Reseña "Sputnik, mi amor"

martes, 9 de octubre de 2012

Título: Sputnik, mi amor
Autor: Haruki Murakami
Editorial: Tusquets
Páginas: 248 páginas
Precio: 7,95€
Del mismo modo en que, en el viaje del satélite ruso Sputnik, la perra Laika giraba alrededor de la Tierra y dirigía su atónita mirada hacia el espacio infinito, en Tokio tres personajes se buscan desesperadamente intentando romper el eterno viaje circular de la soledad. El narrador, un joven profesor de primaria, está enamorado de Sumire; pero ella, quien se considera la última rebelde, tiene una única obsesión: ser novelista. Sumire conocerá a Myû, una mujer casada de mediana edad tan hermosa como enigmática, y juntas emprenderán un viaje por Europa tras el que nada volverá a ser igual.

Deliciosa y trágica a partes casi iguales, real y sobrecogedora como pocas, Sputnik, mi amor, representa una de las creaciones mejor logradas por este hombre, y una de las historias de amor más palpables y cercanas al lector que he tenido el placer de leer en los últimos tiempos. Presentada de un modo rara vez visto en sus libros, Murakami opta en esta ocasión por transmitir la historia a través de los ojos de un tercero, aunque no del todo ajeno a los acontecimientos principales de la novela. Algo que aunque al principio no fue del todo de mi agrado, finalmente resultó ser todo un acierto, un acierto más que formidable.
¿Sabes qué significa sputnik en ruso? En inglés sería travelling companion. ¿Por qué podrían los rusos un nombre tan raro a un satélite artificial? No era más que un infeliz trozo de metal que daba una vuelta tras otra, completamente solo, alrededor de la tierra.
Al leer los primeras páginas del libro conoceremos a Sumire, una joven con una personalidad excéntrica y con un único fin en esta vida: ser escritora. El encargado de relatar su historia, pues ya os decía al principio que en esta ocasión la forma de narrar los hechos es un poco distinta, será un amigo anónimo de la protagonista al que conoció en la Universidad, y según parece el único en el que confía para criticar sus inacabadas obras. Justamente gracias a esa amistad, conoceremos con más profundidad a esa chica inexperta en el amor, y que ha decidido dedicar todo su tiempo y esfuerzo en alcanzar su sueño. Sin embargo, el mundo entero de Sumire tal y como lo conocía se viene abajo, o diría que más bien comienza cuando se enamora por primera vez en su vida. A partir de ese momento la historia tomará un giro totalmente distinto, para nada empalagoso como en otros tantos títulos, y tan característico en Murakami como siempre. Él mismo afirmaba que escribe historias de amor raras, y que además le gustan. Y Sputnik, mi amor no iba a ser menos. Y es que personalmente considero justamente esta historia de amor una de las mejor logradas que he tenido el placer de leer hasta el día de hoy. Así pues, la vida de Sumire cambia cuando conoce a Myû, una mujer de mediana edad, con la que por capricho del destino coincide en una boda. Tras una extraña conversación, nuestra chica se dará cuenta que algo nuevo, y totalmente desconocido está empezando a surgir en su interior. Algo extraño y cálido que la llena por dentro, impidiendo dar marcha atrás, y haciendo que su vida sufra un cambio progresivo hasta tornarse en un único pensamiento: Myû. Pero no todo es tan sencillo, pues mientras el amor cobra una importancia cada vez mayor para Sumire, la crudeza de la realidad se hará cada vez más palpable. Pues Myû a parte de su encanto que derrocha gracias a una inteligencia y una personalidad sublime, tiene un pasado secreto que nadie debe conocer.

