En esta nueva entrega de los misterios protagonizados por el profesor de literatura y detective a tiempo parcial Gervase Fen, una pequeña localidad de la campiña inglesa llamada Tolnbridge se ve sacudida por un crimen sin explicación que tiene como víctima al organista de la catedral. Tras un segundo ataque al organista sustituto, Gervase Fen se da cuenta de que algo muy turbio se está cociendo en las entrañas del pueblo, por lo que decide solicitar la ayuda inmediata de su amigo y compositor Geoffrey Vintner para que le asista en la resolución del caso mientras él se dedica a cultivar una nueva afición: la entomología.
Como en todas sus novelas publicadas hasta la fecha por la editorial Impedimenta, Edmund Crispin (seudónimo del escritor británico Bruce Montgomery) fusiona de manera suculenta en Asesinato en la catedral una enrevesada trama de misterio repleta de argumentos imposibles y callejones sin salida con una admirable erudición literaria que se refleja en infinidad de referencias y citas a versos de famosos poetas ingleses. Crispin casi siempre ofrece en sus trabajos un impecable equilibrio entre las dos vertientes, hermanando lo culto y lo popular de forma que resulte atractiva para ambos sectores. Así pues, lo más común en una novela de Crispin es encontrar alocados y descacharrantes líos amorosos, como ese romance imposible que vive Vintner con la hija del organista asesinado, regados por los comentarios sarcásticos, mordaces y punzantes de Gervase Fen.
Fen asintió y apuró el whisky. Todos se levantaron, el inspector suspirando y Geoffrey algo confuso y envalentonado por el alcohol.
—Bueno, al menos no estamos tan perdidos como antes, aunque nos basemos principalmente en conjeturas. Ahora comprobaremos qué es lo que esconde esa galería infernal.
Sin embargo, eso era algo que no estaban destinados a ver.
En esta ocasión, al siempre socorrido contrapunto cómico que proporciona Fen, hay que añadir una trama compleja, quizá demasiado abstrusa en ciertos momentos, que tiene como trasfondo la participación de Gran Bretaña en la Segunda Guerra Mundial y el desesperante clima de agitación, desconfianza y paranoia política que trajo consigo. No son pocos los sospechosos sobre los que pende la autoría del crimen, pero Crispin se las ingenia para confundir constantemente al lector mediante móviles y coartadas sacadas de la manga, y no obstante, encajadas al milímetro.
El aliciente de desvelar la identidad del asesino es mínimo en comparación con los interesantes —rocambolescos, incluso— giros que da la historia, en la que aparecen desde escalofriantes misas negras hasta una conspiratoria red de espías nazis. Y aunque no es la novela más brillante ni la más sorprendente de las tantas protagonizadas por Gervase Fen, siempre es agradable leer a un autor que se caracteriza por su inteligente sentido del humor, desparpajo narrativo (nunca me cansaré de ver cómo Fen les restriega a sus compañeros haber resuelto el caso antes que nadie) y certero análisis de hasta los personajes más peregrinos.
El aliciente de desvelar la identidad del asesino es mínimo en comparación con los interesantes —rocambolescos, incluso— giros que da la historia, en la que aparecen desde escalofriantes misas negras hasta una conspiratoria red de espías nazis. Y aunque no es la novela más brillante ni la más sorprendente de las tantas protagonizadas por Gervase Fen, siempre es agradable leer a un autor que se caracteriza por su inteligente sentido del humor, desparpajo narrativo (nunca me cansaré de ver cómo Fen les restriega a sus compañeros haber resuelto el caso antes que nadie) y certero análisis de hasta los personajes más peregrinos.
Así pues, Asesinato en la catedral es la última incorporación en castellano a una saga emblemática de la que ya forman parte títulos como La juguetería errante, El canto del cisne, Trabajos de amor ensangrentados y La mosca dorada, una estupenda colección de misterios tan divertidos como absorbentes que os descubrirán a uno de los investigadores más avispados, inusuales y heterodoxos que ha dado de sí el siglo XX.
Traducción: Magdalena Palmer
Año: 1945
Editorial: Impedimenta
Páginas: 320
Valoración: ★★★½
De momento no me he estrenado con el autor. Tendré que probar.
ResponderEliminar¡Hola!
ResponderEliminarEstoy de acuerdo contigo. No es la mejor novela, pero es de lectura agradable. Y además tiene unos toques de metaliteratura maravillosos.
Un saludo imaginativo...
Patt
Ha sido ver Crispin y Relojes de hueso ha saltado a mi cabeza XD Puede ser una lectura muy interesante, además las ediciones de Impedimenta me flipan. Un abrazo^^
ResponderEliminarPuede ser interesante.
ResponderEliminarUn saludo