Por increíble que parezca, 2025 va tocando a su fin. Dicen que no hay signo más contundente —y también más inequívoco— de estar haciéndose mayor que sentir que las cosas ocurren cada vez más deprisa, y en ese sentido, tengo la sensación de que este año podría haber ganado los 100 metros lisos. Sí, la velocidad se ha vuelto una mecánica cotidiana. Detenerse ya no es un lujo, sino asumir el riesgo de quedarse rezagado. Deleitarse en la posibilidad. Porque, si tuviéramos tiempo para parar, quizá dejara de seducirnos tanto ese futuro incierto hacia el que nos estamos estrellando a toda máquina.
El primer cuarto del siglo XXI ha dado para más eventos históricos de lo que un siglo se puede permitir, pero 2025 siempre será recordado por marcar el resurgimiento de este espacio, que es para mí un templo dedicado al silencio y la reflexión. Un lugar donde el tiempo se recalibra y transcurre al ritmo adecuado. Donde se refugia todo aquello que la implacable realidad nos quiere quitar. Sin duda, en 2025 he vuelto a leer con ganas, y a compartir con más ganas aún. Y como los retos son el combustible que me impulsa, ya miro a 2026 con la idea de marcar rutas y expandir horizontes. De demostrar que los propósitos no son promesas condenadas a incumplirse. Hoy os quiero contar cuáles son mis metas lectoras para el próximo año, así como una pincelada de los títulos que podréis ver, si nada falla, aquí reseñados.
Porque no hay nada mejor para entender el presente como buscar las respuestas en el pasado. Los clásicos universales siempre han formado parte de la identidad de este blog, pero lo cierto es que este año han pasado bastante desapercibidos en favor de las caprichosas novedades. Ha llegado el momento de enmendar ese error y desempolvar, por fin, todos esos hitos de la literatura que están deseando argumentar por qué merecen haber pasado la prueba del tiempo.
1. Rebecca, Daphne du Maurier.
2. Madame Bovary, Gustave Flaubert.
3. Lo que el viento se llevó, Margaret Mitchell.
4. Orgullo y prejuicio, Jane Austen.
5. Historia de dos ciudades, Charles Dickens.
6. Al este del Edén, John Steinbeck.
7. Los hermanos Karamázov, Fiódor Dostoievski.
8. Drácula, Bram Stoker.
9. El arco iris, D. H. Lawrence.
10. El desierto de los tártaros, Dino Buzzati.
Lo admito. Sin duda, la literatura latinoamericana es una de mis asignaturas pendientes. Y no hablo solo de grandes autores consolidados por el canon, sino de nuevas voces —predominantemente femeninas— que reclaman ser escuchadas por las buenas o por las malas. Reivindicación, reparación histórica y talento incuestionable que cruza fronteras. Están pasando movidas muy gordas al otro lado del charco y no voy a ser yo quien se las pierda.
1. Cien años de soledad, Gabriel García Márquez.
2. La Fiesta del Chivo, Mario Vargas Llosa.
3. Las niñas del naranjel, Gabriela Cabezón Cámara.
4. Nocturno de Chile, Roberto Bolaño.
5. Nuestra parte de noche, Mariana Enriquez.
6. Pedro Páramo, Juan Rulfo.
7. El siglo de las luces, Alejo Carpentier.
8. Poeta chileno, Alejandro Zambra.
9. Las malas, Camila Sosa Villada.
10. Tengo miedo torero, Pedro Lemebel.
Después de un virus letal que paralizó el mundo y de que la inteligencia artificial se haya hecho con el dominio absoluto de Internet, puede que nunca antes en la historia de la humanidad haya sido tan necesario el escapismo. Porque la realidad le ha pisado los talones a la ficción y porque el género, a pesar de tenerlo descuidado, siempre ha supuesto una pieza fundamental en mi historial de lecturas, 2026 va a ser el año en el que regrese a los territorios más estimulantes de la literatura.
1. Los desposeídos, Ursula K. Le Guin.
2. Herederos del tiempo, Adrian Tchaikovsky.
3. Fortaleza de espinas, T. Kingfisher.
4. Redención en Índigo, Karen Lord.
5. Dune, Frank Herbert.
6. Neuromante, William Gibson.
7. Cita con Rama, Arthur C. Clarke.
8. Ombria oculta, Patricia A. McKillip.
9. Leopardo Negro, Lobo Rojo, Marlon James.
10. Oryx y Crake, Margaret Atwood.
Hace unas semanas, el suplemento Babelia nos sorprendía con el listado de los 50 mejores libros españoles publicados en el último medio siglo, una selección elaborada por más de 100 críticos culturales que viene a instaurar una especie de canon patrio para que nos entretengamos vilipendiando a los elegidos. Como en cualquier lista que se precie, la de Babelia tiene escandalosas inclusiones y aún más escandalosas ausencias. Sin embargo, va a ser la plantilla con la que empiece a tachar ciertos títulos de mi propia lista, la de eternos pendientes, y saldar, de paso, mis cuentas con esa gran olvidada para mí que es la literatura nacional.
1. La escala de los mapas, Belén Gopegui (#47).
2. Camino de sirga, Jesús Moncada (#41).
3. La lluvia amarilla, Julio Llamazares (#37).
4. Juegos de la edad tardía, Luis Landero (#25).
5. La mala costumbre, Alana S. Portero (#23).
6. Olvidado rey Gudú, Ana María Matute (#16).
7. El jinete polaco, Antonio Muñoz Molina (#7).
8. El cuarto de atrás, Carmen Martín Gaite (#3).
9. Crematorio, Rafael Chirbes (#2).
10. Corazón tan blanco, Javier Marías (#1).

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