nuestros ojos para finalmente reflejarse en nosotros mismos y llegar hasta las mismísimas profundidades de nuestra propia existencia, como sobre el amor, que puede nacer de algo tan sumamente simple como un plato de curry.
El año de Saeko es pues una historia melancólica, tanto sobre la vida misma que se refleja página por página y que fluye con facilidad a través de nuestros ojos para finalmente reflejarse en nosotros mismos y llegar hasta las mismísimas profundidades de nuestra propia existencia, como sobre el amor, que puede nacer de algo tan sumamente simple como un plato de curry.
El año de Saeko
Lo tengo pendiente que me lo regalaron por mi cumpleaños hace ya un par de años, pero aún nome he puesto con él...tomo nota de tu reseña ;D
ResponderEliminarNo me llama mucho la verdad...besos!
ResponderEliminarLos japoneses me gustan si, y espero seguir leyendo mas cosas de su obra!
ResponderEliminarbesos
me gusta la reseña, el modo de expresarte y tal, pero ... el libro a mi no me llama la atención con que dudo que lo lea.
ResponderEliminar¿Quién se enamora de alguien por verlo llorar? Como se ponga roja y no pare de moquear....Vale, vale, me pongo seria.
ResponderEliminarDe momento no me animo con más autores asiáticos, bastante tengo con Murakami xD Aunque quien sabe, con lo cortito que es lo mismo le doy una oportunidad^^
Besotes!
Lo tenía apuntado desde hace tiempo, tu reseña me lo ha recordado, lo buscaré en la biblioteca. ¡Besos!
ResponderEliminarVaya, estaba mirando tus reseñas y acabo de ver esta y me ha sorprendido, pensaba que era la única en el mundo que conocía este libro (y hasta lo reseñé también), así que es un placer leer una crítica diferente a la mía. Me encantan los autores japoneses y creo que a ti también, por lo que he visto xD.
ResponderEliminar¡Gracias por la reseña! Un saludo ^^
Lo estoy leyendo y no me ha aburrido la primera mitad, intuyes que no es to good to be true
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