Cientos de pájaros de colores ocres se desprenden de los árboles arrastrados por el viento, planean por la ciudad y van a parar a su playa. Caen a mis pies, tapizando la arena, un manto vegetal que transforma la playa de la Concha, dándole bajo la luz del atardecer, la última pincelada de este otoño. Escondida entre la arena y las hojas, veo una botella traída por el mar. Emocionado, me aproximo a ella y la recojo. Sorprendido, la reconozco. Es una vieja botella de vino, de una marca, que su etiqueta ya no se molesta en mostrar, la cual, tiré hace semanas al mar. En su interior, no iba el mapa de un tesoro, sino una entrevista que encomendé al mar, con la esperanza de que llegase a las costas catalanas, a Mataró y su preciosa playa, a la escritora empedernía y crítica literaria que en su seno residía, Care Santos.
Con cierto nerviosismo abro la botella y extraigo el mensaje de su interior, cuidadosamente envuelto en un plástico, para impermeabilizar el mensaje. Miró aquel trozo de papel, parpadeo sin créelo, la inconfundible Care Santos había contestado a cada una de mis insidiosas preguntas y había devuelto al mar aquella botella, que de nuevo, había vuelto a su dueño.
¡Jajaja! No creo que tenga más que trofeos Rafa Nadal, eso lo primero. La verdad es que tengo con ellos una relación casi de indiferencia. Ni les saco brillo a cada rato ni los escondo en el trastero. Están en mi estudio, donde desempeñan labores más o menos útiles, como pisapapeles o como sujetalibros. Me gusta verlos, tenerlos ahí, pero no se me suben a la cabeza. Creo que en la vida conviene tener claro que nada importa mucho: ni lo muy bueno, ni lo muy malo. Todo pasa, todo deja lugar a otras cosas. Lo realmente importante son otras cosas.
Pasamos del dulce éxito al sin sabor de la insatisfacción, y es que tengo entendido que eres una escritora, que según tu página web, “pelea cuerpo a cuerpo con las palabras”. Me crean una duda estas declaraciones tuyas, ¿Qué es más exigente, Care Santos o Care Santos la escritora?
Soy muy autoexigente y a veces lo paso fatal, pero lo supero. Es parte del oficio. Como dijo Juan Ramón Jiménez: escribir es someterse al juicio de uno mismo. Y el mío sobre mí misma y mi trabajo es muy muy severo.
Fundadora de la hoy desaparecida Asociación de Jóvenes Escritores, coordinadora del blog “La tormenta en un vaso" …y así una larga lista, que me niego a continuar, porque esto pasaría de ser una entrevista a ser una biografía. ¿Tiene Care Santos algún secreto para tener más vitalidad que los L-Casei inmunitas, o es puro afán emprendedor lo que te lleva a ser tan prolífica?
Es ilusión. El escritor no necesita proyectos, sino ganas de escribir. A mí siempre me ha movido –en todo en mi vida- la ilusión, que conservo intacta.
Tenía la intención de preguntarte: “¿Qué podemos esperar de Care Santos en los próximos años?”, pero me ha parecido una pregunta muy desgastada y poco últil en tu caso, así que la cambiaré, ¿Qué no podemos esperar de Care santos en los próximos años? ¿Qué es aquello que nunca harías como escritora?
¡Me encanta el cambio de la pregunta! Voy a decir algunas cosas y espero que el tiempo me dé la razón (nunca se sabe cómo o cuánto puedes cambiar de opinión): 1) Volver a publicar poesía 2) Dejar de publicar novelas para jóvenes 3) Escribir una novela de unicornios y brujos que pase en un lugar con topónimos en inglés 4) Que deje de escribir cuentos, microrelatos y –el último atrevimiento- ¡teatro!
Y hasta aquí llego, que ya me parece mucho.
En el pasado entreviste a Rafael Ábalos, un abogado convertido en escritor, me ha parecido curioso encontrarme con un caso parecido, el tuyo, estudiaste abogacía para acabar siendo escritora. Quizás en esta pregunta me vaya un poco por las ramas, pero quiero ahondar en algo que para mí, y espero que para ti, es muy importante, los sueños, de cómo al final, si luchas por ellos, se acaban cumpliendo. ¿Estudiaste la abogacía por que verdaderamente lo deseabas o por tener algo a lo que agarrarte si la literatura fallaba?
Estudié Derecho por imposición familiar y nunca ejercí, claro. De hecho, ni siquiera sé cómo terminé, porque siempre estaba escribiendo. Yo fui un accidente en aquella facultad.
Finalmente el sueño gano el pulso a la cruel realidad, pero estoy seguro que esa transición, conllevo sudor y lágrimas, ¿me equivoco?
Cualquier vocación artística tiene unos principios duros, pero yo no he tenido que luchar contra nadie para lograr escribir, salvo contra mí misma. Siempre me sentí apoyada por los míos, y comprendida.
Hoy vives de tu talento, algo maravilloso, pero tengo que preguntártelo, ¿en algún momento llegas a cansarte de escribir, de ver llegar el día en el que tu vida como escritora llegará a su fin? ¿Qué harías si no fueses escritora?
No creo que me canse nunca de escribir. Es lo que más me gusta en la vida. Aunque si de pronto ningún editor quisiera volver a publicar un libro mío o mis lectores me aborrecieran, es probable que pensara en abrir un restaurante. Después de escribir, lo que más me gusta en el mundo es cocinar. Y se me da bien.
Ejercicio de imaginación. Pongamos por un momento que soy un joven fan que se acerca a ti en medio de la calle y te pide encarecidamente que le firmes en los calzoncillos ante la atenta mirada de los transeúntes, ¿Qué harías? Espero que no hayas pasado por ninguna situación, pero dime, ¿Cuál ha sido la situación más curiosa y llamativa que haya sucedido con algún fan en tu larga carrera como escritora?
Te va a costar creerlo, pero una vez un lector adolescente me pidió que le firmara en los calzoncillos. Yo le dije que si alguna vez sintiera necesidad de firmar en unos calzoncilos, con perdón, no sería en los suyos. Me comprendió y hasta creo que estuvo de acuerdo.
Siempre suelo reservar una pregunta para guiar a los jóvenes escritores que nos estén leyendo, sé que eres una escritora que ha podido comprobar en sus propias carnes el lado oscuro de las editoriales. ¿Qué deben de saber los jóvenes talentos antes de internarse en este mundillo? ¿Qué consejo les darías?
Que lean y escriban todos los días. Me temo que es obvio, pero necesario.
Esta entrevista llega a su final, y como suele sucederme, la inspiración no me da más de sí, así que tuyas son las últimas palabras. Un placer, Care.
Para mí. Muchas gracias a ti y un saludo a todos los visitantes.
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