Nadia Terranova - Adiós fantasmas

lunes, 19 de octubre de 2020



Título original: Addio fantasmi
Traducción: Celia Filipetto
Año: 2018
Edición: Libros del Asteroide (2020)
Páginas: 232



Escribió Stephen King que «volver al sitio donde uno ha crecido es como hacer una de esas descabelladas pruebas de contorsionista: meterse los pies en la boca y tragarse a uno mismo, hasta que nada queda». En ese sentido, Adiós fantasmas, de la siciliana Nadia Terranova (Mesina, 1978), es un exquisito ejercicio de autofagia circense en el que Ida, la narradora y protagonista de la novela, deconstruye de manera desgarradora un pasado del que nunca ha logrado recuperarse. 

Alentada por la urgente necesidad de su madre, Ida abandona su hogar en Roma y un matrimonio en el que comienza a brotar la insatisfacción, para regresar a la casa de su adolescencia, un edificio ruinoso, de techo hundido y humedades en las paredes que la madre de Ida se ha empeñado en reformar con el fin de ponerlo en venta. A medida que el polvo de las habitaciones se sacude y los radiadores se desatascan, la memoria de Ida fluye entre los objetos abandonados que la rodean y las grietas causadas por la repentina desaparición de su padre, enfermo de depresión, más de veinte años atrás. «La muerte es un punto y seguido», afirma Ida, «mientras que la desaparición es la falta de punto, de cualquier signo de puntuación al final de las palabras. Quien desaparece rediseña el tiempo, y un círculo de obsesiones envuelve a quien sobrevive». 

La gran obsesión de Ida es enterrar el recuerdo de su padre, que adquiere en Adiós fantasmas la forma de una ausencia feroz y de tinte casi mitológico capaz incluso de poblar las pesadillas. A medida que renacen viejos episodios de la niñez de Ida, también lo hacen antiguas rencillas sin resolver, capítulos traumáticos y volátiles reproches entre madre e hija que bien podrían estar extraídos de cualquier novela de Elena Ferrante. Adiós fantasmas no es, ni mucho menos, una novela comedida, pero tampoco es un festival de nostalgia lacrimógena. Más bien, Nadia Terranova escribe conjugando intensidad y delicadeza en una simbiosis perfecta.

La historia de Ida en Adiós fantasmas es un emocionante y vertiginoso relato de reconstrucción, un viaje a través de los recuerdos que expresa la capacidad de la memoria no solo para conformar la identidad, sino para repararla. Su lectura, a la par que vibrante, plantea incómodas cuestiones que encuentran en su recta final resoluciones aún más incómodas. ¿Por qué algunas vivencias son tan livianas y otras pesan tanto como una losa? ¿Cuánto de lo que ocurría a su alrededor decidió ignorar Ida, tan centrada como estaba en su propio sufrimiento? Tierna y visceral a partes iguales, Adiós fantasmas es, sin duda, una de las novelas más sorprendentes y conmovedoras que he leído en mucho tiempo.


«La memoria es un acto creativo: elige, construye, decide, excluye; la novela de la memoria es el juego más puro que tenemos».


PUNTUACIÓN: ★★★★

4 comentarios :

  1. ¡Hola!

    Me llama mucho la atención esta novela por lo que cuentas :) No es el tipo de novelas que suelo leer, pero me lo llevo apuntado por si alguna vez cae en mis manos.

    ¡Nos leemos!

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  2. Que bien que el blog vuelva a estar activo, he echado mucho de menos la sección de novedades estos meses (bueno, los meses en que ha habido novedades).

    En cuanto a la novela, he leído cosas muy positivas. Estuvo nominada al premio Strega y mi experiencia con ese premio es muy positiva y además la editorial que lo publica suele ser garantía de calidad

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    1. La verdad es que este año no he tenido muchas ganas de leer ni dedicarle tiempo al blog, espero que la cosa vaya remontando en los próximos meses. Este me ha sorprendido muchísimo, espero que te guste.

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    2. Normal con la que está cayendo.

      Yo desde que encontré una vez una de las entradas de novedades (suelen aparecer casi todas las que espero y alguna extra) me hice asiduo.

      Tendré que hacerle un hueco a la novela de Terranova, porque aunque no siempre coincidimos (solo faltaría) sí que lo hacemos con la suficiente asiduidad como para que las posibilidades de que a mí también me guste sean muy altas

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