Me encuentro en los confines del mundo, tranquilamente sentada sin que nadie repare en mí. Ésta era la sensación que tenía. Aquí sólo estamos Sumire y yo. No es preciso que piense en nada más. No quiero moverme de aquí. No quiero ir a ninguna parte.
Aunque al principio me mostraba un poco reacia a la forma de presentar al lector la situación, tengo que admitir que llegados a un punto te das cuenta que ese era el modo más perfecto de hacerlo si Murakami quería explicar con precisión y detalle el conjunto que presenta su obra, y no dejarlo en una mera idea general. Un conjunto que una vez acabado no defrauda para nada, y que tiene el poder de enamorarte lentamente a la par que te arrastra atrapado y sin posibilidad de salir de esta historia de amor. Además, a medida que el final sea cada vez más cercano, nos damos cuenta que nuestro narrador va cobrando progresivamente una mayor importancia, hasta el punto de convertirse en una pieza vital para la obra. Pues aquí donde pensábamos que era un tercero sin casi importancia, resultará ser uno más, y el que pondrá el punto final a casi todo. Un punto final a decir verdad un tanto confuso, pues las interpretaciones que se pueden sacar (que yo logro sacar) son más bien numerosas y cuesta imaginarse la que tenía en mente Murakami a la hora de acabarla. Aunque hay que reconocerle, que al igual que en tantas de sus obras, te deja con una sensación más bien agridulce, casi amarga diría yo. Pero dicha sensación varía dependiendo del lector, y es que es justamente donde reside una parte de la belleza de sus obras.
    También como era de esperarse del autor, su componente surrealista también hará su acto de aparición, aunque no en las magnitudes ya vistas en otras de sus obras. Diría que lo encontramos en la justa medida para dejarnos satisfechos. Eso sí, me dejó un poco confusa en esta ocasión. Por lo tanto la única pega que le puedo poner es la de entender la parte surrealista a mi manera, y no disfrutar de la obra al principio del todo. Y como la culpa es mía, el libro me resulta finalmente casi perfecto. Así de simple. Salvo por un pequeño detalle, una parte bien cercana al final puede resultar un poco tediosa, por lo demás, y lo repito de nuevo, la considero una de las obras más perfectas del autor.
Y entonces lo comprendí. Habíamos sido unas magníficas compañeras de viaje, pero, en definitiva, no éramos más que dos solitarios pedazos de metal trazando su propia órbita cada una.
Sputnik, mi amor es, pues, una historia de amor perfecta, agridulce, y que nos llevará a sumergirnos en lo más profundo de nuestra propia existencia. Una novela dulce e intensa que a pesar de no ser de muy grande extensión, es sin duda un libro que deberías leer por lo menos una vez en la vida. Pero si te gusta Murakami la verdad es que no sé a qué estás esperando exactamente para hacerlo.

Sputnik, mi amor

10 comentarios :

  1. Es mi libro favorito del autor. Había empezado con Tokio blues pero luego leí este y me gustó más.

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  2. A mí, sinceramente, este libro me decepcionó un poco. También es cierto que tenía muchas expectativas, quizá demasiadas. Incluso llegó a aburrirme, cosa que nunca antes me había sucedido con Haruki Murakami. Lo mejor de todo, para mí, es el final de esta obra; ¡fue sorprendente!

    ¡Un beso!

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  3. Este autor muy pendiente que lo tengo xD
    besos

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  4. Hola, me llamo Sileny y me habéis enganchado a Murakami. Cada día va a peor y mi vida es un sinsentido si no leo algo de este hombre una vez al mes xD
    Bueno, coñas aparte, no sé si me gustará. Más que nada porque prefiero esa parte surrealista que tiene Murakami más que la vena románticona. Me pasó al comparar Tokio Blues con El fin del mundo. Bah, mentira todo, lo acabaré comprando que le tengo curiosidad a ese narrador en tercera persona^^
    Un besote!

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  5. Yo tendré que reconciliarme con él o algo, que me hacéis sentir mal >__<

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  6. Excelente recomendación, lo he leído y quedé encantada, MUY RECOMENDABLE.

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  7. Pero que reseña tan buena, y tan cierta.

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  8. He sentido exactamente lo mismo que tú.

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  9. es la primer obra del autor que leo y me gusto mucho....que imagen les ha quedado en la mente del final???

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    Respuestas
    1. Por desgracia es una pregunta muy difícil de responder. Los finales de todos los libros del autor tienen ese punto en común (bajo mi punto de vista por lo menos) que nunca sabes exactamente qué quería decir. Justamente la interpretación de "Sputnik, mi amor" depende de las sensaciones de cada lector, de lo que te hizo sentir el libro a lo largo de la lectura, y dependiendo ya de eso cada uno interpreta el final a su manera. Y es que una de las cosas que más me gustan de Murakami es eso, que cada uno puede entender algo totalmente diferente aunque la historia sea la misma.

      Un saludo.

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