Andrés Barba - República luminosa

jueves, 8 de marzo de 2018


«La sonrisa de ese niño me perturbó porque confirmaba que había habido una conexión entre nosotros, que algo que había comenzado en mí había terminado en él». 


Título original: 
Traducción:
Año: 2017
Editorial: Anagrama
Páginas: 192


La infancia es una mancha nebulosa en la memoria. Un terreno salvaje que en su momento no nos lo parece tanto y del que la mayoría partimos despreocupados, olvidando sus misteriosos abismos. Quizá por eso las novelas que abordan el tema de la infancia ejercen sobre muchos lectores, entre los que me incluyo, un magnetismo tan subyugante. Porque nos ofrecen la impagable oportunidad de reconquistar sus plazas fuertes, de aproximarnos al paraíso perdido de nuestra niñez desde una óptica mucho más reveladora. 

República luminosa, ganadora de la última edición del Premio Herralde de Novela, es una gran historia sobre infancias rememoradas que pone al descubierto la sordidez de ser niño. Andrés Barba entreteje una crónica fascinante sobre un acontecimiento que sacudió la vida de una pequeña localidad tropical, narrada más de dos décadas después de que sucedieran. La comunidad de San Cristóbal, enclavada entre lo que parece una impenetrable selva amazónica y las corrientes de agua marrón del río Eré, se vio sobrecogida por la aparición repentina de 32 niños que se dedicaron a sembrar el caos y la violencia en fugaces ráfagas de una crueldad indescriptible. El narrador, un joven funcionario de Asuntos Sociales que se vio involucrado en la investigación de los crímenes, relata con gran desasosiego su experiencia de los hechos, alumbrados por la nueva luz que otorga el paso del tiempo.

A lo largo de breves capítulos en los que Barba demuestra un impresionante dominio de la tensión narrativa, República luminosa va fluctuando entre las tenebrosas fabulaciones del protagonista y la exposición rigurosa de cuantos datos se pudieron corroborar. Repudiados por la sociedad, criados en un ambiente de absoluta decadencia y perversión, los infames niños de San Cristóbal se erigen como un incómodo recordatorio de que no todo marcha sobre ruedas en esta desmesurada burbuja capitalista en la que vivimos. Con refrescante economía de recursos, Barba sabe crear una espeluznante atmósfera a medio camino entre lo rural y lo cosmopolita donde la corrupción física y moral de sus habitantes se convierte en la ponzoña que acaba infectando a los más indefensos.
  
Sin duda, lo más terrorífico de los monstruos es reconocerse en ellos. Si los niños son un espejo de los adultos, no es de extrañar que los personajes de República luminosa se defiendan espantados de su propio reflejo. Descubrir la facilidad con la que se echa a perder la inocencia deja una huella difícil de borrar, una profunda sensación de desarraigo, de pérdida, para la que no se puede hallar solaz. Andrés Barba ha creado una novela oscura y sombría en la que se escucha el incesante latido de un corazón negro. Mística, fabulosa, inquietante, República luminosa es una lectura muy recomendable que va incrementando de intensidad hasta alcanzar una conclusión anticipada, pero no por ello menos sublime. Merece la pena no perderla de vista.

PUNTUACIÓN: ★★★☆

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