► Título original: Seveneves
► Traducción: Pedro Jorge Romero
► Año de publicación: 2015
► Editorial: Ediciones B
► Páginas: 816
Existe todo un campo de la ficción especulativa dedicado a imaginar cómo será el fin de la vida en la Tierra. ¿Acabaremos destruyendo de manera ingrata nuestro propio hábitat o finalmente vendrán otras especies de más allá de nuestra galaxia a dejar claro que el ser humano no es la cumbre de la cadena alimentaria? Mientras unos y otros se debaten entre ambas opciones, el norteamericano Neal Stephenson propone en su última novela una solución intermedia y mucho más terrorífica a esta encrucijada. Algo tan fácil de imaginar y difícil de concebir como que la Luna se fragmente sin previo aviso en siete pedazos que amenacen con eliminar de un plumazo la huella que el hombre ha dejado en este planeta.
La frase con la que Stephenson abre Seveneves es de una contundencia lapidaria, tanto como la idea que subyace tras ella. Un guantazo en toda la cara que no deja de escocer hasta bien entrada la primera mitad de la novela. En ella, seremos testigos de cómo la humanidad trata de agarrarse a un clavo ardiendo para asegurar su supervivencia durante los 5.000 años en los que la Tierra será reducida a una bola incandescente e inhabitable. Para ello, numerosas agencias y organizaciones internacionales comenzarán a construir alrededor de una estación espacial lo que se conoce como Arca Nube, un complejo y delicado sistema de cápsulas y habitáculos que navegarán por el vacío a modo de enjambre.
Esto, que así explicado parece muy sencillo, presentará a lo largo del libro una serie de complicaciones e imprevistos (tecnológicos y humanos) que mantienen el ritmo cardíaco del lector a unos niveles poco recomendables. En la línea de películas como El marciano, Gravity o Interestelar, Seveneves constituye una suerte de odisea espacial sin precedentes que, a pesar de su densidad y alto grado de explicaciones científicas, mantiene casi en todo momento un ritmo sencillamente frenético. De hecho, esa meticulosidad y rigor a la hora de abordar de forma divulgativa temas como astrofísica, mecánica orbital o reacciones químicas (uno termina el libro con la sensación de haberse sacado un máster en ingeniería espacial) acaba convirtiéndose en uno de los principales atractivos de Seveneves.
El agente actúa. El paciente es pasivo. En este caso, un Agente desconocido actuó sobre la Luna. La Luna, junto con todos los seres humanos que vivían en la región sublunar, eran receptores pasivos de tal acción. Podía ocurrir que mucho después los humanos despertasen y actuaran como agentes una vez más. Pero por el momento, y durante mucho tiempo, no iban a ser más que pacientes.
Una de las pocas pegas que se le pueden achacar a la novela es la marcada diferencia que existe entre la tercera parte y las dos primeras. Con un salto temporal de nada más y nada menos que 5.000 años, el último tercio de Seveneves es un reinicio en toda regla en el que perdemos el contacto con personajes que hemos aprendido a querer (u odiar) y las consecuencias de lo narrado solo son perceptibles porque el autor hace un exagerado hincapié en describirlas. Además, esta tercera parte no ahonda tanto en cuestiones científicas y tecnológicas como en antropológicas, políticas y sociales, materias en la que Stephenson demuestra no tener tanta desenvoltura. No obstante, este traspiés no supone más que un paso en falso dentro de una novela extremadamente ambiciosa, arriesgada y tremendamente imaginativa que hace méritos para convertirse en uno de esos títulos imprescindibles para cualquier aficionado a la ciencia ficción. Así que, si quizás os sentís un tanto atemorizados por su imponente grosor o su alta especialización científica, no os quepa duda: Seveneves es un libro mucho más asequible de lo que parece... y tanto o más satisfactorio como promete.
Hola :) Por lo que veo en gran medida hemos coincidido y gozado todos de una buena lectura. Me dio realmente rabia la tercera parte, me encantaba el mundo: el anillo, las razas con sus diferencias, El ojo,...etc; pero me lo cierra tan a prisas que me dolió y se me quedo flojo. Un abrazo^^
ResponderEliminarDebo ser la única que ha disfrutado más con la tercera parte, jejeje. Desde luego, es toda una odisea del espacio ;o)
ResponderEliminarBesotes galácticos.
A mi también me gustó mucho la tercera parte... Sí, se me hizo corta, quería otras 300 páginas más para compensar, pero aun así me encantó ese mundo futuro :D
ResponderEliminarQuería leer tu reseña.... pensaba que ibas a ser más malo con la tercera parte xDDDD pero bueno, es cierto que no termina de estropear el resto de la novela, que es muy potente.
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