► Título: Mr. Mercedes
► Autor: Stephen King
► Saga: Bill Hodges #1
► Año: 2014
► Editorial: Plaza&Janés
► Páginas: 496
► Precio: 23.90 €
Justo antes del amanecer, en una decadente ciudad americana, cientos de parados esperan la apertura de la oficina de empleo para reclamar uno de los mil puestos de trabajo que se han anunciado. Han hecho cola durante toda la noche.
De pronto, invisible hasta que lo tienen prácticamente encima, un Mercedes surge de la fría niebla de la madrugada. Su conductor atropella y aplasta a todos los que encuentra a su alcance. Acto seguido, el coche da marcha atrás y vuelve a arremeter contra ellos. El asesino huye dejando atrás ocho muertos y quince heridos.
Meses después, Bill Hodges, un policía jubilado, que sigue obsesionado con este caso sin resolver, recibe una carta anónima de alguien que se declara culpable de la masacre.
Brady Hartsfield vive con su madre alcohólica en la casa donde nació. Disfrutó tanto de aquella sensación de muerte debajo de los neumáticos del Mercedes, que ahora quiere recuperarla.
Opinión
Parece mentira, pero hace casi un año que Stephen King no se deja caer por la mesa de novedades de nuestro país. Doctor Sueño, la celebrada secuela de El resplandor (obra maestra indiscutible de la literatura contemporánea y de terror) fue mi última aproximación al escritor de Maine; y en esos doce meses transcurridos mi apetito como Lector Constante ha ido acrecentándose de manera exponencial a medida que se aproximaba la fecha de lanzamiento de su último trabajo. Quizá este prolongado distanciamiento con la obra de King me haya hecho perder la perspectiva hasta cierto punto sobre sus virtudes y sus defectos como escritor. Quizá haya propiciado la aparición de sentimientos largo tiempo aletargados. Ahora bien, si hay algo que la lectura de Mr. Mercedes me ha sabido ratificar es que existen ciertas zonas del espectro narrativo que solo King sabe estimular con un éxito estremecedor. El cambio de registro (casi) radical que un lector familiarizado con otras novelas de King podría advertir nada más echar un vistazo a las primeras páginas de Mr. Mercedes se va desvaneciendo poco a poco ante la aplastante evidencia que arrojan sus inconfundibles señas personales. No estamos ante una novela de terror. No estamos ante una novela policíaca. Pero estamos ante una novela que rezuma al 100% el estilo de Stephen King.
El protagonista de la historia es un policía retirado llamado Bill Hodges al que la inactividad propia de la jubilación, la ausencia de fuertes vínculos afectivos y el hastío general que ha invadido su vida le han empujado a coquetear en varias ocasiones con la idea del suicidio. Sin embargo, cuando el responsable de un antiguo caso sin resolver (un fatídico atropello en masa cuyo ejecutor fue denominado por la prensa como el Asesino del Mercedes) se pone en contacto con Bill, el antiguo inspector encontrará el incentivo idóneo para seguir viviendo y emprender un cambio radical en su miserable rutina. Por otro lado, también conoceremos la escalofriante historia de Brady Hartsfield, un joven aparentemente ejemplar, responsable y trabajador que en realidad esconde una personalidad psicótica y desequilibrada, además de un secreto aterrador: él es el Asesino del Mercedes.
Así pues, Mr. Mercedes supone la primera y trepidante incursión de Stephen King en los terrenos de la novela policíaca, pero lo hace siempre sin perder ni un ápice de su arrolladora personalidad y ese macabro sentido del humor que en multitud de ocasiones no hace sino aumentar la abrumadora sensación de pánico que transmiten algunas escenas y situaciones. Aunque se trata de una obra que considero francamente bien documentada, el grueso principal de la narración no transcurre a expensas de organismos administrativos, informes policiales y parafernalias detectivescas que en una historia como esta, cuyo peso recae especialmente en los dos personajes antagonistas y en su apasionante persecución mutua, solo entorpecerían el impecable ritmo narrativo que Stephen King ha logrado imprimir a la novela. Tanto Bill Hodges como Brady Hartsfield son protagonistas altamente carismáticos e inolvidables, caracterizados de manera magistral e impregnados de una moralidad ambigua bajo cuya superficie serpentean motivos no del todo justificables. Nada que, viniendo de un escritor especializado en retratar personalidades retorcidas, oscuras e incluso monstruosas, pueda tomarnos por sorpresa a estas alturas.
El protagonista de la historia es un policía retirado llamado Bill Hodges al que la inactividad propia de la jubilación, la ausencia de fuertes vínculos afectivos y el hastío general que ha invadido su vida le han empujado a coquetear en varias ocasiones con la idea del suicidio. Sin embargo, cuando el responsable de un antiguo caso sin resolver (un fatídico atropello en masa cuyo ejecutor fue denominado por la prensa como el Asesino del Mercedes) se pone en contacto con Bill, el antiguo inspector encontrará el incentivo idóneo para seguir viviendo y emprender un cambio radical en su miserable rutina. Por otro lado, también conoceremos la escalofriante historia de Brady Hartsfield, un joven aparentemente ejemplar, responsable y trabajador que en realidad esconde una personalidad psicótica y desequilibrada, además de un secreto aterrador: él es el Asesino del Mercedes.
