► Título: Un Lun Dun
► Autor: China Miéville
► Año: 2015
► Editorial: Oz
► Páginas: 416
► Precio: 19.90 €
Alondres es Londres a través del espejo, un País de las Maravillas urbano de extrañas delicias y donde acaban todas las cosas perdidas y rotas, y también las personas rotas y perdidas. Alondres es un lugar donde las palabras están vivas, donde una selva se esconde detrás de la puerta de una casa común, jirafas carnívoras acechan en las calles y unas nubes de sueños oscuros queman el mundo.
Alondres es una ciudad a la espera de su héroe, cuya llegada fue profetizada hace mucho tiempo, establecida para siempre en las páginas de un libro que sabe hablar.
Un día Zanna y su amiga Deeba encuentran la entrada secreta que lleva del Londres que conocemos a esta extraña ciudad, Alondres. Parece que por fin la antigua profecía se está cumpliendo. Y entonces, las cosas empiezan a ir realmente mal.
Por si alguien no lo sabía, China Miéville es uno de esos autores que suenan todos los años en las quinielas de los principales premios de género. Habiendo leído Embassytown, obra capital de la ciencia ficción en lo que llevamos de década (sí, es así de buena, creedme), no resulta para nada extraño. Sin embargo, Miéville no es de los que se conforman con resguardarse al abrigo de un solo triunfo. Al contrario, aquella historia de lenguajes imposibles y extraterrestres incomprendidos no es más que una simple etapa dentro de una carrera plagada de proyectos narrativos interesantes y revolucionarios. Un Lun Dun es el más reciente que se ha publicado en nuestro país, una versión paralela, alucinada e imaginativa hasta extremos imposibles del Londres contemporáneo donde Miéville nos invita a cruzar las barreras de lo inverosímil, con destino a una ciudad en la que se está gestando el fin del mundo tal y como lo conocemos.
Ya desde la primera página, Miéville consigue cautivarnos con un tándem de jóvenes y carismáticas protagonistas que, hilando una serie de extraños acontecimientos, descubren la existencia de esa ciudad anómala llamada Alondres, espejo -y espejismo- del emblemático País de las Maravillas creado por Carroll, solo que unos cuantos grados más letal y siniestro. A partir de ese momento, Zanna (encarnación de una antigua profecía que augura la salvación de Alondres por medio de una niña extraordinaria) y su amiga Deeba, se verán empujadas a vivir una serie de aventuras que tienen como objetivo liderar una revolución contra el maligno Esmog, una nube tóxica de humo y basura que pretende reducir a cenizas todo lo que encuentre a su paso. El planteamiento, que suena un tanto trasnochado, se beneficia continuamente de la enfermiza, juguetona e imposible imaginación del autor, característica que se manifiesta sobre todo en la creación de unos personajes, escenarios y demás componentes narrativos muy originales y vistosos. El estilo de Miéville, célebre por sus cabriolas e impenetrables giros lingüísticos, se muestra en esta ocasión mucho más asequible y domesticado, como corresponde, claro está, a una novela destinada al público juvenil. Otra baza más que juega en favor de Miéville a lo largo de Un Lun Dun es que el escritor consigue mantener muy vivos toda esa fascinación y asombro iniciales que despiertan las calles de Alondres hasta el práctico desenlace de la novela. No exagero cuando digo que el universo de Un Lun Dun está, junto a Narnia, la Tierra Media o incluso Hogwarts, muy bien posicionado en la lista de lugares ficticios a los que no me importaría irme a vivir.
Ahora bien, la excelente ambientación de la obra se ve lastrada por una segunda mitad que, en mi opinión, abandona el buen camino marcado por la primera y se enfrasca en un recorrido argumental que bebe de demasiados clichés. El perfil psicológico de algunos personajes, el trasfondo de no pocos elementos que solo se mencionan de pasada y la relación -rebosante de química- entre ambas protagonistas daban sin duda como para un tratamiento mucho más profundo, pero Miéville decide optar en su lugar por un esquema narrativo que es a la vez homenaje y parodia de esa figura heroica destinada a superar una serie de obstáculos con el objetivo de alcanzar un objeto superpoderoso sin el cual, por supuesto, no es posible derrotar al villano de turno en el enfrentamiento final. Un poco decepcionante, viniendo de Miéville. Aún así, no cabe duda de que Un Lun Dun supone una lectura muy recomendable, amén de una fuente de entretenimiento continuo, perfecto para formar a jóvenes lectores, pero igualmente idóneo para el público adulto. La creatividad retorcida, desbordante y siempre sorprendente de China Miéville es motivo suficiente como para lanzarse de cabeza a cualquiera de sus libros. Dicho en otras palabras: si os gustan las aventuras, las estéticas arriesgadas y la fantasía urbana con un toque onírico, no tenéis excusa válida para perderos el increíble viaje al que nos invita Un Lun Dun.
