Jesmyn Ward - La canción de los vivos y los muertos

jueves, 8 de noviembre de 2018



Título original: Sing, Unburied, Sing
Traducción: Francisco González López
Año: 2017
Edición: Sexto Piso (2018)
Páginas: 260


Con su tercera novela, Jesmyn Ward (1977) ha logrado la proeza de convertirse en la primera persona que recibe por segunda vez el National Book Award, premio que quizá sea el más importante que se concede en Estados Unidos a nivel literario. Ya lo obtuvo en 2011 con Salvage the Bones —Quedan los huesos, (Siruela, 2013)— y desde entonces parece que Ward no ha hecho más que sumar miembros a ese coro de adeptos que ahora alaban La canción de los vivos y los muertos. En esta ocasión, por desgracia, me veo a mí mismo como la nota discordante. 

La novela de Ward, bebedora de influencias como William Faulkner o Toni Morrison en su agria descripción de la Norteamérica sureña, nos presenta una historia ciertamente desgarradora que gira en torno a una familia desestructurada: Jojo, de 13 años, vive en casa de sus abuelos maternos junto a su hermana menor, Kayla, un bebé que apenas articula palabra pero vomita mucho a lo largo del libro, y su madre, Leonie, una chica negra, esnifadora ocasional de cocaína y poco probable candidata a progenitora del año, que cometió la torpeza de caer rendida ante los encantos de Michael, un chico blanco que actualmente cumple condena en la cárcel. La abuela de Jojo, enferma de cáncer, domina las conversaciones y los silencios de los personajes como el incesante presagio de una catástrofe. A su vez, Pa, el abuelo de la familia, carga sobre sus hombros, no solo con casi todas las responsabilidades domésticas, sino también con un pasado trágico y un secreto desolador. 

Ante la inminente puesta en libertad de Michael, Leonie, espoleada por su apremiante necesidad de reencontrarse con el padre de sus hijos, emprende un tumultuoso viaje por carretera al que se suman los fantasmas de Given, un hermano de Leonie que fue asesinado impunemente, y de Richie, un niño que compartió estancia en la penitenciaría de Parchman con el abuelo de Jojo. Jesmyn Ward se sirve de este surrealista periplo para abordar el candente conflicto racial enraizado en la historia de Estados Unidos. Desde los abusos y las vejaciones sufridos por Pa en prisión cuando era joven, donde permaneció durante años sin haber infringido ninguna ley, hasta la persecución y el rechazo que padeció Leonie por atreverse a mezclar su sangre con la de un hombre de distinta raza, la novela de Ward pone de manifiesto los distintos grados de brutalidad a los que deben hacer frente los miembros de la comunidad negra en un mundo que los blancos han hecho a su medida. 

Contra la injusticia y la parcialidad, los personajes de La canción de los vivos y los muertos se encomiendan a la tradición, la memoria, el linaje, la pervivencia de las costumbres. Los cadáveres regresan, no solo para acosar a los vivos con su presencia, sino para ayudarles a encontrar fuerza interior en momentos de crisis. La novela de Ward es una catarsis continua que, no obstante, adolece de una desalentadora falta de tensión narrativa. Los toques de realismo mágico que Ward imprime a la novela son los momentos de mayor lucidez y resonancia estilística en una obra que, por lo demás, se caracteriza por una alarmante inanidad. La canción de los vivos y los muertos recuerda de forma clamorosa —y no muy agradable— a Beloved, libro del que tampoco disfruté demasiado y de cuya sombra la novela de Ward no ha podido escapar. Si bien soy capaz de advertir las buenas cualidades del libro, su lectura se me ha hecho tediosa, ardua, estéril e insatisfactoria. Todo lo que justamente no busco en una novela.


«Vio más allá de la piel color café solo, de los ojos negros, de los labios ciruela, y me vio a mí, a mí. Vio la herida andante que yo era, y vino a ser mi bálsamo».


PUNTUACIÓN: ★★

2 comentarios :

  1. ¡Hola!
    La verdad es que al principio me llamaba la atención pero por lo que comentas no creo llegar a disfrutarlo. Lo dejo pasar.
    Saludos infinitos.

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  2. Yo lo tengo y siento curiosidad (aunque estoy en un momento lector flojo y esta no es la novela apropiada para superarlo).
    Creo que ya he comentado alguna vez mi rara relación con la anterior novela de Ward (Quedan los huesos) que me dejó un recuerdo bastante duradero, pero que no me resultó una lectura particularmente agradable ni conecté tampoco con el estilo de la autora.
    Vamos, que es una de las novelas que me ha provocado una reacción más extraña y quiero saber si es cosa de la novela o de la autora

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