Debo decirle que me lo pasé en grande. (Aquí le soy franco.) Cuando "pisé a fondo" y embestí a la muchedumbre de gente con el Mercedes de la pobre señora Olivia Trelawney, ¡se me "empinó" como nunca en la vida! ¿Y puede creerse que el corazón me latía a doscientas pulsaciones por minuto? ¡Pues sí señor!
Así pues, Mr. Mercedes supone la primera y trepidante incursión de Stephen King en los terrenos de la novela policíaca, pero lo hace siempre sin perder ni un ápice de su arrolladora personalidad y ese macabro sentido del humor que en multitud de ocasiones no hace sino aumentar la abrumadora sensación de pánico que transmiten algunas escenas y situaciones. Aunque se trata de una obra que considero francamente bien documentada, el grueso principal de la narración no transcurre a expensas de organismos administrativos, informes policiales y parafernalias detectivescas que en una historia como esta, cuyo peso recae especialmente en los dos personajes antagonistas y en su apasionante persecución mutua, solo entorpecerían el impecable ritmo narrativo que Stephen King ha logrado imprimir a la novela. Tanto Bill Hodges como Brady Hartsfield son protagonistas altamente carismáticos e inolvidables, caracterizados de manera magistral e impregnados de una moralidad ambigua bajo cuya superficie serpentean motivos no del todo justificables. Nada que, viniendo de un escritor especializado en retratar personalidades retorcidas, oscuras e incluso monstruosas, pueda tomarnos por sorpresa a estas alturas.
Eso sí, la impresionante labor de caracterización viene acompañada de un desarrollo argumental no menos espectacular. Stephen King consigue envolverte en la investigación llevada a cabo por Bill Hodges con una facilidad pasmosa mientras la despiadada lucha de poder que mantienen ambos protagonistas se desenvuelve con una intrepidez y un frenesí que hacen imposible elaborar una solución predecible al constante ajetreo narrativo elaborado por el autor. Saber de antemano quién es el asesino elimina por completo el factor misterio de la ecuación, pero también permite explorar otras profundidades de la ponzoñosa psique humana a unos niveles que en cualquier otra circunstancia resultarían molestos o innecesarios. El miedo a perder un ser querido, la felicidad de sentirse amado cuando creías haber perdido para siempre esa oportunidad, o el hecho de que suplir nuestras necesidades emocionales a veces implica incurrir en actos deleznables son algunos de los temas que Stephen King expone con gran acierto a lo largo de Mr. Mercedes. La obsesión insana de Bill por cerrar un caso que lo ha atormentado durante largo tiempo contrasta con la compulsión que muchas veces conduce a Brady a actuar, poniendo dichas actitudes al descubierto que ambos podrían no ser más que las dos caras de una moneda girando constantemente bajo los designios del azar. Como ya apuntaba un poco antes en la reseña, el atractivo fundamental de Mr. Mercedes es poder contemplar esta impagable lucha de titanes en asiento de primera fila, ese intercambio constante de estocadas que se van infligiendo mutuamente en sus egos a través de la red u otro tipo de medios y que irá dejando a su paso un demoledor reguero de víctimas inocentes. El final, lejos de suponer la salida fácil a una peligrosa encrucijada argumental, sienta las bases para un segundo libro que promete ser tan emocionante y pirotécnico como el primero. Y es que ya lo venía advirtiendo el propio autor en las primeras páginas de Mr. Mercedes: "Volverá a hacerlo, porque no puede evitarlo, y tarde o temprano cometerá un error y lo cogeremos". Señor King, te esperamos con los brazos abiertos.
Lo quiero asi, mucho.
ResponderEliminarHola!
ResponderEliminarAl ser de género policíaco no me convencía demasiado, pero parece que te ha gustado y me alegra que el final esté bien. Normalmente siempre estoy peleada con el señor King porque sus finales no me gustan T_T
Gracias por la reseña, espero poder leerlo.
Besos!
Aleluya \O/
ResponderEliminarAy, cuánto te odio madre mía xD
Doce meses es mucho tiempo de sequía King eh. (Childe Roland a la Torre Oscura llegó...)
La verdad es que me da igual a que género se acerque este hombre, es que me lo voy a comprar igual. Como si venden la lista de su compra. Es un cuentacuentos magnífico y sí, lo que comentas de solo él sabe jugar tan bien con los personajes. Que te voy a contar que tú no sepas.
A ver si no tardan mucho en sacarlo en bolsillo y me hago con él <3
Besotines!
Dios mío, me asombra la capacidad de este hombre para escribir en tan poco tiempo y seguir manteniendo la calidad :)
ResponderEliminarUn besiño
¡Tremenda reseña te has marcado! Enhorabuena. He terminado esta tarde la lectura de "Mr. Mercedes", y ahora que he leído tu opinión podría hacer mías cada una de tus palabras. ¡Has conseguido reflejar perfectamente mis impresiones! Yo tampoco había vuelto al de Maine tras "Doctor Sueño", pero el reencuentro ha sido único. Las últimas cien páginas son frenéticas, y no digo nada del desenlace. Me uno a esa comitiva de brazos abiertos que has preparado para recibir la siguiente entrega. ¡Saludos!
ResponderEliminar