Ya desde la primera página, Miéville consigue cautivarnos con un tándem de jóvenes y carismáticas protagonistas que, hilando una serie de extraños acontecimientos, descubren la existencia de esa ciudad anómala llamada Alondres, espejo -y espejismo- del emblemático País de las Maravillas creado por Carroll, solo que unos cuantos grados más letal y siniestro. A partir de ese momento, Zanna (encarnación de una antigua profecía que augura la salvación de Alondres por medio de una niña extraordinaria) y su amiga Deeba, se verán empujadas a vivir una serie de aventuras que tienen como objetivo liderar una revolución contra el maligno Esmog, una nube tóxica de humo y basura que pretende reducir a cenizas todo lo que encuentre a su paso. El planteamiento, que suena un tanto trasnochado, se beneficia continuamente de la enfermiza, juguetona e imposible imaginación del autor, característica que se manifiesta sobre todo en la creación de unos personajes, escenarios y demás componentes narrativos muy originales y vistosos. El estilo de Miéville, célebre por sus cabriolas e impenetrables giros lingüísticos, se muestra en esta ocasión mucho más asequible y domesticado, como corresponde, claro está, a una novela destinada al público juvenil. Otra baza más que juega en favor de Miéville a lo largo de Un Lun Dun es que el escritor consigue mantener muy vivos toda esa fascinación y asombro iniciales que despiertan las calles de Alondres hasta el práctico desenlace de la novela. No exagero cuando digo que el universo de Un Lun Dun está, junto a Narnia, la Tierra Media o incluso Hogwarts, muy bien posicionado en la lista de lugares ficticios a los que no me importaría irme a vivir.
Ahora bien, la excelente ambientación de la obra se ve lastrada por una segunda mitad que, en mi opinión, abandona el buen camino marcado por la primera y se enfrasca en un recorrido argumental que bebe de demasiados clichés. El perfil psicológico de algunos personajes, el trasfondo de no pocos elementos que solo se mencionan de pasada y la relación -rebosante de química- entre ambas protagonistas daban sin duda como para un tratamiento mucho más profundo, pero Miéville decide optar en su lugar por un esquema narrativo que es a la vez homenaje y parodia de esa figura heroica destinada a superar una serie de obstáculos con el objetivo de alcanzar un objeto superpoderoso sin el cual, por supuesto, no es posible derrotar al villano de turno en el enfrentamiento final. Un poco decepcionante, viniendo de Miéville. Aún así, no cabe duda de que Un Lun Dun supone una lectura muy recomendable, amén de una fuente de entretenimiento continuo, perfecto para formar a jóvenes lectores, pero igualmente idóneo para el público adulto. La creatividad retorcida, desbordante y siempre sorprendente de China Miéville es motivo suficiente como para lanzarse de cabeza a cualquiera de sus libros. Dicho en otras palabras: si os gustan las aventuras, las estéticas arriesgadas y la fantasía urbana con un toque onírico, no tenéis excusa válida para perderos el increíble viaje al que nos invita Un Lun Dun.
Personalmente, creo que no disfrutaría de esta novela ya que me cuesta mucho imaginarme cosas irreales... Aunque quién sabe ;)
ResponderEliminarConforme leía el argumento ya quería leerla. Tiene todas las papeletas de ser algo que pueda gustarme.
ResponderEliminarLa creación de un mundo como el que se ve aquí, siempre nos lleva a detalles y temas en los que no se profundiza. Supongo que es la dificultad que tienen todas las novelas en mundo paralelos o imaginarios.
Espero que nos leamos de nuevo ~
¡Hola!
ResponderEliminarA este libro le tengo ganas. Espero poder leerlo pronto.
Magnífica reseña.
¡Nos leemos! :)